Mi cuerpo entero tembló al verlo. Bajé la mirada y lo que vi fueron sus botas de color arena.
Todo en él era grande.
Enorme.
Esa era la palabra.
Media más de seis pies y era una mole de músculos tonificados.
Era extremadamente guapo, pero no me gustaba. Es más me daba miedo.
Era brusco y grosero.
Ninfómano.
Todos los días mantenía relaciones sexuales con más de dos chicas. A veces una o bien hacia sus tríos.
Y no eran chismes.
Yo lo había visto en ocasiones, y el muy cerdo lo hacía en los lugares que yo frecuentaba.
No eran inventos ni imaginaciones mías, pero yo solía utilizar la última mesa en el fondo de la biblioteca, que estaba en una esquina y no me veía nadie gracias a los estantes con libros, todos los días a la misma hora y era sabido que esa era "mi mesa."
Lo había encontrado dos veces manteniendo relaciones sexuales con una o dos chicas, todas ellas rubias, en ese mismo instante que yo iba a estudiar.
Cuando cambié de lugar, por un árbol medio escondido en el patio, también lo encontré teniendo sexo.
Su sonrisa pedante y asquerosa me daba a entender que lo hacía adrede.
---Como al parecer estas bien, quiero que te vistas, nos vamos- se giró y mi padre intentó abalanzarse, pero Logan lo detuvo.
- ¡Suéltame! - rugió molesto mi padre.
- Haga lo que haga, sr. Martins, me voy a coger a su hija las veces que quiera y usted no va a poder evitarlo- mi madre con toda la furia ardiendo, se aproximó a Rey, y le dio una bofetada.
- Maldito cerdo- mi horrible compañero, respiró profundamente y se giró hacia mi.
- Vístete ya, no me hagas hacerlo a mi. Tienes cinco minutos.
-No quiero estar contigo - susurré mirándolo a los ojos y luego vi a Logan. Él también lo hizo.
- Jamás me vas a dejar, además, está asegurado para mi hermana. Si me llego a enterar que se ven después de hoy, te juro que no te la vas a acabar- se irguió y dándonos la espalda se dispuso a salir de la habitación-. Te quedan tres minutos.
Miré mis manos y con rabia me limpié las horribles lágrimas de temor y dolor que caían por mi rostro.
Me levanté de la cama y vi mi ropa guindada en una horquilla, enganchada a la mampara.
Tomé la ropa y me cambié detrás de la cortina.
No era el mismo traje que había usado hoy. Era un sencillo vestido amarillo de botones rojos hasta las rodillas con unas bailarinas cafés.
Mi madre, luego de cambiarne, trenzó mi cabello.
Todo estaba en silencio.
Mis padres lloraban y Logan, estaba serio en una esquina.
Cuando ya estuvo todo listo, mis padres me abrazaron.
- No luches, te va ir peor y no quiero que esa bestia te lastime más de lo necesario-pidió mi padre y mi madre lo respaldó.
- Los amo, son los mejores padres- les dije mientras los abrazaba.
- Nos veremos pronto- prometió Logan y me abrazó.
En ese instante entró mi compañero y a punta de jalones, me sacó de allí.
Llegamos al estacionamiento y abrió la puerta de su camioneta. Me tiró en el asiento y con manos temblorosas me abroché el cinturón de seguridad.
Él subió a mi lado y sin importarle su seguridad, puso en marcha el auto.
Condujo sin cuidado alguno y una de sus manos se apoderó de mis muslos.
- Me encanta tu coño, su olor y su sabor, además lo tienes tan bien cuidado. Es una delicia- su lenguaje soez me daba tanto asco.
- No me hagas daño por favor- rogué.
- Entonces cumple con tu deber de compañera como es debido. Tu serás quien viva conmigo hasta que llegue mi Supreme Angel. Pero aún así, vas a ser mía. Tu me vas a pertenecer siempre- traté de alejarme, pero me apretó la pierna causándome dolor.
Me rendí y lo dejé hacer lo que quisiera mientras miraba por la ventana con dolor.
Dolor, era lo único que sentía.
Dolor y más dolor.
Gracias por leer.
Por los comentarios y votos.
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Sólo para Mi.©
Kurt AdamSilver, era una chica muy tierna y también discriminada por su tono de piel. Como siempre tratando de evitar los problemas, no se mete con nadie, pero todos se meten con ella causándole mucho daño. Rey, era el Alfa de la manada, el chico popular y...