Cambio de Planes©️✔️

Capitulo 27

                         FINAL -Parte 2

—Eso parece —dice con su sonrisa ladeada. Siento como mi cuerpo hierve en furia.

—Al final yo no estaba equivocada, siempre supe que lo manipulabas.

—Diego es muy ingenuo, yo solo supe aprovechar la situación. —Su cinismo me enciende.

—¡Eres una perra! ¿Pero sabes algo?.. Por más que intentes alejarlo de mí, no volverá contigo, porque no te quiere; solo siente lástima, te ve como una amiga que necesita de su ayuda, y llegará el momento en que te abandonará. —Hablo con el mismo cinismo que ella, mientras sonrío de lado.

—Él jamás me abandonará —dice con gran enfado apretando los puños a sus costados.

—Oh si lo hará, créeme, cuando se dé cuenta de lo que estás haciendo, te dejará tirada y estarás sola.

—¡Mentira! Él nunca lo sabrá y tú no estarás para contárselo. —Gruñe y sin darme tiempo a reaccionar me empuja hacia las escaleras.

Siento como mi cuerpo cae hacia atrás y comienzo a rodar por los escalones. Intento poner las manos, pero no evita que me golpée la cabeza y las costillas. Cuándo llego abajo, solo puedo sentir dolor en todo el cuerpo, mi vista se torna borrosa y todo a mi alrededor se va oscureciendo; veo que una persona corre en mi dirección y se agacha a mi lado. Mi cabeza da vueltas y no logro distinguir quién es.

—¡Alejandra! ¡Reacciona! ¡Alejandra! —A pesar de estar justo frente a mi, su voz se siente lejana y es lo último que escucho.

Luego todo es oscuridad.

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Abro los ojos y veo que estoy en una cama de hospital. El dolor en todo mi cuerpo se hace presente al intentar levantarme y me vuelvo a recostar. Toco mi frente y noto una venda a su alrededor. Volteo la vista a un lado y observo qué hay un chico sentado a mi lado con la cabeza gacha.

—Marcos —digo en tono bajo. Levanta su mirada y sonríe tiernamente.

—Buenos días dormilona, hasta que al fin despiertas. Frunzo el ceño confundida.

—¿Cuánto tiempo llevo durmiendo?

—Alrededor de ocho horas desde que te encontré. Por suerte no tienes nada grave, solo unos moretones en las costillas y una herida en la cabeza que ya cerraron.

—Por eso me duele tanto... ¿Tú fuiste quien me ayudó? —Él asiente y una pregunta se forma en mi mente.

—¿La viste? ¿Viste quién me empujó?

—Sí... una chica rubia. ¿Quién es?

—Se llama Stephanie, es la ex de Diego. —Su rostro expresa total asombro.

—Wow... que novia más loca tenía. —Sonrío por sus palabras.

—Así es... —La puerta de la habitación se abre y mis amigas corren a abrazarme.

—¡Ay chicas con cuidado! —Me quejo cuando me apretujan entre sus brazos. Se disculpan y se apartan un poco.

—Nos tenías muy preocupadas, ¿cómo pudo atreverse esa estúpida a empujarte por las escaleras? —Thalia habla enojada.

—¿Cómo supieron que era ella? —Pregunto, Marco fue el único que la vió y no la conoce.

—Oh vamos, ¿quién más sería capaz de algo así?, además, Marcos nos contó que fue una rubia... Era muy obvio quien era la culpable. —Responde Sara.