—Wow... —Es lo único que puedo decir, estoy alucinada, todo es inmenso, se ven edificios en los costados y a lo lejos un edificio más grande que los demás.
—El edificio del fondo que ves allá —dice señalando el edificio grande en el que me he fijado. —Es la residencia para los estudiantes, debes dirigirte hacia allá y registrarte.
Me despido de la amable mujer y emprendo mi camino hacia la residencia. Estoy tan distraída observando los edificios que no me fijo en dis chicas que vienen corriendo. Chocamos las tres y literalmente rodamos por el suelo del parque.
—Ahh. —Nos quejamos las tres al unísono. Me levanto con cuidado y recojo las maletas que están tiradas a unos metros de mí.
—Lo siento mucho —Se disculpa una de las chicas; es de cabello castaño claro lacio y ojos de un color entre gris y verde.
—Sí, perdón, es que veníamos tan rápido que no te vimos —me dice la segunda chica; que es de tez morena, cabello rizado bastante largo de color castaño oscuro y ojos café; ambas chicas son muy bonitas.
—Oh tranquilas, yo igual venía muy distraída.
—Soy Thalia y esta pequeña a mi lado es Sara —dice la chica de cabello rizado apuntando a la chica de ojos claros.
—Yo soy Alejandra —digo tratando de acomodar la maleta que aún está en el suelo.
—¿Te diriges a la residencia? —Asiento. —Nosotras vamos para allá también, vayamos juntas —dice Thalia y caminamos hacia la entrada de la residencia.
—¿Y por qué corrían chicas? —Les pregunto.
—Ohh, verás, es que tuvimos un pequeño percance, y cuando digo pequeño quiero decir literalmente pequeño —dice Thalia sacando un pequeño perro chihuahua de su bolso.
—Aww que hermoso —digo acariciándolo —Pensé que no se podrían tener perros en el campus.
—Pues sí, ese es exactamente el problema —dice Sara. —Estamos sentadas tomando un descanso después de recorrer parte del campus y Cuco aprovecha para escaparse, estamos un buen rato buscándolo, hasta que lo encontramos, pero cuándo estamos por guardarlo un guardia nos pilla y tenemos que correr para que no nos alcance.
—Es que no puedo permitir que me quiten a mi Cuco —dice Thalia abrazando, bueno, más bien estrangulando al pobre Cuco, que lucha por zafarse de su abrazo.
—Bueno, si quieres conservarlo creo que deberías guardarlo ya, por ahí vienen dos guardias —digo señalando a dos guardias que vienen en nuestra dirección.
—Apresurémonos en entrar al edificio —dice Sara ayudando a guardar a Cuco en el bolso de Thalia.
Caminamos a paso rápido hasta entrar en el edificio. En la recepción se encuentra una señora mayor que nos da las llaves electrónicas para nuestra habitación, Thalia y yo quedamos juntas en el misma habitación y Sara en otra, pero logramos convencer a la señora para que la cambie de lugar y poder quedar las tres juntas.
Subimos hasta el 4to piso, donde se encuentra nuestra habitación; es grande y muy bonita, tiene una litera y una cama personal, tres escritorios, un baño y un gran armario para nuestra ropa.
—¡Me pido la cama personal! —Casi gritando Thalia se lanza hacia la cama, y yo aprovecho y corro hacia la parte de abajo en la litera.
—¡Yo duermo aquí! —digo acostándome en la cama. Sara suspira derrotada.
—Eso no es justo, estaba distraída —dice Sara haciendo puchero, suspira derrotada al ver que no cambiamos de opinión.
Empezamos a deshacer las maletas mientras hablamos, de varias cosas, entre ellas: de dónde somos y qué estudiaremos. Thalia es de aquí de Madrid y Sara de México igual que yo, las tres vamos a estudiar Química, es un alivio que seamos del mismo curso todas.
—¿Y por qué estas becada si eres de aquí? —Pregunto con curiosidad.
—Bueno... en realidad estoy en esta universidad porque una de mis primas estudia aquí y me contó que hacen las mejores fiestas y muy seguidas, pero si no estoy becada no podría asistir, así que les conté a mis padres que quería estar becada y ellos encantados aceptaron pagar la beca, obviamente no saben mis verdaderos motivos, ellos creen que estoy aquí para poder dedicar más tiempo al estudio. —Termina de decir con una sonrisa diabólica en el rostro.
—No sé cómo te gusta estar aquí encerrada, si no fuese porque estoy en otro país no viviría en el campus ni aunque me pagasen —dice Sara jugando con Cuco. —Yo no soy de ir a fiestas, nunca me han gustado.
—Ya cambiarás de opinión. —Le responde guiñándole un ojo. —¿Y a ti Alejandra, te gustan las fiestas?
—Me puedes decir Ale, y sí, me encantan las fiestas, de hecho aún estoy un poco decepcionada, hoy era la fiesta de cierre de verano en mi ciudad pero por venir no asistí —digo haciendo puchero.
—Oh, por eso no te preocupes, he escuchado cuando veníamos que mañana en la noche habrá una fiesta, precisamente para finalizar las vacaciones.
—¿En serio? Sí que son rápidos aquí con las fiestas —digo sorprendida y feliz. —Pues no podemos faltar. —Thalia asiente entusiasmada y Sara rueda los ojos pero luego los abre de par en par.
—Oh nonono —dice en un intento por detener al perro de Thalia que está levantando una patica en dirección a los jeans que hay en el piso. —¡Cucooo! —Grita al ver que empieza a orinar encima de ellos. —¡Eran mis jean favoritos! —Se queja lloriqueando.
Thalia y yo estallamos en risas al ver su cara; ella trata de mantenerse seria pero no puede y termina uniéndose a nuestras risas. Estas chicas me caen bien, estar aquí no será tan malo como pensé.
ESTÁS LEYENDO
Cambio de Planes©️✔️
Teen FictionAlejandra es una chica de 18 años, terminó la preparatoria y tenía pensado ir a una universidad que estuviese cerca de su casa para estar junto a su madre, pero sus planes se ven destruidos al saber que ha sido aceptada en una gran universidad... ¿E...