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La despedida.

Tony Stark se encontraba en el laboratorio junto a su amigo y compañero de equipo Bruce Banner, ambos individuos tratando de hallar una forma de dar con el paradero de la hija del millonario, quien llevaba días desaparecida por culpa de la prometida del Dios del engaño, quién al verse acorralada optó por escapar sin dejar rastro.

Thor al enterarse de la situación se arrepintió al instante de haber hecho parte de aquel tratado junto a su padre, debió haber ayudado a su hermano desde el primer instante, porque el sabía perfectamente que a la que amaba en realidad era a aquella jovencita de ojos color café y sonrisa sincera, la cual le brindó su ayuda muchísimas veces y logró ganarse su cariño con su autenticidad, no podría haber mejor opción para Loki que ella, y eso era algo que debió haber defendido de Odín hace mucho tiempo.

Pero no lo hizo, y estaba profundamente arrepentido de ello.

El rubio entró al laboratorio donde se encontraban los dos individuos ya mencionados, quienes al notar su presencia detuvieron lo que se encontraban haciendo.

—¿Alguna novedad? —preguntó, a su vez que extendía dos tazas de café que amablemente había traído para los dos hombres.

El castaño atinó a negar con la cabeza, con pequeñas lágrimas saliendo de sus ojos.

—Tengo miedo de no volver a ver a mi hija nunca.

Banner y Odinson se miraron entre ellos con expresiones de lástima, no era un secreto para nadie que el portador de la armadura de Ironman estaba sufriendo por la pérdida de su hija, desde el momento en que fue arrojada por ese portal no ha descansado hasta poder encontrar una forma de recuperarla, tenía ataques de pánico constantes y nunca habían notado que dejara de llorar, la situación era horrible para él, ya que Andrea era la única familia que le quedaba si apartaban a Pepper Potts del asunto.

Al mismo tiempo y fuera del complejo se encontraba Loki, otro que tampoco había podido conciliar el sueño desde que su ex novia y amor de ensueño había sido arrebatada de sus manos por su maniática prometida, hubiera podido acabar con ella por sus propias manos, pero la mujer fue astuta en escapar cuando tuvo la posibilidad, dejando a su vez sin alguna respuesta de cómo recuperar al amor de su vida.

Por más de que él, Tony o el resto del equipo buscara alguna solución a este grave problema, no conseguían nada, y continuaban corriendo en círculos infinitos con un sufrimiento que parecía no acabar. El pelinegro se sentía terriblemente culpable, ya que al no haber tomado sus propias decisiones, permitió que su padre lo enredara en sus artimañas y lo encadenara a un matrimonio en el que no sería feliz, y cuando quiso escapar de este, fue demasiado tarde, involucrando así a la menos responsable de ello, la cual sin dudas era la hija de Anthony.

Sólo deseaba volver a verla, que estuviera sana y salva, incluso si ella no quería volver a tenerlo en su vida o involucrarse con él nunca más. Soltó un suspiro frustrado que pareció más un sollozo al imaginarla en peligro, o mucho peor, probablemente muerta.

Pero antes de que siquiera pudiera pensar en la posibilidad de su muerte en otra realidad, repentinamente la aparición de un portal se hizo presente, alarmándolo al instante, sin embargo, no se quedó de pie sin hacer nada, ya que rápidamente se posicionó en combate, imaginando que podría tratarse de algún enemigo o incluso de la propia Sygin, y de ser así, acabaría con esto de una vez por todas.

Los demás fueron alertados del suceso, por lo que no dudaron en salir y llegar al lado del ojiazul, pero en ese momento Tony bajó la guardia al reconocer a una figura femenina atravesando el portal.

—Tony —le llamó Steve en advertencia, al ver cómo el hombre se aproximaba al portal.

—Espera.

Siempre volveré [Loki Laufeyson] (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora