Lei-Lei se tambaleó cuando cayó al suelo, sintiendo la cabeza embotada, y casi cayó de rodillas al suelo. Pudo mantenerse de pie apenas. Parpadeó para enfocar la visión y se limpió las lágrimas por tanta luz; inspiró profundo, sintiendo en su piel el aire fresco del mundo real. Estaba en casa.
Al ser consciente de dónde estaba, buscó el origen del Paso. El Salón de los Héroes se veía y sentía normal, pero ella no podía dejar de pensar en la impresión de la «mente» del palacio, cuando tocó la esferita. Oteó el lugar, encontrando una pequeña flecha, de la mitad del tamaño de una flecha normal, hecha por completo de jade.
La tomó y analizó. La piedra brillaba con suavidad de un negro ligero, como si contuviera luz y el jade tenía vetas moradas.
Gao se manifestó frente a ella, de cuerpo completo.
—Ese es el Paso —dijo a Lei-Lei—. Una pequeña Singularidad. Chi puro de una Pian, muy pequeño, pero lo suficientemente concentrada como para permitir el viaje entre Mundos.
Lei-Lei asintió, con una extraña alegría por volver; al haberlo hecho, el sou que Gao le dibujó se atenuó, ya no viéndose a través de la ropa, y la consciencia de un poder infinito en el fondo de su mente, aquel ser divino, se disipó.
—¿Por qué no eres un gallardete o algo?
—Nuestras almas son una por el sou tiao, Lei. Puedes verme como soy en realidad.
—Ya. Entonces es muy peligroso dejar esto por ahí, imagino.
—Por supuesto —convino Gao—. ¿Cómo te sientes?
—Bien —se extrañó ella—. ¿Debería estar mal?
—Los Pasos siempre son... impredecibles. En fin, ya estás en el Mundo Físico, es hora de buscar a tu madre.
—Gao, mamá puede cuidarse sola —resaltó—. Además, es obvio que irá con papá, así que no nos debemos preocupar mucho. Lo que me incomoda es el hecho de los enemigos. Muchos murieron por Dragón Azul, sí, ¿pero y los que quedan?
Hubo un momento de silencio.
—Tienes razón —convino el espíritu—. Si se da el escenario de que derroten a algunos de tus amigos, podrían atacarnos por la espalda en cuanto ayudemos a Tigresa. Cierto. Bien, entonces decide: ¿a quién ayudamos primero?
—A las Constelaciones, obvio.
Gao frunció el ceño, como incómodo.
—Sólo queda una, Lei-Lei —dijo—. La que tienes en la mano, la flecha, es Tortuga Negra. Tigre Blanco fue capturado y Dragón Azul, como viste, se... digamos, sacrificó.
Lei-Lei inspiró profundo cuando las patas le temblaron, las apretó en puños y envió al fondo de su ser aquellas emociones que, si las soltaba, podían lastimarla. En una guerra los animales tenían que ser fuertes, preparados para todos. En la guerra los animales morían. La familia moría, los amigos morían, los amados morían.
Era inevitable.
Cuadró la mandíbula y asintió.
Gao jadeó y se apretó el pecho. La observó y le alzó el mentón, sorpresivamente tenía sustancia física, aunque quizá sólo para ella.
—Me preocupas, Lei —dijo.
—Tenemos que ayudar a Fan Tong, entonces —dijo ella, ignorándolo.
—Pero...
—Tengo que protegerlos —dijo, más para ella que para Gao. Tenía que hacerlo—. No puedo dejar que nadie más muera. Tengo que ser de ayuda.
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Equilibrio (Los Ocho Inmortales 2)
FanfictionAños después de la derrota de los Inmortales, el Chi ha cambiado, las Constelaciones a aparecido y se ha desatado una guerra que parece perderán. Po y Tigresa son los maestros que lideran el último bastión de China contra la inexpugnable conquista d...