8. Sombrío

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Qiang le tendió la bandeja con dumplings a Shin, dejándola entre los dos. El lobo negro estiró la pata buena, apartó la cadena en su tobillo y tomó uno; su rostro al morderlo no tuvo precio. Se le borró la expresión irreverente que tenía y fue reemplazada por una de deleite absoluto. Qiang sonrió para sus adentros, sus abuelos y padre estaban orgullosos que había adquirido sus destrezas culinarias.

Shin estiró su otro brazo para tomar uno más, pero gruñó por lo bajo al intentarlo. Su pata izquierda estaba entablillada: fuertes tablitas de madera le cubrían los dedos como un emparedado, pudiendo tenerlos nada más estirados. Proceso de curación después del encuentro con su madre; se suponía que Jing le sanaría en algún momento.

—Están deliciosos, Kuiang —exclamó Shin, diciendo mal su nombre por su lengua. El idioma, segun le había dicho, se denominaba kish al igual su tribu, no simplemente bárbaro como estaba documentado. No era tonal como el chino, sino que tenía muchas más palabras para compensar el único tono en lugar de cuatro que tenía el chino—. Casi parecidos a los de mi baaba.

Qiang tardó un momento; baaba era el equivalente a abuela, en kish.

—Los hice yo —presumió—, aprendí de mi padre y mis abuelos. —Tomó uno de los pergaminos que había traido de la biblioteca antes de su paso por la cocina, justo cuando su madre, padre y Jing se habían ido—. En fin —dijo, abriendo el rollo, uno que hablaba de los nigromantes—, ¿procedemos?

—Cumpliré mi palabra, Kuiang —dijo Shin con solemnidad—, si me enseñas sobre mi habilidad de semidios.

Qiang asintió. Ignorando el hecho de que los kish creían con un fervor enorme que los maestros que dominaban el Chi eran hijos de un dios con un animal. Uno de sus dioses elementales. Aquello tenía un aire chamanista que interesaba a Qiang. Se emocionó por ello, ¡al fin sabría algo de su poder!

Extendió el rollo por el suelo en toda su extensión; la escueta luz de las velitas en las esquinas apenas le servía para leer.

—Esto es todo lo que se sabe sobre los nigromantes y sobre Muerte, Shin.

El lobo tomó otro dumpling y miró con concentrado interés. Le dio un mordisco al bocadillo y se mantuvo en silencio durante un rato. Fijó sus ojos avellanas en los del panda.

—¿Y bien? —preguntó, masticando—. ¿Qué pone?

Qiang frunció el ceño.

—¿No lo estabas leyendo?

—Qué va —rió, zampándose el otro trozo—. Yo no se leer o hablar chino, sólo observaba los dibujos pequeños de fondo, son muy bonitos.

—Los di... —Qiang inspiró profundo. «Paciencia». Shin entraba en confianza demasiado rápido, tal vez por eso le mandaron primero en el ataque. Los novatos morían rápido—. Vale, vale. Aquí dice que la nigromancia o el Chi de alto maestro de Muerte, proviene del Inmortal Muerte, aquel animal que consiguió rozar la divinidad. Él podía traer de los muertos a los animales, controlando sus almas, y junto con el arma de los Guardianes del Inframundo, manifestarlas físicamente.

—Ya.

—Los altos maestros con la capacidad de Muerte son muy raros, nacen uno en cada cinco mil animales. Y muy pocos despiertan su capacidad latente. —Qiang enrolló la parte que leyó y desenvolvió más de la que le faltaba—. Dice también que el poder que manifiestan varía dependiendo del maestro. Hay registros de tres: uno usaba las almas como armas dañando el alma de su enemigo, el segundo atormentaba la mente de sus enemigos usando las voces de las almas y el tercero conseguía usar las almas como un potenciador a su fuerza. —Llegó al final—. Los nigromantes sólo manifiestan su poder en combate.

Equilibrio (Los Ocho Inmortales 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora