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HIRAETH — CAPÍTULO X quizás...
26 DE NOVIEMBRE, 1999
Las fiestas estaban cerca: Nochebuena, Navidad, fin de año... Los centros comerciales muggles ya empezaban con su decoración, y en las calles miles de luces inundaban con un ambiente navideño. Los niños ya mandaban sus cartas al Polo Norte para que Santa las leyera y mandara lo que deseaban. Y los Weasley no pensaban quedarse atrás.
—¡No puede ser que aún no pusiéramos nada navideño! — se quejó Lily observando el salón.
—¿No podemos hacer como el año pasado? No decoramos nada...
—George, el año pasado fue un poco... especial, por así decirlo — explicó Molly.
—No creo que algo de decoración le venga mal a la casa — opinó Arthur.
—¡Exacto!
—Genial — sonrió Lily —. ¿Dónde están las decoraciones?
—Arriba, en el desván — indicó Molly.
—¡Vamos, Georgie! — animó.
El pelirrojo bufó, ya siguiendo a su amiga escaleras arriba.
Al llegar al desván, ambos tosieron más de un par de veces. Pues era una habitación desordenada a lo alto de La Madriguera.
—¿Cuánto hace que no se limpia esto?
—Mejor que no lo sepas — contestó el Weasley.
—Genial, a buscar las decoraciones entre toda la mierda.
—Empieza tú — dijo George sentándose en una vieja silla de madera en una esquina de la habitación.
—Gracias, Georgie — dijo con ironía.
Lily comenzó a rebuscar entre cajas y bolsas hasta intentar encontrar esas benditas decoraciones.
—¡Eh! Mira que he encontrado — dijo ella girándose hacia George con una gran sonrisa.
—¿Qué pa... — fue interrumpido por el estruendo que causó la pequeña silla de madera en la que estaba sentado al romperse — ¡Joder! Estas cosas nunca aguantan.
La rubia no podía parar de reír.
—¡Lily! ¡No te rías! — sollozó levantándose de su asiento y dirigiéndose hacia su amiga — Bueno, qué me decías?