Hiraeth ↣ [𝚐.𝚠.]

-𝖙𝖜𝖊𝖓𝖙𝖞-𝖙𝖜𝖔: 𝘸𝘪𝘭𝘭 𝘶 𝘴𝘵𝘢𝘯𝘥 𝘣𝘺 𝘮𝘦?

HIRAETH — CAPÍTULO XXII
te quedarás conmigo?

28 DE NOVIEMBRE, 2004

Era otra mañana cualquiera en la casa Weasley-Lupin. El primer embarazo de Lily transcurría bastante avanzado, pues apenas quedaba una semana para cumplir los nueve meses antes de salir de cuentas.

Ella llevaba una mala noche, pues el bebé no paraba de dar patadas fuertemente, ya estaba impaciente por salir al mundo.

—¿Segura que aguantas las contracciones? — le preguntó su esposo a Lily, que tras desayunar había decidido sentarse en el sofá con su hermano pequeño.

—¡Claro, Georgie! Se ve que estás impaciente por ver a Fred. Ya te dije al principio del embarazo que no iremos al hospital hasta que rompa aguas. Mira, parece estar muy sano — dijo ella agarrando la mano de George y posándola sobre su vientre.

George desviaba la mirada entre los ojos de su mujer y el bebé aún en la barriga. Embobado por lo enamorado que estaba de ambos. Más Lily no despegaba los ojos de la mirada de su esposo, la cual le hacía sentir mejor a cada segundo que pasaba junto a él.

—¿Fred va a ser guapo? — interrumpió Teddy expectante a la escena. Ambos rieron por la ternura que el pequeño les causaba.

—Claro que si — dijo Lily.

—Cuando Freddie nazca, tendrás que ejercer de hermano mayor, Edward — informó George.

—¿Como Lily conmigo?

—Sí, como Lily contigo.

—Entonces le protegeré muuuuucho — sonrió el niño.

—Claro que sí — dijo George revolviéndole el pelo al niño de seis años antes de levantarse para recoger los trastes del desayuno.

—¡Ay! — se quejó Lily tras una contracción.

—¿Estás bien, Lil? — preguntó Teddy.

—Si, si. No te preocupes. Es solo el bebé de nuevo dando patadas.

—¿Entonces por qué te has hecho pis? — dijo él señalando un charco de agua a los pies del sofá.

—Mierda, ¡George, ya viene!

—¡Por Merlín! — dijo cogiendo rápidamente el teléfono fijo muggle que habían instalado hace poco para llamar a sus amigos Lee y Angelina — ¡Angie! ¡Fred va a nacer! ¡Casa! ¡Teddy! ¡Ahora! — no podían dejar al pobre Edward solo en casa — ¡Gracias! — y colgó el teléfono para ir a por el equipaje para el hospital.