En algún momento de la noche comprendí que debía encontrar un maldito club del cuero y suscribirme de por vida, porque me estaba volviendo una maldita masoquista. ¿Por que motivo seguía observando como Anabelle se refregaba contra Cage? Ah sí, porque era estupida y quería demostrarme algo. Demostrar que podía aguantarlo, que podía resistir las ganas de abofetearlo y que era mucho mejor que él. No iba a rebajarme a su nivel.
-Wow, estas pensando demasiado fuerte -dijo Jonh cerca de mi oreja-. ¿Tengo que asesinar a algún jinete?
Si no fuera porque realmente era capaz de asesinar a un jinete, me hubiera hecho gracia. Bueno, se suponía que era capaz. La verdad es que no podía imaginarme al bueno de Jonh disparando a nadie, por mucho cambio radical que hubiera sufrido. Jonh era Jonh, el miembro honorario del club de los empollones al que tantas veces había defendido de algunos matones por tener una lengua demasiado suelta.
-Guarda la navaja amigo -bromee-. Simplemente está siendo un idiota, me cabrea, pero creo que podré superarlo.
Me sonrió como respuesta y siguió bailando a mi lado, intentando no parecer tan descordinado como realmente era. Por mucho que me agarrara suavemente de la cintura y se meciera de un lado a otro, Jonh nunca dejaría de ser Jonh.
-Me ha encantado la cara de su amigo cuando se ha enterado de que era un cuervo -dijo, refiriéndose a ZZ.
Reí, la verdad es que sí había resultado curiosa.
-ZZ es un buen tipo -expliqué-. Creo que es el motorista con más educación que hay en el club.
No mentía. Si dejábamos de lado su falta de vocabulario y su pobre capacidad de sintaxis, podría decir que casi era un hombre normal. Casi.
-No me digas... -comentó Jonh incrédulo- ¿Y sabe leer?
No debía reírme de alguien que me caía bien como ZZ, pero el humor de Jonh era contagioso.
-No seas tan malo -lo reñí, o lo intenté si hubiera podido sonar seria entre carcajadas-. Tu vas por su camino, así que no deberías hablar tanto.
-La verdad. Es una cosa terrible y hermosa, y por lo tanto debe ser tratada con sumo cuidado -dijo solemnemente.
Reí otra vez. Definitivamente, el habito no hace al monje.
-No se sí lo has arreglado citando a Harry Potter -dije, aún carcajeándome-, pero definitivamente acabas de perder todo tu estatus de motero para volver a ser un maldito empollón de instituto.
Jonh rió y tomó mi cara por la barbilla.
-Cierto, ¿pero no acabo de sacar ese ceño fruncido de tu cara?
Lo miré sorprendida. Ciertamente había logrado que dejara de pensar en el estúpido de Cage y me relajara por un momento. Lo amé por eso. Recuperar a Jonh era definitivamente lo mejor que podría haber hecho últimamente, y con ese pensamiento lo seguí con la mirada mientras caminaba hacia la barra para conseguirnos un buen trago.
Fue entonces que noté que alguien tiraba de mi cintura hacia atrás y me arrastraba suavemente hacia un fuerte cuerpo que tenía muy bien estudiado. Las manos de Cage tomaron mis caderas mientras empezaba a mecerse lentamente contra mí.
La mirada de sorpresa que nos dedicó Anabelle logró apartarme de cualquier pensamiento irracional sobre el irresistible olor de Cage o al hecho de que me estuviera agarrando por las caderas con sus fuertes manos. Me aparté rápidamente y me giré, para quedar cara a cara con el motero y a una distancia mucho más segura.
-¿Estas loco? -le grité- ¿Es que a caso quieres que tu hermana nos vea?
Cage rió justo antes de cogerme de nuevo y apretarme contra su cuerpo. Ya tenía las manos preparadas para volverlo a apartar cuando contestó:
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Cycling my world
Fiksi RemajaLivy no es tipo de chica que Cage West miraría más de dos veces. La mejor amiga de su hermana no le ha despertado nunca ningún tipo de interés en el guapo motorista, o eso es lo que él intenta creer. Livy es inocente, tímida y tiene su propio mundo...