Dos horas más tarde, de pie junto a la cariátide de la cama en mi habitación, estaba listo para ir a casa. Me habia puesto mi camiseta más corta y unos pantalones negros ajustados. Miré una vez más por gran el ventanal al pequeño pueblo, como un juguete en la distancia.
Entonces me volvi hacia la puerta, el pesado anillo de Emilio en mi dedo, y puse la mano en el pomo.
-Llévame a casa -susurré, y abri la puerta.
A través de la puerta, vi el vestibulo de la casa de mi padre. El cielo del atardecer brillaba calidamente, a través de las ventanas, en las baldosas de color marrón rojizo. A lo lejos, oi las campanadas del gran reloj de pie.
No queria hacer frente a Temo, no queria enfrentarme a lo que le habia hecho. Pero el me necesitaba. Asi que cuadre mis hombros y marché directo.
La puerta se cerró detrás de mi. El reloj marcó imperturbable: la gente gritaba fuera en el patio; el aire olía a polvo, madera.
Mi vieja mucama Ivy salió de una puerta, llevando un montón de toallas.
Me vio, chilló y huyó, dejando caer las toallas con prisa. Era como si hubiera visto un fantasma.
Yo era un fantasma, para estas personas, estaba muerto.
Caminé frente a la puerta de entrada y baje por el pasillo hacia el estudio de Padre, donde di un golpe en la puerta una vez antes de patearla abierta.
-Buenas tardes, Padre-dije-. Tia Florinda, que bueno verte.
Estaban de pie a un lado de la habitación, horquillas saliendo de su pelo y sus ojos fjos en el techo. No era lo más cercano a abrazarse que los habia capturado alguna vez, pero estaba cerca.
Ahora, por supuesto, los dos estaban mirándome y palideciendo. Nunca en mi vida los vi asi de desconcertados y la realización me hizo marear.
-Estoy buscando a Temo. -dije alegremente-¿Está en su habitación?
Luego ambos caminaron hacia mi, tia Florinda para tomar y besar mis manos, padre para cerrar la puerta
-Hijo, ¿qué pasó?-exigió Tia Florinda
-¿Lo hiciste... el esta...?-No-dije-no está muerto o preso. Sin embargo, su consejo fue más que útil, Tia. -Tomé un placer vicioso por el profundo rubor que se extendió por su cara.
Padre la atrajo suavemente hacia atrás de mi. -Entonces haznos un informe ¿Por qué has vuelto?
Me crucé de brazos. -Quiero ver a Temo- Dejó escapar un suspiro de impaciencia.
-¿Ya tienes localizados los corazones de la casa?
-Los cuatro de ellos. No nos servirán de nada. -Abrí la puerta-. ¿Está Temo en su habitación?
-¿Por qué no servirán?-exigió Padre
-Porque toda Arcadia está dentro de la casa del Señor Benévolo. Y el colapso de la casa haria colapsar el mundo.
Los dos me miraron. Las palabras se deslizaron entre mis dientes, rápidas y más rápidas.
-Es un pequeño pensamiento acogedor, ¿verdad? Todos nosotros bajo un mismo techo, incluso el Señor Benévolo. Tú me enviaste a morir apenas al cuarto de al lado.
La mandibula de Padre se aprieta.
-Te he enviado para salvar nuestro mundo-gruñe.
-Soy tu hijo -escupi-. No se te ocurrió alguna vez, por un solo momento, ¿que deberías tratar de salvarme?
-Por supuesto que queria salvarte -dice Padre pacientemente-, pero por el bien de Arcadia..
-No pensabas en Arcadia cuando negociabas con el Señor Benévolo. Y no estoy seguro de que pensaras mucho en Madre, tampoco, porque si realmente la amaras, hubieses encontrado una manera de salvar a los dos hijos que ella tanto queria -Le mostré mis dientes-. O por lo menos no habrías pasado los últimos cinco años acostándote con su hermana.
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Belleza Cruel (Emiliaco)
FanfictionDesde que nació Joaquín a estado comprometido con el malvado gobernante de su reino todo por un trato imprudente que su padre hizo, y desde su nacimiento se a entrenado para matarlo. Sin poder evitar su destino Joaquín arremete contra su familia por...