Abrió los ojos con asombro en cuanto vio al causante del ataque contra Inuyasha, era el mismo hombre que cruzo la calle haciendo que el muchacho sufriera un colapso nervioso y saliera del auto corriendo. Lo miro de pies a cabeza, ciertamente era muy parecido a InuYasha, aunque era un poco más alto que él, si "su" chico le llevaba unos ocho, o, diez centímetros, él le llevaba una cabeza.
-¿Quién, eres tú?-preguntó notoriamente nerviosa.
-Humana, soy Sesshoumaru, el encargado de vigilar a Inuyasha, y te pido, que te alejes de él, lo llevaré de vuelta al recinto.
-¡No!-grito sin medir sus palabras, ni su tono de voz.
-Te atreves a retarme¿humana?
-Sesshoumaru, no la metas en esto, ella no tiene nada que ver-decía InuYasha, levantándose, sujetándose del árbol donde minutos antes se fue a extrellar.
-Oh, por lo que veo, esta "cosa" fue la que te incitó a escapar del recinto-murmuraba mirándola de pies a cabeza.
-¡Ella tiene nombre, y es Kagome Higurashi, y no te permito que le faltes el respeto!-
Se lanzó contra Sesshoumaru, intentando hacerle retroceder, pero fue detenido por su espada. El golpe le había afectado más de lo esperado.
-Aún no tienes la capacidad para derrotarme.
-Eso lo veremos.
Volvieron a batir sus espadas, haciendo salir algunos torbellinos de aire mezclados con corrientes de energía recorrieran el campo de batalla.
-¡Kyyyaa!-resonó un grito cerca de ellos.
-¡Kagome!-
Volteó hacia donde estaba la chica, estaba en el suelo, temblando de miedo y un poco atrás estaba un árbol caído, que seguramente había sido derribado por alguna de las corrientes antes mencionadas.
-¡Sal de aquí, es muy peligroso!-
-¡No me iré sin ti!-
-Que patético…
Aprovechando la distracción del chico, logró darle una estocada, provocándole una herida poco profunda en el hombro izquierdo.
-¡Agh, maldito seas Sessshoumaru!-gritó dolorido.
Él por su parte sólo se limitó a sonreír, mientras que el muchacho se alejaba un poco, sosteniéndose el brazo herido.
-Inuyasha, basta por favor, no sigas peleando.
-Kagome, si no lo hago, regresaré al recinto y no te volveré a ver…nunca.
La chica sólo agacho un poco el rostro, la verdad no deseaba perder al chico de esa manera, pero, si seguía peleando así, podría perderlo de una manera más abrupta y dolorosa.
Escucharon como algo se acercaba, derribando algunos árboles y cayendo pesadamente. Los tres voltearon hacia el lugar de donde provenía aquel sonido. Unas luces se pudieron distinguir en la penumbra.
-Kagome¡cuidado!-
Se lanzó sobre ella, antes de que aquella camioneta la arrollara por la velocidad que traía.
-¡Inuyasha, Kagome!-
-¡Sango, Miroku!-gritaron respondiendo a sus preocupados amigos.
La pareja descendió del vehículo, intentando correr hacia sus amigos, pero entonces notaron aquella extraña presencia y el cambio de su compañero.
-¿Inuyasha, eres tú?-
-Sí Sango, soy…
-Es el Hijo de la Luna.