Capitulo 22

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Estoy con la chicas de camino a la ciudad. Luego de que Sara nos cuenta todo lo sucedido con Frank, Thalia decide que debemos ir a algún sitio a celebrar que por fin nuestra amiga estaba desflorada.

Thalia y sus ideas.

Me siento feliz por Sara, se notaba su atracción por Frank aunque ella siempre decía que no, y él es un chico maravilloso, son perfectos tal para cual.

Luego de tomar un taxi, nos bajamos en un parque acuático. Es inmenso y tiene muchas carpas con vendedores de comida y otras con juegos de tiro al blanco.

Traemos a Cuco con nosotras, después de estar tanto tiempo sin él, ya que no podíamos llevarlo al campamento y tuvimos que dejarlo con una amiga de la residencia. Thalia lo pone en el suelo amarrado con su correa y nos adentramos en el parque.

Vamos hacia una de las atracciones, una montaña alta que termina empapando a todos los que van en el carrito o a los alrededores.

—Chicas, no, ya saben que no me gustan las alturas, además nunca me he subido a algo parecido. —Protesta Sara intentando zafarse de nuestro agarre.

—Oh no te vas a escapar pequeña miedosa, tú subes con nosotras. —Dice Thalia.

—Además, últimamente haces muchas cosas por primera vez, piensa que es una más para la lista. —Añado y le guiño un ojo. Veo como se sonroja, «tan tierna».

Tomo a Cuco en brazos intentando que no lo vea el de seguridad y vamos hacia los carritos de la montaña. Son cuatro filas de tres, así que podemos sentarnos juntas. Abrochamos nuestros cinturones y yo amarro a Cuco a mi cintura. Sara está en medio de Thalia y yo.

El carrito comienza su recorrido y cuando comenzamos a ascender, Sara se agarra a nuestros brazos. Subimos lentamente hasta llegar a la cima, y mi corazón late fuerte de anticipación y emoción. Agarro bien a Cuco, no sea que se nos caiga y se haga picadillo. Bajamos a toda velocidad por la montaña, nuestros gritos oyéndose por todo el lugar, y sintiendo esas maravillosas cosquillas en la pancita que tanto me gustan. Cuco chilla por el repentino bajón, pobrecito, somos muy malas. Al llegar abajo el agua salta llenando todo el carrito de agua y mojándonos toda. Me encanta esta atracción.

Al salir de ahí, estamos con nuestra ropa empapada, y no paramos de reír por cómo se ve Cuco. Si antes ya parecía una rata, ahora lo parece más.

Nos detenemos en una de las carpas a comprar hot dogs.

—Ale, ¿sabes a quién me encontré antes de que nos viéramos? —Pegunta Thalia.

—¿A quién?

—A tu amigo-enamorado Marcos.

—Oh, él es solo mi amigo, no mi enamorado. —Defiendo.

—Eso dícelo a él, que no creo que lo sepa. —Habla Sara esta vez.

—¿De qué hablas? —Digo sin entender.

—No me digas que no te has dado cuenta, a ese chico se le cae la baba por ti. —Responde Thalia.

Marcos es muy lindo y es sexy, pero a mí me gusta mi novio.

—No lo creo chicas, él nunca me ha dicho nada.

—Ni falta que hace... si se nota a millas, debes ver la cara de celos de Diego cada vez que te ve hablando con él.

—Deben estar malentendiendo las cosas chicas. —digo, y el señor de la carpa nos entrega los hot dogs.

Hemos recorrido gran parte del parque, ya está atardeciendo y debemos volver a la residencia. Estamos por salir del parque cuando Thalia para en seco. Ya como que se le ha vuelto costumbre cuando vamos a salir de algún lugar. Se voltea hacia nosotras con cara de mierda.

Cambio de Planes©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora