Desperté tarde debido a salir del hospital a media noche, hoy sería la fiesta de Mary Jane en una de las mejores club nocturnos de Hawton. No me animaba mucho ya que tenia que estar en muletas por no poder apoyar el pie al piso debido al dolor. Intento distraerme con el teléfono y al ver que tengo muchos mensajes me asombro un poco.
-Salimos a comprar cosas para la fiesta.
-No llegamos hasta la tarde.
-No camines mucho para que no te canses.
-¿Quieres que te llevemos algo?
-Tengo hambre, supongo que tu también te llevaré el desayuno.
-Paso por ti en quince minutos.
-Olvídalo no te llevaré nada.
-Llevo un minuto y dos segundos esperándote al frente de tu casa.
Me sorprendí con el ultimo mensaje ya que si fueran las chicas estuvieran aquí. Antes de poder responderle algún mensaje a Samantha o Helena que eran las responsables de los mensajes recibí una llamada. Nathan.
-¿Donde estas?-preguntó apenas respondí, ¿donde quedo la dulzura?
-En mi cama con un pie malo-al decir esto sentí que se sintió mal por tratarme así.
-¿Y no piensas salir?-preguntó algo apenado.
-Las chicas me mandaron un mensaje que iban a pasar por mi pero no lo sé-.
-Yo te mande ese mensaje y llevo dos minutos y cuarenta segundos esperándote-lo escuché suspirar.
Corté su llamada y literalmente corrí hasta mi closet, saqué uno de mis típicos vestidos y me lo coloqué. Dirán que soy una sucia persona por no bañarme pero la verdad es que no puedo bañarme sin ayuda de alguna persona y eso me llevaría una hora mínimo.
Agarré mis muletas y bajé o mas rápido posible, abrí la puerta y ahí estaba Nathan recostado de su carro.
-¿A donde me llevaras?-pregunté mientras intentaba llegar al carro.
Nathan abrió la puerta y me ayudo a sentarme pero no respondió.
-¿A donde vamos?-volví a preguntar.
-Hola Alice, ¿como estas?-ignoró mi pregunta.
-Necesito comer o moriré-respondí.
-Iremos a comer-dijo Nathan.
Pasamos por lugares que nunca había visto en Hawton, estuvimos unos treinta minutos en una carretera pero no me molestaba ya que los alrededores eran simplemente hermosos. Llegamos a un restaurante.
-Esto no es desayuno-susurré.
-No es mi problema que te despiertes a las doce de la tarde-dijo con una voz firme. Nathan tenia un problema o yo estoy loca. Primero me trataba con la persona mas maravillosa de su vida y ahora solo soy una mas del montón. Nadie debería hacerme enojar.
-Si tienes algún problema no lo vengas a pagar conmigo-dije elevando un poco la voz. Intenté salir del carro con mis muletas y me adentré al restaurante. Seguí caminando hasta una de las mesas del fondo, me senté y espere a la mesera, no esperaba a Nathan, es mas, ya no me importa si viene a sentarse. Nadie debería tratar a nadie mal solo por tener un mal día.
-Buenas tardes, ¿Ya sabe que va a ordenar?-dijo una chica, parecía muy joven para trabajar de mesera pero no juzgaré. Asentí.
-Quiero una hamburguesa de pollo con queso extra y una soda-pedí. Nadie arruinaría mi día.
-Enseguida se lo traigo-dijo la chica y asentí.
Intenté distraerme y no pensar en Nathan, aunque quizás se encontraba a unos metros de mi. A los segundos un Nathan arrepentido se sentó al frente mio. No lo miré, intentaba no hacer contacto visual, no quería ver esos ojos verdes que tanto me gustan.
-Lo siento-susurró. Solo asentí.
-No me gusta pagar los platos rotos de alguien mas-dije luego de unos minutos.
-Los chicos son los causantes de los platos rotos, hoy peleamos-dijo.
-¿Golpearon a alguien?-pregunté.
-Creo que a Matias, yo me fui de la casa antes de que empezaran los golpes-.
-Pobre Matias-dije. El mas cuchi no debería recibir golpes.
