Veinte

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La noche había caído junto con la llegada de Toji a la habitación. Al abrir la puerta, se quedó en silencio observando los trozos de vidrio rotos en el suelo, levantó su vista, encontrando a Nao sentada al borde de la cama, con T/N dormida con la cabeza encima de las piernas de la mayor.

Esta última se llevó un dedo a los labios, indicando a su señor silencio, pero realmente no es como si Toji se atreviera a despertar a la chica que dormía tan profundamente. A medida que se acercaba, distinguió los ojos hinchandos e irritados de la chica, junto con su nariz enrojecida y un camino de lágrimas secas en su rostro.

Sintió su corazón agitarse al mismo tiempo que se estrujaba. Su ceño fruncido no pasó desapercibido por la mujer que la sostenía, podía entenderlo, todos estaban preocupados por la chica, entendía lo que se sentía ver a alguien tan preciado marchitarse lentamente y la frustración de no saber que hacer al respecto.

Con una mirada, Nao entendió que el líder quería hablar con ella, por lo que con extremo cuidado acomodó a T/N en su almohada y se puso de pie. Un hormigueo le recorrió las piernas, tenía los muslos entumecidos y no los sentía, pero no quería despertar a T/N por accidente cuando había pasado tanto tiempo llorando.

Ambos salieron de la habitación, con cuidado de no pisar los vidrios y una vez algo alejados del pasillo, Toji dejó salir un pesado y cansado suspiro.

-Por favor, Nao, ¿Ella te ha mencionado algo? -preguntó-. Te lo ruego, si te ha pedido que lo mantengas en secreto, por esta vez, no lo cumplas -suplicó-. Di que te he obligado, que te he golpeado hasta que no lo soportaste y tuviste que decirlo, joder, di que casi te mato, pero dímelo, por favor, luego afrontaré toda consecuencia.

Nao quedó estupefacta, jamás había imaginado ver al hombre que es el temor de todo el clan, tan agobiado y mucho menos rogarle a nadie. Sus ojos mostraban el dolor y la desesperación por hacer algo con respecto a la situación, por lo que ella se sintió dolor de tener que responder negativamente a su pedido.

-Le pido disculpe a esta sirvienta, y que además, crea en mis palabras, pero la señorita no me ha dicho absolutamente nada -respondió agachando la cabeza-. Cuando llegué, estaba llorando y pensé que lo mejor sería dejarla desahogarse, pero cuando ese llanto desesperado no cedió, me atreví a preguntar lo que sucedía, pero no soltó más que sollozos hasta que cayó domida -Nao calló por unos segundos antes de subir su mirada hasta el hombre imponente delante de ella-. Perdone mi cuestionamiento, señor, pero debo preguntarle, ¿Ha permitido usted que la madre de la señorita ingrese a esta ala?

Toji apretó su mandíbula y levantó una de sus cejas ante la interrogante.

-He prohibido que cualquiera entre aquí -respondió-. Pero por sobre todo, ordené vigilar que esa mujer ni siquiera saliera del ala donde recide.

Nao no dijo nada y eso alertó al de cabello negro.

-Nao, ambos queremos que mi esposa sonría de nuevo, y me odio por no poder conseguirlo por mi mismo -el dolor en su voz era palpable-. Por eso necesito que me ayudes, eres la más cercana a T/N de la casa principal. Ella te ve como su amiga, como su hermana mayor. Así que, por favor, dime lo que viste.

Ante esas palabras, Nao que se había mantenido fuerte también, dejó escapar un par de lágrimas. Ella también consideraba a la señorita como una hermana menor. Al principio sintió pena por ella; había pasado tanto tiempo en un lugar tan cruel como lo eran Las Jaulas y cuando al fin había salido, era para casarse con un hombre despiadado que había pensando en ella como una venganza. Tal como un niño que busca molestar a los adultos. Sin embargo, al conocerla se dió cuenta que no había perdido la inocencia de una joven que solo quería ser libre pero no conocía nada más. Le tomó tanto cariño, que cuando pensó que quizas Toji no la estaba tratando bien, incluso pensó en que de no ser feliz allí, la ayudaría a escapar.

Matrimonio De Libertad (Fushiguro Toji X Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora