Siempre volveré [Loki Laufeyson] (en edición)

[41. Estadía en New York]

Dos semanas después.
Aeropuerto, 17:00 hrs.

Luego de cuatro semanas en su luna de miel, la pareja decidió que era hora de volver a Nueva York y quedarse a vivir en la torre por un tiempo.

Durante todo el día y durante todo el vuelo ambos se mantuvieron muy callados, puesto que la noche anterior habían tenido una discusión.

*Flashback*

Habían vuelto de una fiesta que el hotel había realizado para las personas que allí se hospedaban, ___ estaba bastante irritada puesto a que su esposo armó un escándalo porque un hombre estaba coqueteando con ella y lo golpeó hasta romperle la nariz, a veces le molestaba lo exageradamente celoso que era el hombre.

Entró a la habitación y soltó la puerta, haciendo que el pelinegro que iba tras ella se golpeara y soltara un gruñido.

—¿Qué diablos te pasa, mujer? Iba detrás de ti.

—Cállate, imbécil. —escupió molesta.

Loki arqueó ambas cejas.

—¿Perdón? —preguntó con un tono molesto.

—¿Lo que escuchaste.

El dios soltó una risa sarcástica.

—O sea, tú vas con un tipo que claramente tiene intenciones fuera de lugar, ¿y luego soy yo el culpable?

—Yo no estaba haciendo nada, Loki... ¿Siempre tienes que pensar que soy yo la que se insinúa?

—Después de tantas veces, al parecer lo haces de aposta.

—Es increíble que puedas ser tan idiota.

Se dirigió a la puerta, pero los fuertes brazos de Loki la detuvieron.

—¿A dónde crees qué vas? —preguntó en un tono peligroso, pero la chica ni se inmutó.

—A un lugar lejos de ti. —respondió mirándolo desafiante, en ese momento el hombre la estrelló contra la pared— ¿Qué crees que ha...?

Fue interrumpida por un brusco beso de parte de su esposo, que pegó su cuerpo al de ella para evitar que esta se fuera, pero esta vez la mujer le dio un rodillazo en el estómago haciendo que se separara.

—NO, esta vez no. No puedes decirme o insinuar que soy una zorra cada vez que se te pegue la gana y luego venir a quitarlo todo con besos y sexo. —dijo molesta y luego de eso salió del lugar para no escuchar más al ojiazul.