-Si lo golpearon es porque el empezó, pero tranquila, seguro Jhon separó a todos-dijo seguro.
-¿Y tu eres el cobarde que huye mientras todos pelean?-lo miré a los ojos mientras sonreía.
-Oh cariño, soy de los que salen porque si peleo ocurren cosas muy malas-regresó mi Nathan, el cariñoso.
Fuimos interrumpidos por la mesera que trajo mi orden y mientras escribía la orden de Nathan se lo quería comer con la mirada.
-¿Que cosas malas?-pregunté retomando la anterior conversación mientras que empezaba a comer mi hamburguesa.
—Sangre, sangre y mas sangre-juró que cuando escuché eso mis pupilas se debieron dilatar. Cuando peleo y veo sangre solo quiero ver mas sangre. Soy como un tiburón con su presa, entre mas sangre mas ataco.
Se pasaron casi tres horas comiendo y hablando de estupideces. Me había olvidado completamente de la fiesta de mi mejor amiga y aun tenia que pasar por la casa a arreglarme ya que debía estar tres horas antes en el lugar para ayudar, aunque con mi estado físico no podía hacer nada.
-¿Que hora es?-pregunté a Nathan.
-La una y media-respondió. Pensé que había pasado mucho mas tiempo. Esperen. Si me desperté a las doce y conducimos casi media hora, además de las horas hablando que tenemos aquí es imposible que sea esa hora.
Saco mi teléfono y observó la hora. Van a matarme.Cuatro y media de la tarde. Nathan tiene la hora muy mal. Quiero agarrarlo por el cuello y asfixiarlo, luego veo lo hermoso que es y que no tiene ni idea y se me pasa.
-Nathan-intente tener una voz normal.- Son las cuatro y media de la tarde-terminé.
Tengo que estar en media hora en el club para ayudar, la fiesta empieza dentro de tres horas y media. No tengo ropa. Tengo que pasar por casa. Nathan tiene que pasar por su casa. El club queda a media hora. Definitivamente van a matarme, lo peor de todo, no he felicitado a mi mejor amiga y no pienso hacerlo por teléfono.
-Lo sabia, solo quería pasar mas tiempo contigo-dijo. Muero de amor ahora mismo aunque por fuera solo muestre una sonrisa.
-Ahora que quieres ser el dulce de antes tenemos que movernos rápido-dije mientras agarraba mis muletas. Hace unos minutos habíamos pagado la cuenta, solo faltaba irnos.
Salimos en el auto con destino a mi casa, duramos un poco mas de tiempo de lo que nos tomo ir al restaurante. Yo solo pensaba que no quería morir hoy por culpa de mis amigas. Al fin llegamos a mi casa.
-¿Me dejas arreglarme en tu casa?-preguntó Nathan mientras estacionaba el carro.
-¿Y tu ropa?
-En la maleta del auto-respondió con una sonrisa.
Nos adentramos a la casa y por alguna extraña razón mi mamá no estaba, eso me ponía un poco nerviosa. Si luego llegaba y me veía con un chico y la casa sola no pensaría cosas bonitas. Deje a Nathan en el cuarto de huéspedes y le indique donde quedaba el baño mientras intentaba caminar rápido con la muletas a mi cuarto. Observé en la cama un vestido de lentejuelas rojo y algunas cosas para maquillarme además de unos tacones, al lado de cada cosa había una nota.
-Este es tuyo, te esperamos-decía la nota encima del vestido, escrita por Helena.
-Lo siento pero teníamos que reírnos de algo-decía la nota al lado de los tacones, mis amigas burlándose de mi desde tiempos inmemorables.
-Te mataré, en serio te mataré-decía una nota en mi almohada, la letra era de Mary. No la he felicitado, soy la peor amiga. Y debía apurarme si no quería quedar mal al frente de los amigos que no habíamos visto en años.
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Besos negros.
Misteri / ThrillerCinco mejores amigas de la infancia, cinco chicas expertas en robos, Valentina Favreu, Mary Jane Mayer, Samantha Monroe, Helena Graham y Alice Smith. Prácticamente hermanas. Viven sus vidas tratando de pasar desapercibidas entre tantas personas, co...