Parte veinticuatro

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COMO LA CARTA de Draco pidió a Annelisse, esa noche acudió a casa de él. La había invitado a cenar. Se sentía algo extraña debido a los recientes acontecimientos: la ruptura con Daphne de la cual se enteró por el mensaje de Blaise a Pansy, el hecho de que estuvieron a punto de besarse y, sobre todo el más reciente, la carta de su padre.

Estaba nerviosa, debía reconocerlo. Había aceptado cenar con Draco y aunque la idea le encantara, no entendía por qué de repente la invitaba tras gritarle aquello justo antes de desaparecer del Ministerio. Como no sabia bien qué ponerse, creyó que un vestido casual, de uso diario, sería perfecto para la ocasión. No muy arreglada pero tampoco hecha un desastre.

Nerviosa, avanzó hasta la casa de Draco nada más aparecerse en su calle. Tras una previa duda, llamó finalmente a la puerta. Respiró hondo, esperando a que Draco le abriera.

Desde el otro lado de la puerta, Draco, nervioso, detuvo todo lo que estaba haciendo. Sacudió las manos contra su ropa y se digirió hacia la puerta para abrir. Cuando lo hizo, sin darse cuenta de que sonreía, observó a Annelisse al otro lado de la puerta. Quien lo miró alzando ambas cejas.

—¿Puedo... Entrar? —preguntó al ver que él no respondía, tan sólo la miraba.

Él, reaccionando y volviendo en sí, se movió nervioso echándose a un lado.

—Sí, perdón. Pasa.

Ambos entraron y tras el cerrar la puerta, Draco volvió con rapidez a la cocina ya que tenia la cena de esta noche todavía en el fogón. Annelisse, volviendo a observar la casa todavía impresionada, siguió a Draco.

—Perdón, voy con algo de retraso —se justificó él mientras cocinaba. Lanzó una rápida mirada a Annelisse.

—Tranquilo, no pasa nada —sonrió con cierta diversión ante tal imagen. Draco Malfoy cocinado para ella.

Annelisse sintió algo en la parte baja de sus piernas, algo que pronto maulló y provocó que bajara la mirada. Sin creerse lo que estaba viendo, se agachó para acariciar al gato que tenía junto a ella.

—Es, es... ¿Perseus? —preguntó con total sorpresa.

Draco, mirando por un segundo, sonrió.

—Años atrás lo traje de Hogwarts —explicó mientras seguía haciendo su trabajo: cocinar el plato favorito de Annelisse. O eso esperaba, que siguiera siéndolo.

—No le vi la otra vez —frunció el ceño.

—Ha pasado un tiempo con mi madre. Cuando mi padre murió yo... —suspiró—. Pensé que podría hacerle algo de compañía.

—Eso es adorable, Draco —sonrió ella. Cogió a Perseus en sus brazos y se alzó, poniéndose junto a Draco y observando lo que él hacía—. ¿Eso es Mc n' Cheese? —alzó una ceja, curiosa.

—Sé que no es muy formal, pero creí que todavía sería tu plato favorito y que te gustaría  cenarlo —se encogió de hombros.

—Un clásico nunca muere.

Draco sonrió lanzándole una mirada rápida, aliviado por haber acertado.

Tras una pequeña duda mental que atravesó la mente de Annelisse, dejó a Perseus de nuevo en el suelo y se reincorporó, mirando a Draco.

—¿Por qué me has invitado? Pensé que estabas molesto conmigo.

—No puedo estarlo más, Annelisse. Pero por favor, después de la cena. No quiero hablar sobre ello ahora —le pidió frunciendo levemente el ceño. Quería contárselo pero también deseaba poder hacer algo tan normal como cenar con ella tranquilamente.

Cinco horas con draco malfoy, pt.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora