22. Confusión

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CAPÍTULO 22.

Desde que Evan había salido de mi casa intenté evitarlo lo más posible, pero él dentro de los siguientes días comenzó a insistir con llamadas y mensajes al darse cuenta de que yo no lo buscaba después del encuentro que habíamos tenido.

Sé que lo que estaba haciendo no era correcto, y sé que le ocasionaría daño, sobre todo porque fue su primera vez y yo lo había desechado como si fuera una basura. Pero no debí dejar que esto ocurriera, por más que haya querido. Evan no me merecía y lo mejor era alejarme de él para siempre, de esta manera él no sufriría y yo dejaría de tener estos sentimientos tan extraños hacia él.

EVAN.

¿Acaso lo hice mal? ¿No le gustó?

No entendía porque nuevamente volvía a alejarse así de mí, pero esta vez no la iba a dejarla salirse con la suya, necesito explicaciones.

Toque la puerta de su casa y a los segundos ella abrió, al verme se sorprendió y luego hizo una mueca.

Su cabello estaba en un moño desordenado y llevaba puesto aún su pijama, creo que vine algo temprano.

A pesar de sus pintas de recién despertada se seguía viendo igual de hermosa, incluso más.

-¿Qué haces aquí? - preguntó molesta-

-Tenemos que hablar - dije firme entrando a su hogar -

-No tengo nada que hablar contigo - su mirada era seria-

-¿No? ¿Entonces eso es lo que haces Amanda? ¿Te metes con las personas y las borras de tu vida sin importar lo que ellos sientan? - dije molesto, expresando lo que pensaba y me había guardado por días -

Ella se quedó callada y me miró fijamente, sus ojos transmitían tristeza - Sí Evan, eso es lo que hago, deberías agradecer que me alejé, es por tu bien.

-¿Por mi bien? ¿Tú piensas que eso me hace bien? - dije acercándome a ella- Me siento utilizado Amanda.

-No, no te utilice - sus ojos estaban cristalizados- Simplemente no quiero formar nada serio. Sabía que si esto ocurría tú querrías algo más.

-¿Eso es lo que quieres? ¿Estás segura? - dije a centímetros de su rostro-

Su mirada estaba fija en mis labios y nuestras respiraciones estaban aceleradas - Sí, segura. Ahora vete Evan - dijo y se separó de mi-

-Eres una cobarde - escupí con sinceridad- Tienes miedo, tienes miedo de sentir algo. No te dejas llevar, y créeme, te arrepentirás. Te arrepentirás de dejar pasar la oportunidad de que alguien te ame.

Sus ojos se abrieron como plato, nunca me había visto así de enfadado.

-Vete - dijo empujándome hacía la entrada-

-Adiós Amanda.

Salí de su casa dando un portazo, sentía la rabia correr por mis venas, no la comprendía, ¿Cómo es posible que piense de esa manera?

AMANDA.

Cuando Evan salió de mi casa pude soltar las lágrimas que tenía acumuladas, la forma en la que él me hablo y todo lo que me dijo me hizo sentir algo confundida y con tristeza por tener que alejarlo de mí de esa manera. En parte él tenía razón, pero tampoco se ponía en mi lugar o entendía mis motivos de esta decisión.

Llamé a Celeste porque no quería estar sola y necesitaba desahogarme con una amiga.

-¿Qué pasó nena? - dijo Celeste cuando me vio con la nariz roja y los ojos hinchados por llorar-

Aprendiendo a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora