La semana transcurre sin problemas, entre clases, con mis amigos y con Diego intentando seducirme, pero he podido contenerme.
Ya es sábado y estamos bajando con las maletas de camino al autobús, que nos espera para llevarnos al campamento.
—¡Chicas que emoción! El campamento será muy divertido, nos la pasaremos genial. —Chilla Thalia.
—Yo con que los mosquitos no me piquen soy feliz. —digo mientras reviso que llevo mi repelente para insectos en el bolso. Odio los mosquitos y el sentimiento es mutuo, siempre que estoy en algún lugar con mosquitos, me pican, aunque haya mas personas solo me pican a mi.
—Hola preciosas. —Nos saluda Gabriel seguido por los chicos. Diego se acerca a mí y de la manera más lenta y torturadora deja un beso en mi mejilla.
—Estás hermosa, ¿no te lo han dicho? Porque el que no te lo diga está ciego. —Me sonrojo. Frank le da un empujón por el hombro.
—Ya deja de molestar a Ale, no seas intenso. —Todos reímos y Diego se cruza de brazos rodando los ojos.
Se acerca a nosotros el profesor de deporte de la facultad.
—Atención todos, pongan su equipaje en la parte baja del autobús y suban, que ya nos vamos para el campamento.
Luego de guardar las maletas subimos al autobús y siento que me toman del brazo.
—¿Puedo sentarme junto a ti? —Marcos me sonríe y estoy por aceptar, cuando Diego se adelanta.
—Va a ser que no, ella se sentará conmigo. —No puedo protestar porque me toma del brazo y me lleva hasta el fondo del autobús.
Nos sentamos y no puedo evitar reír por lo bajo.
—¿Acaso esos fueron celos Diego? —Veo como sus mejillas tomaban un color rojizo y voltea la cabeza para que no lo note.
—¿Celoso, yo? No, cómo crees, yo no soy celoso.
—Claro... —Volteo a ver a mis amigas y me encuentro con la mirada intensa de Stephanie; me observa con odio, luego mira a Diego y se sienta en uno de los asientos cerca del chofer.
Todo el camino se pasa entre chistes y anécdotas de cada uno. Al llegar, miro por la ventana y observo un gran portón de madera abrirse. El autobús lo atraviesa y se ven los árboles alrededor, estamos en medio del bosque, a lo lejos se pueden apreciar muchas cabañas.
El autobús se estaciona frente a una cabaña de dos pisos. Recogemos las maletas y entramos a la recepción. Ahí nos da la bienvenida un hombre alto y muy elegante.
—Hola, bienvenidos al Campamento Deportivo de Alcalá. Como ven esta propiedad es parte de la su universidad. Aquí realizarán las competencias deportivas de su facultad. Por ahora pueden instalarse, y disfrutar de las instalaciones, más tarde nos reuniremos para explicarles cómo serán las competiciones.
—¡Dios! eso sí es un hombre, que guapo está —Comenta Thalia ganándose un codazo Gabriel.
—Yo soy más guapo que el viejo ese.
—Si tu lo dices... sé feliz. —Le responde ella.
Recogemos las llaves de las cabañas que nos corresponde a cada uno; me asombra que sean independientes, pensaba que debía compartirla con las chicas, aunque de igual forma nuestras cabañas estaban una al lado de la otra.
El interior de la cabaña es todo de madera, tiene una cama personal, y un pequeño baño a un costado, es muy acogedora.
Luego de acomodarme, me cambio la ropa por un traje de baño de dos piezas, rojo de tiro alto. Según lo que nos dice Sara, hay un lago cerca, así que quedamos en ir a recorrer el lugar y buscarlo para darnos un baño.
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Cambio de Planes©️✔️
Teen FictionAlejandra es una chica de 18 años, terminó la preparatoria y tenía pensado ir a una universidad que estuviese cerca de su casa para estar junto a su madre, pero sus planes se ven destruidos al saber que ha sido aceptada en una gran universidad... ¿E...