Capitulo 27

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Cage volvió a ocupar su lugar en la mesa que tenía reservada para él y sus amigos. Bueno, compañeros. Realmente no se relacionaba mucho con ellos a no ser que se tratara de salir de fiesta. De hecho, la universidad no era un lugar que frecuentara demasiado, dado que para él era algo parecido a una actividad extracurricular. ¿Para que diablos necesitaba ir a la universidad si igualmente iba a acabar convirtiéndose en el Prez de los Jinetes? Para absolutamente nada, pero su padre lo había dejado bien claro. No hay estudios (que por cierto, Deuce no tenía), no hay poder.

La verdad es que no tenía muy claro cómo había decidido volver a los sofás. Se había sentido tan frustrado después de la desaparición de Livy a manos de aquel estúpido cuervo, que no se había molestado ni a seguirla. Había vuelto a su sitio y se había sentado a observar como su hermana bailaba y a vigilar que no se metiera en líos. Aquella definitivamente no iba a ser su fiesta. Con Dany rondando por el lugar y con un montón de moscardones revoloteando a su alrededor, esperando su ocasión para atraparla, no se podría concentrar en pasarlo bien. A demás, ¿Cómo podía estar de buen humor, sabiendo que Livy se paseaba por allí con el cuervo lame culos que se había empeñado en tomarla de la mano las veinticuatro horas del día?

Llevaba más de media hora, o eso le había parecido, observando a su hermana contonearse junto a Anabelle cuando ZZ, que había desaparecido hacía rato y volvía tomado de la mano de una morena bastante perjudicada, se le acercó alarmado.

-Tío, tienes que venir a ver esto -dijo una vez lo tubo justo delante-. Livy... -empezó.

Pero no terminó de formular la frase. Al oír el nombre de la cosita dulce todas las alertas de Cage se pusieron en alerta y no tardó en encontrarla entre el gentío, a unos cuantos metros de la mesa, bailando cerca, muy cerca, de un capullo con la chupa de los cuervos. No tubo que afinar demasiado la vista para darse cuenta de que se trataba del mismo idiota que la había agarrado de la cintura en el aparcamiento del instituto. Esa cara y esa cicatriz eran inconfundibles, Livy bailaba con el líder de los cuervos.

Cage rápidamente ordenó a ZZ quedarse a vigilar a su hermana mientras él corría a interceptar a Livy, que era demasiado integra para bailar con aquel cuervo para darle celos. Eso le dolió, ya que sabía que lo estaba haciendo por gusto, del mismo modo en que reía por las bromas que aquel idiota le susurraba en la oreja. ¿Dejarla en paz para evitar meterla en cualquier mierda?

Podría habérselo ahorrado, dado que Livy lo había logrado por si sola.

La canción que había logrado juntar tan cerca a aquel par se acabó, y con ello el cuervo se inclinó hacia Livy y le susurró algo en la oreja. Fué entonces cuando sus ojos conectaron con Cage. Le dedicó una mirada maliciosa y pasó su brazo por la cintura de la chica mientras seguía su íntimo discurso. Lo estaba provocando. Aquel hijo de perra sabía de su relación con Livy y lo desafiaba.

Cage estaba paralizado por la rabia. Tardó dos segundos en acudir a Livy, la cual se había percatado de su presencia gracias a que el cuervo le había visado. No parecía muy contenta, del mismo modo que Cage. El motorista, sin embargo, hizo aplomo de toda su fuerza de voluntad para no pegarle una paliza a aquel imbécil y corrió a atrapar a la chica, la cual ya se alejaba.

-Livy, joder -dijo, una vez la hubo atrapado, ante el ceño fruncido de su cosita dulce-, ya se que no quieres que te proteja, pero de verdad que necesito hacerlo. Aquellos chicos no son tontos, saben lo que sea que siento por ti, incluso mejor que yo. Van a hacerte daño, y me odiaré a mi mismo por permitirlo.

Curiosamente, la respuesta de Livy no estaba cargada de rabia contenida, y su semblante se relajó justo antes de contestar, después de una muy corta meditación.

-¿Que es lo que sientes por mi?

Cage frunció el ceño estupefacto.

-¿Esto es lo único que te queda de lo que te he dicho?

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