-Debes estar bromeando -Livy lo miró frunciendo el ceño-, ya te he dicho que me da igual, no me molestas.
Cage negó con la cabeza y se incorporó en la cama.
-No es cuestión de molestarte o no -suspiró mientras se levantaba y se colocaba bien los pantalones, de modo que pudiera esconder esa incomoda erección que los cuidados de Livy le habían proporcionado-. No puedo arrástrate conmigo.
Parecía meter la pata mucho más por momentos, cómo si Livy no lograra comprender que lo hacía por ella.
-Voy a decidir yo si me arrastrarás o no -la joven empezaba ponerse a la defensiva, y eso era muy própio de sus broncas más feroces.
Se arrodlló en la cama de nuevo y la miró fijamente a los ojos, necesitaba que lo comprendiera y no hiciera más difícil parar esas sesiones furtivas de besuqueos por los rincones. Y ya se estaba controlando ante el aspecto desaliñado de la chica después de todas las caricias que habían compartido.
-Livy, no soy bueno para ti -explicó-. No puedo permitir que eso siga sabiendo lo que le voy a hacer a alguien tan inocente cómo tú.
Bufó, no parecía haberse cabreado más, peró si que se le agotara la paciencia.
-No me digas que recurres a clichés tan tristes cómo estos -se quejó antes de ponerle una mano en el brazo-. Me da igual si eres bueno para mí o no -suspiró-. Me he resistido mucho tiempo a esto como para fijarme en sandeces cómo estas.
Debajo de la mano de Livy, el corazón de Cage latía desbocado. Y ella lo podía sentir, no era difícil notar el fuerte pulso que seguía un ritmo irregular bajo los fuertes músculos pectorales del motorista. Nadie podía esconder lo atraído que se sentía por la joven, y Livy era lo suficientemente lista de saber que hacer con ello si no tenía ningún motivo que la persuadiera. Ella pretendía entregarse a la bestia en la que se convertía Cage cuando se dejaba llevar por la lujuria, y el monstruo que podía llegar a ser si alguien esperaba más de lo que podía dar. Dany tenía razón, no podía, ni quería, ver así a Livy.
Tenía que mostrarle lo horrible que sería si seguían adelante con ello.
-¿Quieres ver lo que puedo ser? Pues luego no lloriquees arrepentida.
Atrapo con su mano la chica y le dió un suave apretón. Ella alzó el mentón, altiva y digna cómo posaba siempre que quería demostrar su superioridad o el llevar la razón.
-Eso nunca.
Se lanzó encima de ella cómo un feroz animal, sin delicadeza, sin cariño, aquello iba a ser follar por follar.
De un tirón, bajó aquellos feos pantalones de pijama de su hermana y con ellos las bragas, también extremadamente desagradables. Aún en su cordura, decidió no romperlas, cómo le gustaba hacer en momentos así, a sabiendas que la bronca que le pegaría la cosita dulce por desgarrarle tal prenda sería insufrible, y no quería hacerla enfadar. Parecía mentira, quería ahuyentarla y seguía teniendo cuidado de no molestarla.
Apartó ese pensamiento de su mente, queriéndose centrar en aquel momento. La beso con fiereza, de ese modo que hacía cuando la lujuria lo sobrepasaba, que casualmente resultaba ser siempre con ella. Livy respondió rápidamente, pasando los brazos por su cuello mientras lo atraía más contra ella.
Cage aguantó el peso de su cuerpo con un brazo para no aplastarla mientas descendía on la otra hacia el su de la chica. Esta vez los preliminares no fueron suaves y dedicados, ni tampoco pacientes. No se tomó todo aquel tiempo que se tomaba para llevar a la chica hasta el borde y dejar que disfrutara de aquellos momentos de éxtasis. Frotó con fuerza e impaciencia y cuando notó que esta se contraía en sus dedos, se bajó los pantalones.
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Cycling my world
Teen FictionLivy no es tipo de chica que Cage West miraría más de dos veces. La mejor amiga de su hermana no le ha despertado nunca ningún tipo de interés en el guapo motorista, o eso es lo que él intenta creer. Livy es inocente, tímida y tiene su propio mundo...