Capítulo 31

22.1K 1.2K 78
                                    

Cage no entendía como besuquearse don Livy escondido detrás de una puerta podía excitarle tanto, pero fuera como fuera jodidamente amaba esos momentos junto a ella. No podía creerse como en una semana había logrado apegarse aun más a su cosita dulce, pero allí estaba, babeando por ella cada vez que la veía seguir a Dany por los pasillos del club.

Y Livy no se quedaba corta. Aunque ella no siempre era la que se acercaba a él, siempre respondía con una pasión igual o superior. Pero no tenía problema con ello, ni mucho menos.

No había podido verla mucho aquellos últimos días. Por mucho que a Livy le pareciera todo una paranoia de los Jinetes, los Cuervos habían empezado a realizar sus movimientos, y eso les estaba jodiendo tanto a Cage como a su padre. A parte, Livy parecía no estar nunca sola. Cuando Cage sacaba algún segundo para poder verla, ella estaba con Dany o en su casa, junto a sus padres y hermano, de modo que no podía, aunque obviamente quería, ni acercarse.

La verdad es que era Livy la que se escondía, cuando en una situación normal hubiera sido él el que no quisiera que los vieran juntos. Tampoco le hacía mucha gracia que su hermana se enterara de lo que tenía con su mejor amiga, prefería preservar sus órganos viriles a buen recaudo, pero la paranoia de Livy llegaba a limites insospechados.

Incluso en aquel momento, escondidos detrás de una puerta prácticamente aislados del resto del mundo, podía empezar a notar cómo Livy se revolvía incomoda y empezaba a separarse para poder apartarse y volver con Dany antes de que se diera cuenta de que llevaba demasiado tiempo desaparecida.

La dejó irse, no era como si pudiera retenerla por demasiado tiempo. Se estaba acostumbrando a ello. A no tener lo que quería al instante. Con la mujeres del club podía jugar en cualquier momento que quisiera, era soltar un grito y tenía a tres rogando deseosas su atención. Y con Livy... él dependía de sus horarios como ella de los suyos. No le gustaba, pero lo entendía y se adaptaba.

-Hoy mi hermano tiene clases de natación -dijo Livy antes de irse-. Y mis padres no llegarán hasta tarde.

Suspiró, a eso era a lo que se refería cuando decía tenían que adaptarse a los horarios del otro.

-No creo que pueda -contestó Cage tomándola del brazo para que se quedara un segundo más antes de irse-. Mi padre quiere hablar sobre los cuervos.

Livy suspiró. Habían hablado bastante del tema. Ella no pensaba que necesitaran darle tanta importancia a todo lo que hicieran los cuervos, y habían discutido varias veces sobre ello. Si había algo de lo que Livy no fuera una experta era del mundo por el que Cage se movía. Su padre siempre afirmaba que la mujer de un motorista debía, no solo aceptar, sino que incluso amar la vida que llevaban sus maridos. La simple idea de decirle algo como eso a Livy ya conseguiría que dejara de hablarle por una buena temporada, no quería imaginarse lo que sería para ella aceptar algo así.

Resultaba bastante claro que Livy no sería su compañera de por vida, ni mucho menos.

Se despidieron con un asentir de cabeza y cada uno se fue por su lado. No quería pensar en el modo en que podía evolucionar su relación, de modo que se dirigió directamente al despacho de su padre, sin pasarse un rato por su habitación como había planeado. De hecho la idea ir a su habitación con Livy, de modo que sin ella no tenía mucho sentido.

Cuando Cage entro en el despacho de su padre, Deuce estaba atendiendo una llamada desde su roída butaca detrás del más que destartalado escritorio que habían ocupado, hasta el momento, todos los presidentes de los Jinetes. Seguramente él también lo usaría, si no se caía a trozos antes.

El Prez de los Jinetes indicó con una mano a su hijo para que se esperara unos segundos a que acabara de hablar por teléfono. Tomó asiento en una de las sillas y aguardó pacientemente, mientras toqueteaba todo lo que había tirado en la mesa que ocupaba su padre. Sabía que eso a él no le gustaba, le decía que ese era un comportamiento de críos.

Cycling my worldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora