Diez

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La luz de sol había sido hasta ahora como una bendición, todos los días al despertar amaba poder recibir su luz desde el jardín. Era un recordatorio de que ya no se encontraba en aquel horrible lugar, que Toji le había dado la oportunidad de salir de allí y que ahora estaba siendo muy feliz.

Pero al contrario de como todos los días pensaba eso, ahora el mínimo hilo de claridad que chocaba en su rostro resultaba tortuoso. Sabía que era de día, pero no podía abrir los ojos pues casi le causaba dolor hacerlo.

Con un esfuerzo sobrehumano, logró abrir un poco uno de sus ojos mientras el otro se negaba a despegarse, pero apenas lo hizo una leve punzada en su cabeza la hizo cerrar sus ojos con fuerza nuevamente.

—Auch... —dejó soltar un quejido, llevando una mano a su sien.

—¿Estás despierta? —la voz de Toji la hizo sobresaltarse, lo que la hizo darse cuenta de que estaba acostada encima de él—. No te moviste ni un centímetro mientras dormías, sorprendente.

T/N se había embriagado, pero no lo suficiente como para olvidar la noche anterior, por lo que en menos de dos segundos su mente revivió cada momento desde que había tomado esa primera bebida hasta que llegó a casa y se lanzo sobre Toji. Inmediatamente su rostro se volvió completamente rojo, esta vez no pudo evitar cubrir su rostro con sus manos en un intento prácticamente inútil de lidiar con su vergüenza.

La mano de Toji se posó en su trasero y llamó su atención sentir la palma contra su piel, entonces recordó bien que se había quejado casi llorando por sus pantalones y que el la ayudó a quitarselos. No pudo resistir más, y un pequeño sonido de frustración salió de sus labios.

—Estoy muy avergonzada...—dijo en un murmuro aún oculta en sus manos.

Toji no veía su rostro rojo, pero ella tenía incluso los dedos sonrojados al igual que sus hombros descubiertos por el top que había usado ayer. Se fijó entonces en un pequeño accesorio que ella no llevaba ayer al irse y del cual no se había percatado cuando llego, sus dedos fueron al pequeño dije para verlo mejor. T/N notó el movimiento de la delgada cadena en su cuello, y solo asomó sus ojos por encima de sus manos.

—¿Compraste esto ayer? —preguntó.

T/N se mantuvo en silencio unos segundos dando con los ojos del pelinegro.

—Me lo ha regalado Gojo-san.—dijo sin apartar sus manos.

Los ojos de Toji se entrecerraron hacia el collar, y el rostro de T/N mostró su confusión. Quizás no lo había pensado bien al usarlo, ¿Estaba mal llevar el regalo de otro hombre que no era su esposo puesto? Aún así, en el fondo estaba apenada por haber sido tan directa con Gojo cuando lo conoció, así que en su interior aceptar ese regalo era una manera de compensarlo.

—¿Debería quitarmelo? —preguntó bajando las manos por fin.

Toji la miró y luego al collar. Soltó el dije y colocó su mano en la mejilla de T/N, ella por inercia, inclinó su rostro hacia su tacto, como si reposara en su mano.

—Se ve te bien, no te lo quites.—dijo, T/N sonrió.

En realidad, quería arrancarle ese collar desde que escuchó que era un regalo del bastardo de cabello albino. Sin embargo, no creía que T/N tuviera que pagar por ello. Era simplemente un regalo. Eso se esforzó en creer y no en que eran dobles intenciones del de ojos celestes.

Lo que T/N recordó en ese momento, fue cuando Gojo colocó el collar en su cuello. Pensó cuál habría sido la mirada que colocó cuando vió su cicatriz. Se había esforzado un poco en ocultarlas, aunque había usado un top, le pidió a Nao que fuera algo que cubriera las otras que se veían en su espalda, la del cuello sería sencilla de ocultar gracias a su cabello. Pero fue por su mismo descuido que dejó que aquel hombre pudiese ver su mayor debilidad.

Matrimonio De Libertad (Fushiguro Toji X Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora