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10:25 hrs.
Loki despertó, sintiendo los rayos de sol sobre su rostro, siempre se les olvidaba cerrar la maldita cortina de la habitación, pronto su mirada se fijó en su amada, quien dormía plácidamente a su lado ; su presencia le transmitía una paz inexplicable. Aún estaba muy contento de que la chica le diera el sí ante su propuesta de matrimonio improvisada, se acercó a ella y plantó un beso en su frente, haciendo que despertara.
—Buenos días, futura esposa.
La chica, aún adormilada sonrió ante las palabras del asgardiano, abrió lentamente sus ojos y le dio un dulce beso en los labios.
—Buenos días, futuro esposo.
—¿Cómo te sientes? —preguntó ojeando su cuerpo.
—Aún tengo un poco de dolor en el cuello, quisiera que Banner me revisara. —respondió.
—Pues vamos a vestirnos y bajamos, así puede revisarte... —le acarició la mejilla— Aunque hoy ya tienes un semblante más vivo.
Ella le dio un asentimiento y se levantó de la cama, cubriéndose con una sábana, caminó hasta el baño, abriendo la ducha, mientras esperaba a que se calentara, se quitó la sábana y procedió a retirar los vendajes y las gasas de su cuerpo y rostro; luego, se dio una examinada, algunas heridas ya no se veían tan horribles como antes, como las de sus piernas y rostro que comenzaban a cicatrizar, pero su cuello y brazos, que fue donde recibió mayor ataque aún se veían bastante deteriorados, se tocó el cuello, y pronto su mirada transmitió tristeza. Su mente se centró en el joven Loki, había perdido totalmente lo que le hacía feliz, que era ella, estaba perdiendo la cordura y se estaba sumergiendo en un pozo de tristeza y desesperanza, no encontraba forma de ayudarlo, porque no tenía una razón válida para darle y que fuera feliz.
—Cariño.
La Stark se sobresaltó, el pelinegro estaba detrás de ella, con una sábana cubriéndole la cintura.
—¿Qué sucede? —dijo, retomando su postura.
—¿Estás bien? Llevas viéndote al espejo de forma extraña unos diez minutos.
—Sí, es sólo que se ve algo tenebroso y feo.
Pronto su amado le dio un beso en el hombro.
—Es algo temporal, no tienes que preocuparte por eso, verás como en unos días estás totalmente recuperada... Aún así, yo te veo igual de hermosa.
Eso le sacó una sonrisa a la chica, quien se volteó y lo abrazó por el cuello.
—¿Te quieres duchar conmigo? —preguntó coqueta.
—Por supuesto, como me negaría.
La ducha duró más de lo que debería ser normal.
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