Sesshomaru estaba listo para ir nuevamente a la Tierra, esta vez iría a la ciudad, tenía la ligera sospecha de que allí lo encontraría. No le importaba cuán él le fuera a rogar, lo traería de vuelta a las buenas o a las malas.
-Bueno, prepárate Inuyasha-dijo mientras comenzaba a desaparecer poco a poco.
Se encontraba profundamente dormido; no estaba conciente de que aún mantenía su forma original; y por esa misma razón, sería más fácil rastrearlo, pues su energía era más fuerte.
-A…Ahome-murmuró entre sueños y moviéndose en las cobijas-.
Estaba parado sobre una rama de un abedul, miraba las luces de la ciudad; tenía una mirada seria y calculadora de lo habitual, agudizo su vista y sentidos y en un rápido movimiento, desapareció.
-Te tengo-murmuro mientras saltaba de árbol en árbol, entrando a la ciudad, manteniéndose invisible para la vista humana-.
Seguía dormido, hasta que entre sueños, un presentimiento le atravesó.
-¡Sesshomaru!-grito levantándose de golpe y dándose cuenta de que aún permanecía en su apariencia normal-¡Maldición!-murmuró y cambio de forma, rogando de que su "nana" no estuviera muy cerca, y cuando se refería a cerca, significaba afuera de la ventana o en la puerta de el casa-.
-Pero que…-dijo Sesshomaru al ya no sentir la presencia del chico-Se dio cuenta-sentenció molesto, estaba tan cerca-De la próxima no te salvas-dijo desapareciendo, pues el amanecer ya estaba próximo.
-¿Lo logre?-pregunto saliendo de entre las cobijas y abriendo las cortinas, no había nadie, al parecer lo había echo justo a tiempo-Por poco, Inuyasha, eres un baka-murmuro mientras volvía a cerrar las cortinas y se metía a la cama-.
No durmió más de media hora antes de que su despertador sonara fuertemente, provocando que le pobre chico de cayera de la cama del susto.
-¡Maldita cosa del demonio!-gritó levantándose e intentando apagar el despertador-¡Porquería¡Apágate de una buena vez!-gritaba agitando el despertador, intentando apagarlo-¡Que te calles!-gritó lanzándolo contra la pared, logando al fin que el silencio regresara a la habitación-Por fin-dijo victorioso-.
Tomo su uniforme y entro al baño, las prisas no eran su costumbre, menos sabiendo que el único reloj que tenía estaba echo añicos en el suelo.
-Hubiera pensado otra forma de callarlo-murmuró cerrando la puerta del baño.
Ahome cepillaba su cabello, había madrugado más de lo normal.
-¿Cómo fui a pensar en "eso" que paso ayer?-pensó algo enojada y sonrojada-Maldito Taisho, casi me besa, pero que ni se haga ilusiones, que yo solo voy a la escuela a estudiar-murmuro dejando el cepillo y tomando su mochila para bajar a desayunar-.
Ya estaban fuera de la casa; ambos caminaban juntos, no decían nada.
-¿Puedo preguntar sobre…?-comenzó a decir Miroku, implorando por que esta vez le dejara terminar la frase.
-NO-respondió cortante, desde que salieron de la casa de Ahome, él le había estado insistiendo para que le contara como le había echo tan rápido para enamorar a dos mujeres en tan solo 2 horas o tal vez menos.
-Pero….-intento decir-.
-Nada, no me preguntes nada, no te responderé, resígnate-le contestando de forma en la cual cualquiera mejor se queda con sus dudas.
-Me terminarás diciendo de cualesquier forma-dijo Miroku en tomo burlón-.
-Sí, como no-le contestó Inuyasha mirándolo de reojo, para después levantar la vista y encontrarse con alguien…que no quería ver.