EPÍLOGO

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TRES MESES DESPUÉS
(NAVIDAD)

—¡Alejandra! —Llama mi madre desde la cocina.

—¡Ya voy mamá! —digo terminado de vestirme.

Bajo las escaleras de la casa y llego hasta donde se encuentra ella.

—Necesito que vayas a la tienda, por algunas cosas que olvidé comprar.

Tomo la lista que me entrega y salgo camino a una tienda que está cerca de aquí. Voy andando por las calles de mi barrio; no dejo de pensar en Diego y lo que pudo haber sido de estas vacaciones; tantos planes que teníamos, conocería a sus padres y él a mi madre, estaríamos juntos disfrutando de estos días. Mis ojos se cristalizan e intento dejar de pensar en eso.

Entro a la tienda y comienzo a buscar lo que necesito. Luego de veinte minutos ya tengo todo en la bolsa y voy de regreso a casa.

—¡Mamá, ya estoy aquí! —Exclamo al llegar y cierro la puerta detrás de mi.

—Pasa hija, estamos en la cocina, tenemos visita. —Ruedo los ojos, siempre invita a sus amigas chismosas a cenar con nosotras.

Camino hacia donde está, para dejar las bolsas de la compra y se me caen de las manos al ver quien es la visita.

—D-Diego... ¿Q-qué haces aquí? —Mi corazón quiere salirse del pecho. A pesar de verlo en la facultad casi todos los días antes de las vacaciones, no es lo mismo, nos evitábamos, y ahora está aquí, en mi casa, con mi madre.

Después de todo lo que ha pasado, y todo el tiempo que hemos estado distanciados, nada ha cambiado en mi corazón, sigo igual de enamorada que antes y no he dejado de extrañarlo un solo día. Que esté aquí ahora me emociona y me confunde.

—Ale... eh... H-hola. —Saluda rascando su nuca y ese gesto se me hace demasiado tierno.

—Amor, tu amigo vino a visitarte y lo estaba invitando a la cena de esta noche. —habla mi madre y yo solo puedo asentir nerviosa. Ella lo sabe, sabe que era mi novio y lo invita a cenar con nosotras. <<Traidora>>.

—Muchas gracias señora Raquel, pero vivo un poco lejos de aquí y no traje mi auto.

—Oh querido, llámame Raquel, que me digas señora me hace sentir vieja. Y por lo otro, no te preocupes, puedes quedarte aquí a dormir, la cama de Alejandra es muy grande, la pueden compartir.

Me quedo helada, no puedo creer que mi madre acabe de decir eso; literalmente me ha lanzado a los brazos de Diego.

Veo que me mira y guiña un ojo. <<Tierra, trágame.>>

—No sé si a Alejandra le incomode que me quede. —Responde tímido.

—Oh, claro que no, ¿verdad Ale? —Me mira con su expresión de "Haz lo que te digo", que no puedo contradecir sus palabras.

—C-claro, no hay problema —digo con una sonrisa falsa.

—Bien, vigila el pavo, yo iré a bañarme, que están por llegar mis amigas —dice ella para luego dejarnos solos en la cocina.

Me sentó nerviosa por estar así con él, no hemos hablado desde aquel día en el hospital.

—¿Cómo supiste dónde vivo? —pregunto curiosa; nunca le dije donde vivía.

—Pues, le pregunté a las chicas y ellas me contaron. —Ya se me hacía raro que me preguntaran mi dirección si no venían a verme.

Esto es un complot contra mi, todas quieren verme junto a Diego. Aunque no las culpo, ellas me han visto sufrir desde nuestra ruptura.

Cambio de Planes©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora