Cage observó como Livy caminaba enfadada a su habitación. Su bamboleante trasero tentándolo y gritándole que lo poseyera. Maldición, volvía a estar duro de nuevo. Creía que se había descargado con Roxy, pero no había sido así. Dio una rápida ojeada su hermana. Si supiera que veía a su mejor amiga cada vez que se tiraba a alguien, le cortaría las pelotas sin remordimientos. Le pediría a su padre que le cortara las pelotas sin remordimientos.
Maldijo el día en que habían sentado a Dany al lado de la buenaza de Livy en clase de química. Compañeras de laboratorio, era lo único que le faltaba. Hasta entonces Dany nunca había reparado en alguien tan discreto como Livy. Era una diva, era lo que tocaba.
Pero se hicieron amigas, tan solo en cuestión de días. Conectaron del modo más inesperado. En dos días ya la tenía en casa, sonriente y demasiado desarrollada para su edad. Y a sus dieciséis, sintiéndose mal por ello, se masturbó pensando en ella por primera vez. No sería la última, aunque su estilo era más de poner su cara a las chicas con las que tenía sexo.
Dany la traía a casa prácticamente cada día y Cage empezó a conocerla mejor. Se fijaba en ella en el instituto. Observó sus amigos, tan diferente a su hermana, y se preguntó que tenía que hiciera que la adorara de ese modo. Lo descubrió poco a poco. Siempre reía, incluso de las tonterías más ínfimas. Escuchaba a Dany con paciencia mientras le contaba sus problemas. No era de muchos amigos, pero siempre trataba a todos con una sonrisa. Hablaba y hablaba por los codos. Era lista, mucho. Su hermana ya se lo había dicho desde el principio, pero no lo descubrió hasta que, un día, mientras, extraño suceso, Cage hacía los deberes con ellas, Livy se le acercó y le corrigió todos y cada uno de sus errores en matemáticas.
ZZ tenía razón, era malditamente caliente que hablara de esa manera tan suya, mostrando su fluido vocabulario. La gente como él no podía ni aspirar a hablar cómo ella. No porque fueran pobres y no pudiera acceder a ninguna educación, todo lo contrario. La cosa era, que en su ambiente, la gente no hablaba así. Ello no pertenecía a los Jinetes.
También se fijo en pequeños detalles que la hacían aún más especial. El modo en que se acurrucaba en el sofá con Dany cuando veían películas. Como gimoteaba si algo no salía cómo quería. El fruncía los labios si pensaba mucho en una cosa.
La vio darse su primer beso, con un chico de fuera del instituto, durante una fiesta organizada por Dany. Odió a aquel estúpido chico que tomó sus labios por primera vez. Porqué era injusto, porqué el llevaba más tiempo deseándola.
La odió, odió a Livy como nunca había odiado a nadie. Por hacerle sentir débil, sumiso, dependiente. Se dedicó a molestarla hacia la saciedad. Si tenía una chica, se ocupaba de estar cerca de la mejor amiga de su hermana para que viera, en primera persona, como la poseía. Había visto entonces muecas de asco, de dolor, de rabia. Y a veces, se daba un respiro y la trataba como a una hermana pequeña. De eso Livy también se había quejado. De que fuera bipolar.
Ignoró la mirada de su hermana y siguió a la joven a la habitación rosa. Ella no se había molestado a cerrar la puerta, sabía que la seguiría y que nos servía de nada crear barreras entre ellos. De un portazo, dejó atrás la cocina y las miradas curiosas de todo el club
Le encontró pateando la cama que había en la habitación. No era King-size, pero lo parecía. Cage estaba tan enfadado que cogió a Livy del brazo y la giró hacia el y la encaró, muerto de rabia.
-¿Quien te crees que eres, maldita perra, para hablarme así? -gritó mientras la sostenía por la cadera, impidiendo que se escapara-. No te atrevas a llamarme basura, puta, porque te juro que no respondo de mi.
