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Solo un tonto se sentiria a salvo en la casa del Señor Benévolo.

Pero mientras los dias caian en un simple patron, empece a perder mi miedo, cada noche cene con Emilio, sin importar lo que decia, reia y se burlaba de mi a cambio.... pero sin importar que, nunca se enojaba, al final de cada cena, me preguntaba si queria adivinar su nombre, y yo decía que no, entonces a veces me besaba la mano o la mejilla, pero no volvio a besarme en el cuello, ni me siguio a mi habitacion, y aunque a veces era incomodamente consciente del espacio exacto entre nosotros, o de su toque persistiendo en mi piel despues de que el se habia ido nunca sentí la extraña corriente de deseo nuevamente.

Tal vez yo le habia querido solo porque se parecia tanto a Aristóteles me dije eso a mi mismo y despues de un tiempo empece a creerlo.

Dia y noche, era libre para explorar la casa, y me fui por todas partes que pude mi llave abrio casi la mitad de las puertas, me encontre con un jardin de rosas bajo una cupula de cristal, las rosas forman un laberinto en el que siempre me he perdido, y sin embargo, de acuerdo con el reloj cucu en la puerta, yo siempre salia a trompicones de nuevo en exactamente veintitres minutos. He encontrado un invernadero lleno de helechos en macetas y naranjos. El aire estaba cargado con el calido, olor humedo de la tierra. Las abejas zumbaban en el aire, las paredes de vidrio congeladas con la condensacion. Encontré una habitación redonda con las paredes cubiertas de mosaicos de nayades y las olas agitadas, y el aire siempre olia a sal, y no importa por cual camino gire, la puerta siempre está justo detras de mi.

Todos los dias fui a mirar en el espejo para ver a Temo, y la mayoria de las noches que visite el Corazon de Agua al menos brevemente, camine sobre el agua y vi las luces, por lo general Aristóteles tambien se encontraba alli no habia muchas cosas que el estuviera autorizado a decir, pero nos sentabamos en amigable silencio. A menudo el señalaba las luces, a veces me las dio a mi, a veces ellas se tejian en patrones de encaje a nuestro alrededor, en el aire o temblando en la superficie del agua, vi y dije muy poco. En esos momentos, casi podia olvidar mi mision, y yo no sentia odio amargando en mi corazón. Era la unica paz que habia conocido, y yo no queria perderla.

Desesperadamente no queria perderlo. Asi que nunca le di otro beso. De vez en cuando me toco la muñeca o en la mejilla, y luego queria enroscar y entrelazar nuestros dedos, darle un beso y hundirnos en el agua y estar perdidos en la perfecta paz azul. Pero yo no sabia lo que el queria. Y todas las otras veces que habia amado a alguien, se habia torcido en mi corazón. No podia correr el riesgo con el.

En cambio me quede quieto a su lado, mi corazón latiendo rapido pero mi cara tan tranquila como la suya, y solo le lance una mirada de soslayo. Cien veces deseaba poder preguntarle, ¿Por que besaste mis labios? ¿Por que no me besas de nuevo? Pero las palabras siempre quedaban atrapadas en mi garganta: eran demasiado necesitadas, demasiado egoistas, demasiado tontas, y ¿como podria yo pedir mas, cuando ya me habia dado tanto?

Todavia no me sentia seguro de que lo amaba. El amor, del tipo que era sagrado para Afrodita, era algo que nunca me habia permitido pensar mucho. Si tu deseas a alguien, si el te recontorta, si tu piensas que el podria ser la sanguijuela que saque el veneno de tu corazon, ¿era eso amor? ¿O solo la desesperacion?

Cada vez que el nudo de emociones en mi pecho se hizo demasiado fuerte, me levantaba de un salto y practicaba carreras desde el Corazon del Agua a mi habitacion a toda carrera. Cuando llegue el momento, yo tendria que escribir todos los sellos rapidamente, tan pronto como un corazón fallara, Emilio seguramente lo notaria y trataria de detenerme.

Lo conseguire mas rapido. Aprendi a correr por los pasillos y elegir todas las puertas correctas de regreso a mi habitacion, mientras que apenas siquiera miraba, y llegue todavia respirando facilmente. Y una vez que estuve en mi habitacion, lo sulicientemente lejos de cualquiera de los corazones que yo no tenia que preocuparme por una accidental reaccion, practique los sellos, entrenandome para atraerlos no solo con precisión sino con rapidez, hasta que los movimientos se volvieron como una danza.

Belleza Cruel                                    (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora