A la mañana siguiente me despertó el sonido de los pájaros cantando. Si todas las personas despertáramos con este agradable sonido, cada día, juro que viviríamos más felices. Mire hacia el lado y Evan estaba junto a mi durmiendo dentro de su saco. Sonreí al verlo dormir plácidamente, esto si que es despertar de buena manera.
Me levanté intentando hacer el menor ruido posible y abrí la carpa que habíamos armado bien ebrios anoche, no sé como logramos hacerlo, pero se logró. Al salir el sol mañanero iluminaba todo el lugar y el clima se sentía muy agradable. Celeste y Daniela estaban en una mesa bebiendo café mientras que Hugo y Kevin preparaban unos huevos revueltos en esas cocinillas eléctricas.
Me senté junto a las chicas y me serví un café.
-Buenos días -sonreí-
-Buenos días, bella durmiente -dijo Celeste-
-Creo que anoche dejaste a Evan agotado -Daniela subió y bajo las cejas con picardía-
Yo reí -¿Qué hora es?
-Son las doce -respondieron al unísono-
Mis ojos se abrieron de sorpresa -No pensé que habíamos dormido tanto.
-Nosotros despertamos hace poco, no te preocupes -Celeste puso una mano en mi hombro-
Bebí de mi café, los chicos se acercaron a la mesa con el desayuno listo y comenzamos a comer, a los minutos después Evan salió de nuestra carpa con todo el cabello desordenado y con cara de haber dormido solo dos horas.
Y aún así, se veía irresistible.
¿Es que acaso este hombre nunca se ve mal?
Lo odio por eso.
El sonrió al verme y después de saludar a todos se sentó a mi lado y apoyó su cabeza en mi hombro.
-¿Dormiste bien? -pregunté observándolo de lado-
-Excelente -sonrió- Pero desperté solito -levantó la cabeza y me hizo un puchero-
Reí ante su expresión -No quería despertarte.
-Podrías haberme despertado de una forma diferente... -sus ojos me observaron con malicia-
Yo sonreí ante la idea -No estaría mal, debería intentarlo la próxima vez.
Terminamos todos de comer y nos quedamos unos minutos hablando en la mesa sobre la noche anterior y porque de un momento a otro Evan y yo habíamos desaparecido. Nos observamos de reojo y soltamos unas risitas.
-Solo fuimos a observar el lago -dije con inocencia-
-Muy lindo, por cierto -añadió Evan-
-Sí, tiene mucha agua...
Los chicos nos observaron con diversión.
-Ajá y yo me llamo Patricia -dijo Celeste-
Después de ordenar y guardar todo, nos sentamos en las sillas para disfrutar del ambiente y tomar algo de sol.
Bueno, al principio no daba tan fuerte, pero pasada las horas...
-Dios, hace un calor insoportable -dije abanicándome con la mano-
-Deberíamos ir al lago -dijo Hugo con el rostro rojo- Ya no lo soporto.
-Sí, además como dijo Amanda, tiene mucha agua -soltó con burla Kevin-
-Yo llego primero -Celeste se levantó de su asiento y fue corriendo hasta el puente-
Todos nos levantamos de golpe y fuimos corriendo detrás de ella, para finalmente lanzarnos todos al agua.
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Aprendiendo a amar
RomanceAmanda Ricci a sus cortos 19 años ya había vivido más que sus propios padres, sus fines de semana se basan en salir de fiesta, emborracharse a más no poder y divertirse con cualquier chico que se le cruce en su camino. ¿Compromiso? ¿Qué es eso? Ama...