CAPÍTULO 5.
Otro día en el trabajo y solo quería irme, el día iba aburrido y sin alguna novedad. Después de la hora de almuerzo la jefa ingresó con un chico a su lado, todas quedaron boquiabiertas y comenzaron a susurrar entre ellas.
-Chicas les presento a Max, él será su nuevo compañero, espero que lo traten bien y lo hagan sentir cómodo.
-Max sonrió y saludó con la mano- Mucho gusto.
Papasito. Era guapo, debía admitirlo.
Max era pálido, su cabello tenía ondas y era de un color castaño oscuro.
Todas mis compañeras ya estaban babeando por él y se le acercaban a hablar de manera pegote y bastante obvia. Rodee los ojos.
No era muy común que los chicos buscaran empleo aquí.
Yo solo seguí en mi puesto realizando mi trabajo y él me quedó observando con sus ojos azules mientras seguía rodeado por todas. Lo miré de la misma manera y una sonrisa burlona escapó de sus labios.
¿Me estás desafiando?
Muchas personas se colocan nerviosas cuando las miran fijamente, pero yo no, lo cual me gusta ya que es fácil intimidar a alguien de esa manera.
Una señora se puso frente a mi para poder pagar, tapando a Max por completo y terminando con nuestra guerrita de miradas.
Ya a la hora de salida fui hasta el despacho para poder cambiarme e irme finalmente. Cuando entré Max estaba sentado y me observó de pies a cabeza.
Se levantó y se acercó a mi- No me diste la bienvenida.
-Pues bienvenido -dije seca mientras sacaba mis cosas del casillero.
No me interesaba hablar con él, me encontraba bastante cansada y solo quería ir a casa a dormir.
De un momento a otro él me tomó de la cintura y me volteó para quedar frente a frente y a tan solo unos centímetros, apoyó su mano en el casillero y con la otra aún me tenía agarrada.
Tragué fuertemente.
Que demonios.
¿Quién te crees? – le dije tomando sus hombros y dándole vuelta, ahora él se encontraba apoyado en el casillero.
-Dominante, me gusta -esa sonrisa arrogante no salía de su rostro-
-Sé jugar bien -tomé su rostro con mi mano y me acerca tanto a sus labios que podía sentir su respiración-
Él solo me miraba fijamente esperando algún movimiento mío. Pero solo lo solté, tomé mi bolso y me fui al baño para cambiarme. Cuando salí ya no estaba.
No te metas conmigo.
Una vez en casa por fin pude dormir unas horas y así estar lista para la noche. Al despertar me bañé y por lo mientras solo me puse una camiseta grande. Celeste llegó al rato para prepararnos juntas.
Teníamos música a todo volumen mientras veíamos que ponernos y bailábamos frente al espejo practicando nuestros movimientos.
Decidimos usar unos vestidos blancos ajustados y maquillaje fosforescente. Celeste usaba un vestido blanco con abertura en la espalda y el mío tenía escote corazón. Con el maquillaje nos hicimos unos diseños en el rostro y cuerpo muy sutiles. En el cabello me hice unas ondas y Celeste se lo dejó liso.
Cuando ya era la hora, Kevin tocó la bocina y salimos enseguida. Él por su puesto ya se sabía mi dirección, siempre había vivido en el mismo sitio.
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Aprendiendo a amar
RomansaAmanda Ricci a sus cortos 19 años ya había vivido más que sus propios padres, sus fines de semana se basan en salir de fiesta, emborracharse a más no poder y divertirse con cualquier chico que se le cruce en su camino. ¿Compromiso? ¿Qué es eso? Ama...