Po había esperado caer en el suelo para empezar la batalla, pero para variar, no había sido así. El primer aéreo llegó con un gancho al estómago que pudo parar manifestando su Chi en estado sólido, creando una especie de corteza en el sitio donde iba a llegar el golpe. En lugar de su panza, el puño encontró madera que, con una orden mental, se reblandeció y enredó en el brazo del atacante, cual raíces.
Estiró un brazo a un lado y luego de unos segundos, en los que perdió el impulso de su lanzamiento y comenzó a caer al vacío, apareció su bastón de Chi, dorado como el mismo sol. El símbolo del yin yang en su cúspide podía cortar con una facilidad abismal. Mientras Bai Hu había mejorado su vínculo con su Bestia al punto de comunicarse con ella, Po mejoró de tal forma que le era sencillo manifestar el cuerpo de Seiryu en un objeto.
A niveles minúsculos, pero conseguir que el filo de una de las garras del dios pasara al filo del bastón, era un logro enorme, así su bastón cortaba la piedra como mantequilla y el alma del cuerpo.
Para muestra, con un tajo al brazo del lince que le atacó, el bastón se diluyó en bruma mientras atravesaba la carne. Salió por el otro lado del tajo, sin dejar corte alguno, pero el grito de dolor del animal y la consecuente forma en que el pelaje se le desprendió y la piel expuesta pasó de rosa a negra, dejaba en claro que el alma de su cuerpo que correspondía a esa parte, ya no existía.
Era igual a las armas de Los Guardianes del Inframundo.
El brazo cayó inerte, oportunidad que Po aprovechó para arrojar al animal hacia Tigresa, quien lo recibió como un paquete y lo arrojó al suelo. Po y Tigresa cayeron en picada, pero con un movimiento del bastón, Po hizo que decenas de raíces del entorno crecieran y germinasen un colchón de hojas sobre las raíces. Aterrizaron sin problemas.
Con una patada, Tigresa arrojó el cuerpo del lince al suelo, metros abajo, y la tierra alrededor de él se licuó en granos como la arena, que envolvió al animal y lo apresó. Del suelo sólo asomaba su cabeza; intentó salir, pero la tierra se solidificó.
—Deberías ponerle el sou, Ti —sugirió Po.
Tigresa asintió, bajó de un salto y Po la siguió. Ella estiró una de sus garras y trazó en el aire el símbolo que significaba supresión, para evitar que el aéreo usara su Chi y pudiese escapar.
—¿Qué es esto? —gritó el animal—. ¡¿Qué es esto?!
Por si las dudas, ella trazó en el aire el símbolo para silencio, que se escribió con Chi, como si este fuese tinta dorada, y se adhirió a la piel del lince. Sus gritos salían, pero no se oían. Asombroso sou que en muchas ocasiones les había ayudado.
—¿Y ahora? —preguntó ella, mirando el cielo. Seis de los diez aéreos intentaban combatir con Tai-Lung, aunque parecía que se mantenían a raya de él, para no acabar carbonizados como tres de sus compañeros.
—¿Intentamos ayudar? —Po se acercó a ella y le dio la sonrisa apenada de todas las batallas. Tigresa bufó, con cariño.
—Bien, panda, date la vuelta.
Po así lo hizo, exponiendo su espalda a Tigresa. En todos los combates extrañaba cómo era luchar con Chi, sin necesidad de tanto sou. Algo causaron los Inmortales, que el Chi pasó de fácil acceso a ser una odisea. Ya no bastaba con entrenar mucho, meditar o hacerlo surgir, sino que había que estudiar todo lo que involucraba el Chi, en los denominados sou.
Se supone que ahora el Chi no sólo mejoraba y ayudaba, sino que ahora habían cualidades extra. Canalizando la energía a través del cuerpo, se podía imprimir en ella lo que uno pensara, dibujando en el aire el ideograma que significase eso. Todo sería de maravilla si su idioma no fuera un galimatías; el Chi avanzó a tal velocidad que con un símbolo, podía mejorar su resistencia, con otro su agilidad, con otro su fuerza, con otro su velocidad física y con otro la de reacción.
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Equilibrio (Los Ocho Inmortales 2)
ФанфикAños después de la derrota de los Inmortales, el Chi ha cambiado, las Constelaciones a aparecido y se ha desatado una guerra que parece perderán. Po y Tigresa son los maestros que lideran el último bastión de China contra la inexpugnable conquista d...