CAPÍTULO 20.
EVAN.
El sudor corría por mi rostro, mi respiración se encontraba acelerada y mis piernas ya comenzaban a sentirse dormidas. Hace unos días había decidido comenzar a salir a trotar por las mañanas para tener un poco de actividad física y poder definir un poco más mi cuerpo. Además después de que había aprobado todos mis exámenes finales y había terminado por fin el año de universidad, tenía mucho tiempo libre así que lo ocupaba bastante en entrenar.
Cuando ya me estaba devolviendo a mi hogar, el lugar por donde iba trotando se me hacía muy familiar y lo reconocí cuando pasé por fuera de la casa de Amanda. No la veía hace un mes, que fue cuando sus padres sufrieron el accidente, aunque después la vi en el restaurante con ese chico que no sabía quien era, seguramente era el mismo que le hizo ese chupeton. Debo admitir que sentí algo de celos pero tuve que intentar actuar normal ya que estaba con Valeria, y a ella no le agrada mucho Amanda.
Intenté buscarla el mismo día que se alejó y actúo extraña, pero al no recibir respuestas o interés de su parte decidí dejar de hacerlo, no la entendía en lo absoluto y no sabia porque actuaba de esa manera. Quizás fue orgullo de parte de ambos, pero no volvimos a hablar más.
A veces pensaba en ella y la extrañaba, a pesar de todo el desorden que tuvimos cuando nos conocimos, habíamos logrado forjar una "amistad", y aunque por mi parte tuviera algunos sentimientos encontrados hacia ella, cuando habíamos comenzado con ese trato intente dejar eso de lado y solo enfocarme en ser amigos. Amanda era muy distinta a mi y sé que nunca se fijaría en alguien como yo, así que simplemente me rendí.
Celeste, su mejor amiga, había comenzado a salir con mi amigo Hugo y a veces la traía a nuestras juntas o cenas, era una chica muy agradable, y aunque esperaba que alguna vez se apareciera con Amanda, eso no pasó.
Amanda es como de esas chicas que ves y sabes que nunca podrás estar a la altura de ella, como si fuera un ser superior o algo por el estilo, te cautiva totalmente con su mirada o sus movimientos. El día que la vi modelar lo entendí, nadie relucía tanto o se veía con la seguridad que ella poseía y transmitía, se deslizaba por la pasarela como si hubiera nacido para eso.
¿Cómo es posible que exista alguien así? Es alguien realmente poderosa, podría volver loco a cualquiera. Estoy seguro de que cualquier chico la querría, pero solo por sexo, ya que ella no es el tipo de chica que te permite entrar a su corazón. La diferencia es que yo no la quiero solo por eso, no soy ese tipo de chico, si yo tuviera a una chica como Amanda la amaría y cuidaría como nadie, estoy seguro de eso, pero sé que eso nunca sucederá.
Ya debo dejar de pensar en ella.
AMANDA.
Solo he sabido de él por sus historias de Instagram, es tan desesperante, además sube una cada ciertos días, eso no me sirve, necesito más, necesito saber de él.
Pero no, no le hablaré, mi orgullo no me lo permite, él debe buscarme.
¿Por qué? Tú fuiste la que se alejó sin razones.
Dios, a veces odio mi consciencia.
Estaba recostada en mi cama mirando hacia el techo y con la música a tope, mis padres se habían recuperado por fin, ya no debían usar esos molestos yesos y hace unos días habían vuelto al trabajo. Nuevamente estaba sola en casa, este tiempo me había acostumbrado a tenerlos todo el día conmigo, pero hemos vuelto a la normalidad.
Estaba por dormir una siesta cuando mi celular comenzó a vibrar, era Celeste.
-¿Hola? -dije perezosa-
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Aprendiendo a amar
RomanceAmanda Ricci a sus cortos 19 años ya había vivido más que sus propios padres, sus fines de semana se basan en salir de fiesta, emborracharse a más no poder y divertirse con cualquier chico que se le cruce en su camino. ¿Compromiso? ¿Qué es eso? Ama...