Hiraeth ↣ [𝚐.𝚠.]

-𝖘𝖊𝖛𝖊𝖓𝖙𝖊𝖊𝖓: 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭𝘭𝘺

HIRAETH — CAPÍTULO XVII
finalmente

16 DE JUNIO, 2000

—Bueno, creo que oficialmente... ¡La fiesta de reapertura de Sortilegios Weasley ha dado comienzo!

Había gritado George, desde lo alto del segundo piso. El local había sido insonorizado para poder dar una de las mejores fiestas de Diagon Valley. Un montón de bebidas y aperitivos yacían en mesas repartidas por toda la tienda. Fueron invitados amigos, familiares, conocidos, hasta fanáticos de la tienda y sus productos. Y Lily.

—Por Merlín, ¡ha quedado genial! — dijo está acercándose al pelirrojo

—¡Lo sé! Ha merecido totalmente la pena. Ojalá Freddie estuviera aquí para verlo.

—Le encantaría — hubo un momento de silencio —. Seguro que los nuevos productos tienen mucho éxito.

—Eso espero — suspiró.

—Vamos, hermanito. Arregla esa cara — Ron Weasley apareció a su lado —. ¡Te harás rico!

—Ojalá.

Lily tomó un buen sorbo de su vaso de cerveza.

—Como bebas mucho, las apariciones a casa saldrán mal — rió.

—Preocúpate de quién nos aparezca en casa no seas tú.

La fiesta estaba muy animada. Gente bebiendo, quizá bebiendo demasiado... Bailando al ritmo de la música que habían elegido.

Lily interrumpió la fiesta con un hechizo de amplitud al volumen de la voz.

—¡Hola! Uhm... quería dar un pequeño discurso. Me gustaría pedirles a todos que ignoren las cuatro copas que llevo ahora mismo encima, no suelo ser así — se escucharon risas —. Solo quiero decir que, Merlín Georgie estoy súper orgullosa de ti. Has seguido adelante cada día a pesar de los obstáculos que te han podido frenar. Pareces invencible, eres invencible. Tengo muchas expectativas con este "nuevo comienzo" y sé que todo irá adelante — lo buscó con la mirada —. Te amo, Georgie.

Todos aplaudieron con ganas, parecían estar se acuerdo. Lily se comenzó a marear y logró sentarse, probablemente por el alcohol o los nervios del discurso y haberlo dicho.

«Te amo».

Merlín, que bien sonaba con el nombre de George al lado.

—Yo también — dijo George sentándose a su lado. ¿Acaso le estaba leyendo la mente?

—¿Qué?