Lo siguiente que pasó no lo esperaba para nada. Con su mano libre, Livy, cegada por la rabia también, le propinó un bofetón como nunca le había dado a nadie. Ni en sus peleas alguien le había pegado de esa manera. La chica logró zafarse del brazo que Cage había enrollado en su cintura y lo miró cabreada.
-No vuelvas a faltarme el respeto jamás -dijo, gritando también-. No soy ninguna chica a la que te tiras ocasionalmente, no pienso quedarme callada mientras me insultas -Cage empezó a reaccionar de nuevo, apretando más el brazo de Livy-. ¡No te atrevas tampoco a ponerme un mano encima!
Y lo empujó, lejos de su alcance. Cage no daba crédito de lo que veía, nunca había tenido una bronca tan grande con Livy. Normalmente se gritaban un poco en que ella se quejaba de las bastas costumbres de él. Y luego el se corregía y estaban en paces.
-¡¿Y tu qué?! -gritó muy enfadado-. Me has llamado de todo menos bonito hace un momento, ¿y me hablas de respeto?
Livy lo miró furibunda.
-¡No tienes ni una maldita idea de lo que es el respeto! -gritó-. Respeto es tener en cuenta los sentimientos del otro. Si te he llamado gilipollas y basura era porque lo merecías, no cuestión de respeto. Roxy, Christine, Nikki pueden ser vuestras putitas, pero no puedes tratarlas como a la mierda, aunque estén cerca de serlo -sentía rabia de ellas, eso era obvio-.¡Incluso yo, si quieres, puedo ser la furcia más grande sobre la tierra, pero jamás, jamás, puedes tratarme de ese modo!
Cage se encogió. Livy no tenia nada de furcia. Era dulce, sincera y capaz de pensar que aquellas mujeres que se vendían por favores merecían el poco respeto que les podían dar. Las llamaba perras porque no eran Livy. Eran unas furcias por no ser como Livy. Eran putas por no seguir el camino de Livy. Sabía que había perdido aquella discusión, como siempre. Dejaría de llamarlas furcias.
Se fue de la habitación dando un portazo. En la cocina seguían ZZ y Dany charlando animadamente. Cuando llegó a ellos cogió el refresco que sabía que era de Livy y se lo bebió con tres largos sorbos.
Dany frunció el ceño mientras lo miraba fijamente.
-¿Qué? -preguntó después de minutos de largo silencio.
- Tío, los gritos se oyeron por toda la casa -fué ZZ el que habló finalmente-. Incluso creo que el Prez y Eva, que están ocupados montándoselo como si fueran adolescentes, lo han oído,
Cage hizo una mueca.
-Ew, estas hablando de mi padre, tío, no quiero saberlo.
-¿Te ha pegado un bofetón? -interrumpió Dany observando la mejilla de su hermano-. ¿Que le has hecho para que te pegara un bofetón?
Bufó, el malherido y Dany solo pensaba en sus pecados. Claro que, Livy nunca hacía nada mal.
-Nada, hemos discutido -Cage intentó quitar hierro al asunto-. Ella ha ganado, siempre gana. Necesito modales, lo entiendo.
-Quizás simplemente deberías dejar de ser un imbécil si estas a su alrededor -sugirió Dany-. Fue muy desagradable que le revolvieras el pelo habiendo usado tus manos para follar a Roxy.
Cage gruñó.
-Déjame en paz ¿vale? -se levantó y tiró a la basura la botella de refresco, Livy también le había dado una charla sobre ello con meses atrás-. Sabes que te quiero como el infierno, pero no quiero más charlas por hoy.
Supuso que Roxy ya se había despertado. Y si no, la despertaría. Tenía una erección de tamaño de un rascacielos por culpa de la bonita amiga de su hermana, y tenía que saciarse de algún modo.
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Cycling my world
Teen FictionLivy no es tipo de chica que Cage West miraría más de dos veces. La mejor amiga de su hermana no le ha despertado nunca ningún tipo de interés en el guapo motorista, o eso es lo que él intenta creer. Livy es inocente, tímida y tiene su propio mundo...