—Les dije que era una mala idea. —Me quejo sentada en la incómoda banca de nuestra celda... Sí, celda, estamos en la cárcel.
¿Cómo hemos llegamos aquí?... Pues mi querida amiga no pudo solo tomarle fotos al infiel novio de su hermana, quiso hacer algo más.
**Caminamos hacia la entrada, ahora, con la nueva compra de Thalia. Llegamos al estacionamiento, ella abre la bolsa y saca tres pomos de pinturas en spray y un bate de baseball.
—Dejémosle el auto como nuevo a mi cuñadito.
Se dirige hacia un auto en específico, un KIA Seltos del 2020 blanco; es un carrazo, no puedo creer lo que estamos a punto de hacer.
Nos da un spray a cada una y comienza a rosear sobre el auto la pintura rosa. Miro a Sara que está con la boca abierta, luego observa el spray verde en su mano y me mira.
—No lo... —Muy tarde, ya se ha unido a Thalia en esta locura, las observo y caigo en cuenta de algo, yo nunca he sido muy sensata, más bien siempre hago estupideces y esta vez no puede ser la excepción. Quito la tapa de mi spray, es azul, me acerco al auto y garabateo todo lo que puedo.
Me gusta esta sensación, se siente bien tener a estas dos locas de amigas, esta adrenalina me hace sentir viva.
Mi amiga toma el bate de baseball y comienza a romper los cristales de las puertas. —Chicas, su turno. —Me pasa el bate y yo imito su acción, pero esta vez le doy al capó y al parabrisas. Se lo paso a Sara y ella rompe los retrovisores y abolla las puertas. El auto está hecho añicos, me da cierta pena por ese auto tan hermoso.
Al terminar de romper todo lo que podemos nos alejamos un poco para ver bien como nos ha quedado. Nos miramos y estallamos en carcajadas; sí, lo sé, somos malas, pero hacer esto es muy divertido y satisfactorio.
Todo son risas hasta que nos volteamos para irnos y nos encontramos de frente con una patrulla de policía. Los oficiales salen del auto y se dirigen a donde estamos. Nos miramos entre nosotras y asentimos, entendiendo lo que queremos decirnos. «¡A correr!».
Giramos y corremos lo más rápido que nos dan nuestras piernas. —Deténganse ahí. —Los oficiales nos persiguen y, toda esta adrenalina solo provoca que nuestras risas aumenten.
Claro que finalmente nos atrapan, pero puedo decir orgullosa que no se lo dejamos fácil, estuvieron más de cuatro calles sin alcanzarnos je je. **
—Señoritas, ya pueden salir. —Anuncia uno de los oficiales abriendo la celda.
—¡Siii! —Chillamos todas felices. Pensaba que nos quedaríamos aquí hasta mañana.
Salimos de la estación de policía y Sara no para de reír.
—¿De qué te ríes? —Cuestiona Thalia.
—¡Esto es muy loco, he estado en la cárcel! Que no se metan conmigo, ahora soy una persona peligrosa. —Exclama con orgullo haciéndonos reír.
—Siquiera hemos estado una hora, eso no se cuenta como ir a la cárcel. —Me burlo. Es verdad, solo estuvimos encerradas alrededor de media hora. Nos dejaron salir pronto gracias a que nuestra extrovertida amiga sedujo a nuestros carceleros, y a que no estábamos ahí por una denuncia, sino por ser atrapadas infraganti.
Fue muy gracioso ver como todos peleaban por darle su número antes de irnos, solo que ella no está interesada en ninguno de ellos y solo lo ha hecho para que nos dejen libres.De vuelta a la residencia, voy directo a bañarme y me tiro en la cama recordando todo lo sucedido hoy. Llamo a mamá para contarle mi día, omitiendo claro, nuestra pequeña travesura, para luego quedarme dormida casi de inmediato.
👩🏻🔬👩🏻🔬👩🏻🔬
Vamos de camino a nuestro segundo día de clases, con los chicos. Nos sentamos en el parque a esperar que sea la hora de entrar. Les contamos sobre nuestra locura de ayer y como terminamos en la cárcel, alardeando de ser peligrosas, claro, esto último dicho por Sara.
—Ustedes sí están locas. —dice Diego riendo.
—Tenían que haberme llevado con ustedes, me he perdido toda la diversión. —Protesta Gabriel.
—Fue algo inesperado, surgió en el momento. —Defiende Thalia.
—Vale, las perdono. —Ruedo los ojos.
—¿Chicas que harán mañana en la noche? —dice Frank.
—Nada. —Responde Sara.
—Genial... ¿Qué les parece una noche de cine en nuestra habitación?
—Suena bien, claro que iremos. —Habla por nosotras Thalia.
—Ustedes se encargan de las palomitas y nosotros de las bebidas. —Asentimos a la petición de Diego. Ya veo que beberemos, espero no emborracharme otra vez.
El día pasa rápido, me gusta mi carrera, que puedo decir. Mañana serán las primeras prácticas de laboratorio, estoy un poco emocionada.
Terminamos de almorzar y vamos de salida, Diego y yo hablando entre nosotros y el resto de los chicos van un poco más adelante.
—... ¿Entonces hoy tienen fútbol en la tarde?
—Así es, empezaremos a entrenar para las competencias que se harán el mes que viene entre facultades.
—Que bien, creo que también participaré en las competencias, pero en vóleibol, soy muy buena. —Digo con orgullo.
—Que modesta —dice riendo.
—Es la verdad. —Me encojo de hombros.
—Podrías venir a ver alguno de mis entrenamientos... si quieres, digo. —dice rascándose la nuca.
—Claro... —Me sonríe.
Alcanzamos a los demás y vamos hacia la residencia. Al llegar a la entrada del edificio veo a una chica rubia de ojos celestes, muy guapa, con sus maletas, hablando con Julia, la señora que cambió a Sara a nuestra habitación. La rubia voltea en nuestra dirección, sonríe y viene a paso rápido hacia acá.
-¡AMOOR! —¿Amor? ¿A quién está llamando amor?
Mi pregunta se responde inmediatamente al ver como se abalanza a besar a su novio. Se me cae el alma y no puedo creer lo que veo.
Diego, « ¡DIEGO!» es su novio.*Aquí les dejo una imagen del auto del cuñado de Thalia.*
ESTÁS LEYENDO
Cambio de Planes©️✔️
Teen FictionAlejandra es una chica de 18 años, terminó la preparatoria y tenía pensado ir a una universidad que estuviese cerca de su casa para estar junto a su madre, pero sus planes se ven destruidos al saber que ha sido aceptada en una gran universidad... ¿E...