Livy parecía desorientada ante la idea de entregarse a Cage, se lo veía en la cara. El jinete deseaba tenerla como el infierno, había esperado muchíssimo tiempo para una ocasión, y en caso de que hubiera sido una cualquiera, habría insistido hasta que la chica cediera, o se habría buscado a alguien con más experiencia.
Pero era Livy. Su mirada confusa y ese ceño fruncido que hacía cuando pensaba con muchísima intensidad consiguieron que la comprendiera. Esa vergüenza y nerviosismo que reflejaban su cara solo era un indicador de la ternura de la joven: quería devolverle lo que le había dado. Si necesitaba que la enseñaran, él lo iba a hacer.
Ni él mismo se creía lo que estaba haciendo cuando, con un suspiro, se bajó los pantalones. No había nada de sensualidad en aquel movimiento, ni la intensidad que sentía normalmente ante el preludio del sexo, pero es que él era el que realizaba aquella acción que normalmente llevaban a cabo las chicas con las que se acostaba.
En aquel momento, la erección que lo torturaba desde hacía rato, saltó libre y se elevó ante los atónitos ojos de la joven. Su mirada curiosa se fijo en ese órgano en especial y, antes que Cage hiciera ningún movimiento, la mano de Livy ya se había posado sobre este y empezaba a hacer caricias, explorando, investigando. Conocía que la curiosidad de la chica llegaba hasta limites insospechados, pero no esperaba que venciera su timidez por un puro instinto de investigación.
Pero... joder, menudo instinto de investigación. El toque de Livy sobre su pene no era experto, pero desde luego lograba superar toda aquella intensidad y excitación que no había logrado con el primer movimiento. Era suave, pero acariciaba los puntos más precisos, arrancándole gemidos que nunca había escuchado en si mismo.
-Joder Livy -suspiró cuando esta paso sus dedos insistentemente por ese punto tan sensible.
-¿Que pasa? -Livy se interrumpió alarmada- ¿He hecho algo mal? Siempre me dicen que no toque todo lo que...
No pudo acabar esa frase, ya que Cage la tomó de la cintura y la atrajo hacia él para besarla. Sus manos eran celestiales y ella en si sabía a gloria. Definitivamente debía vigilar para no volverse adicto a esa cosita dulce.
Livy tanteó con las manos el sur de Cage y volvió a repartir sus caricias. Poco a poco fué apartándose de Cage y bajando su cuerpo hasta tener la cabeza a la altura de la virilidad del chico. Si seguía observándolo con tanta curiosidad se iba a empezar a sentir acomplejado.
-¿Qué... qué te gusta que te hagan? -preguntó sin mirarle a los ojos, completamente avergonzada.
La voz entrecortada de Livy hizo que, como si fuera posible, Cage se excitara aún más.
-Cualquier cosa que hagas -contestó sinceramente.
No supo de donde habían salido estas palabras, pero era la verdad. Obviamente tenía preferencias, pero si solo pudiera tener a Livy acariciándole por el resto de su jodida vida, iba a morir feliz. Un momento ¿de dónde había salido esa loca idea?
Aún así, Livy no parecía muy satisfecha con esa respuesta.
-Te lo digo en serio -insistió el jinete-. Me da igual mientras me toques.
Algo pasó por la mente de la chica, algo que le hizo sonreír pícaramente.
-Entonces te voy a tocar por todo el cuerpo hasta que descubra tus preferencias.
A Cage le encantó esa idea.
-¿Me quito la camiseta? -preguntó divertido.
La sonrisa que le dedicó Livy fué suficiente respuesta para él, y rápidamente se desvistió de cintura para arriba. No dudó tampoco a tomar a la chica y montarla a horcajadas encima suyo, provocando un grito de sorpresa por parte de ella. Esta vez fué él el que sonrió. Le encantaban las chicas gritonas y, aunque en aquel momento no pudieran hacer demasiado ruido, para él era suficiente.
ESTÁS LEYENDO
Cycling my world
Teen FictionLivy no es tipo de chica que Cage West miraría más de dos veces. La mejor amiga de su hermana no le ha despertado nunca ningún tipo de interés en el guapo motorista, o eso es lo que él intenta creer. Livy es inocente, tímida y tiene su propio mundo...