Dieciocho

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El silencio en toda la casa de los Zen'in era sepulcral. Era un lugar donde muy poco ruido se escuchaba pero esta vez parecía que ni las cigarras querían emitir ningún tipo de sonido.

El hombre de cabellos oscuros estaba sentado en un banco al lado de la cama donde reposaba su esposa acostada, con los codos apoyados en el borde de la cama tomando una de sus manos mientras su mirada estaba perdida.

Silencio. Tanto que en ocasiones se acercaba para asegurarse de que escuchaba la ligera respiración de su esposa. Apretó con un poco de fuerza la mano de la chica y frunció el ceño al sentir una ligera molestia en el labio. Después de quien sabe cuántos años sentía que su cicatriz dolía.

Previo a este momento de tranquilidad fingida, era casi imposible creer que todo había estado así de sigiloso. En cuanto Naoya y los guardias que llevó consigo se acercaron al lugar, el revuelo en el clan fue un completo caos. Él mismo se encargó de llamar al doctor para atender a T/N, pero no pudo evitar los ojos curiosos de la gente.

Una vez que fue atendida tuvo que trasladarse hasta una de las áreas que estaban prácticamente deshabitadas para no tener que estar en el mismo lugar donde todos intentaban averiguar que sucedía, lo odiaba, pero no tenía tiempo para perderlo mientras les gritaba a todos.

Estaba tan nervioso y ansioso, no quería despegar la vista de su esposa, incluso cuando el doctor tocó la puerta. No sabía lo que había sucedido, no lo habían dejado entrar a la enfermería principal del clan en cuando la intervinieron, ahora el estaba esperando por el doctor para que le explicara la situación.

Se armó de valor y soltó la mano de T/N no sin antes haberle dado un pequeño beso, salió con sigilo encontrándose al señor que venía sin mucha expresión.

-¿Y bien? -exigió las respuestas que quería.

-Toji-sama -comenzó a hablar con alguna dudas-. Lo que sucedió con T/N fue lastimosamente un aborto...

Toji sujetó al hombre de la ropa en su cuello y lo alzó para estrellarlo contra la pared detrás de él, sintiendo la furia recorrer su cuerpo, habló apretando la mandíbula.

-La revisaste hace una pocas jodidas semanas, ¡¿Cómo es que no se dieron cuenta en ese momento?! -trató de no gritar pero le estaba siendo casi imposible-. Si lo hubiese sabido yo... ¡Joder!

-¡Toji-sama! -habló el doctor con la voz rasposa tratando de respirar bien-. Necesito que se calme y me escuche, T/N-sama solo confía totalmente en usted, así que pienso que debe ser usted quién le de la noticia de la manera en la que mejor le parezca pero, para eso, debe ser consciente de la información y los cuidados que necesitará.

Con la respiración descontrolada, Toji pensó dos veces lo que el doctor le decía, poco a poco lo dejó de nuevo sobre sus pies.

-Bien -habló mientras tocia-. Esto es... Algo extraño por así decirlo -en cuanto vió a Toji fruncir el ceño, se apresuró a continuar-. Como seguro se habrá dado cuenta, los medicamentos que obligan a tomar a las mujeres de las jaulas para que no queden embarazadas, son muy abrasivos, por lo que si su consumo es constante resulta en la mayoría de los casos en una esterilidad absoluta, incluso puede causar la ausencia total de periodos menstruales. Verá, T/N-san consume esos medicamentos desde quizás que edad, pero calculamos que lo hace desde los 12 años.

Toji asintió, era algo conocido por todos, incluso ella misma le recordó que no podría tener hijos con él, algo que no esperaba tampoco pues no buscaba otro hijo. En el tiempo que ella había estado con él, nunca había necesitado insumos.

Trató de escuchar en su totalidad la explicación del doctor, pero la mayoría de sus pensamientos lo mantenían aturdido buscando alguna manera de decirle lo que había sucedido a T/N. Ella había estado tan decaída estas semanas, no tenía idea de lo duro que sería este golpe para ella, pero si estaba seguro de que no sería nada sencillo de sobrellevar.

Matrimonio De Libertad (Fushiguro Toji X Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora