Mis ojos observan cada rincón de mi habitación, llevo quizás una media hora despierta sin nada que hacer mientras que en mi mente pasan mil cosas a la vez. Si antes no me sentía tan confiada ante los chicos ahora estoy peor después de descubrir esa placa policial en casa de Matias. Estiro cada parte de mi cuerpo colocándome en una posición rara que abarca toda mi cama, subo mis brazos intentando llegar al techo lo que es algo imposible, observo mis uñas largas sin pintar y al apretar las manos en puños veo como mis nudillos sobresalen. Salgo de la cama para ir al baño y alistarme.
***
-Yo iré donde Freddy-exclamé-. Samantha, tu vienes conmigo-ordené. Hoy seria un día de limpieza y lubricación de todas las armas al igual de que es el día en el que empeñamos todas las joyas obtenidas de un plazo de dos meses. Freddy es un señor, quizás unos sesenta años, que pide toda nuestras joyas y a cambio nos da mucho mas dinero del debido, el esta en el negocio de las drogas y todas esas cosas que ya antes nos han ofrecido y nosotras rechazamos muchas veces ya que para eso no llegamos a donde estamos ahora.
Helena, Valentina y Mary se quedarían limpiando todas las armas, el trabajo mas fastidioso de este mundo y mas cuando son mas de diez armas. Sacamos un saco con joyas robadas hace mas de un mes y salimos. El camino hasta donde se encuentra Freddy es extremadamente largo desde donde vivimos, se encuentra en un almacén alejado de la cuidad que ya se encuentra fuera de servicio según la policía, ilusos.
El almacén se encuentra en perfecto estado aunque por fuera parezca que no ha sido visitado en años, ya saben "lo que importa es lo de adentro", no necesitamos algún arma ya que todos los miembros nos conocen y respetan, somos como las sobrinas de Freddy que siempre quiso tener pero no pudo debido a que mato a su hermano unos meses después de involucrarse en este mundo. Freddy nos contó que el conocía a nuestros padres y los ayudaba incluso a conseguir armas, en ese entonces era mucho mas joven.
-¿Como va todo por aquí?-pregunté llamando la atención de la mayoría. En dos meses todo cambia mucho, habían caras nuevas nunca antes vistas pero una que nunca cambiaría seria la de Freddy. Había tomado la delantera para saludar primero mientras que Samantha sacaba la mercancía.
Mientras caminaba hacia la oficina siento un ardor en mi espalda y es ahí cuando caigo en cuenta que me habían golpeado. Giró para ver a una pelirroja en actitud de golpearme de nuevo, me muevo rápidamente para no recibir el golpe en la mandíbula que había lanzado, no tenia muchas ganas de pelear pero la chica al parecer si.
-¡No te metas con ella!-gritó un chico, sonrió inconscientemente mientras miro a la pelirroja a los ojos, que además de su cabello sus ojos también están rojos, deberían ponerle normas a estos chicos.
-¿No sabes quien soy, cierto?-pregunté luego de quitarme para no recibir una patada en el estomago.
-No me importa quien seas-respondió.
-Te diré algo, si vas a meterte con la primera persona que se cruce en tu camino procura que esa persona no sea mejor que tu...-dicho esto mi puño conecto directamente con su mandíbula.- Es decir, no digo que sea mejor que tu solo que llevo varios años en esto-una patada fue a parar directo a su estomago haciendo que cayera al piso.
-Que linda chica-conocía esa voz donde sea, Freddy.- Te vi desde que llegaste, solo que me gusta verte en acción-exclamó con una sonrisa mientras caminaba hacia el con los brazos extendidos para un abrazo.
-¡Es mio!-exclamó Samantha mientras venia corriendo hacia nosotros con la mercancía. Por eso siempre vengo de primera. Al soltar el saco con la joyas unas pocas de estas salieron y cayeron al suelo. Las bocas de la mayoría cayeron y algunos de los miembros viejos ya acostumbrados a nuestra visita solo sonrieron.
-¡Cierren las bocas idiotas!-gritó Freddy, para tener su edad tenia mucha vida de sobra-. Y disculpa a mis miembros nuevos-dijo mientras señalaba a la pelirroja que aun estaba sentada en el piso aguantando su mandíbula.
-No se caerá, puedes quitarte la mano-dije con un tono de ironía. Sé lo que dolían esos golpes así que la entendía pero ella me golpeó así que no me importa-. Deberías ponerles normas, Fredd-dije mientras señalaba sus ojos.
El se acercó para ver de que hablaba.-Te quiero en mi oficina en cuando estas chicas se vayan-ordenó.
-¡Lucas, lleva esto en mi oficina!-exclamo el jefe señalando nuestra mercancía.
-Ya sé porque le puse ese nombre a mi perro-bromee. Lucas era un gran amigo de confianza, solo que no sabia ni nuestros nombres, ni direcciones, ni nada de nosotras, solo Fredd sabe quienes somos, solíamos venir mucho antes solo para hablar con Lucas. Freddy nos obligó a hacer eso aunque estuviéramos en su almacén ya que no se sabe quien puede ir y meter la pata, cosa que es cierto.
-Yo le pondría tu nombre a mi serpiente, si tan solo lo supiera-dijo con una bonita sonrisa. Lucas tenia unos ojos tan azules que me hacia sentir mal y su cabello era color marrón claro.
-¿Tienes una serpiente como mascota?-preguntó Samantha.
-¡No! ¡Y tampoco sus nombres!-reímos mientras íbamos caminando a la oficina.
***
-Les doy tres grande-dijo Freddy. Hablábamos de la suma del dinero que nos iba a dar por las joyas.
-Le puedo romper la cara a Lucas de tres grandes maneras-respondí.
-¿Por que a mi?-preguntó Lucas.
-Por que a el lo queremos-respondió Samantha sonado obvia.
-Cuatro-exclamó Freddy.
-Hecho-respondimos Samantha y yo al mismo tiempo.
-¿Cuatro grandes maneras de romperle la cara a Lucas?-preguntó Freddy mientras sonreía.
-¡Tambien!-ambas gritamos.
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Besos negros.
Mystère / ThrillerCinco mejores amigas de la infancia, cinco chicas expertas en robos, Valentina Favreu, Mary Jane Mayer, Samantha Monroe, Helena Graham y Alice Smith. Prácticamente hermanas. Viven sus vidas tratando de pasar desapercibidas entre tantas personas, co...