Regresar Pt. 2

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—¡Hey!—exclamé dirigiéndome al chico que estaba apoyado en la puerta de entrada a la sala. Estaba con una cámara en la mano apuntando hacia nosotros.

A penas me vio gritándole, empezó a correr y yo sin dudarlo, fui tras él. Lo más probable era que fuera un fotógrafo queriendo vender su trabajo al mejor postor, en otras palabras, un programa televisivo.

Salió de la casa conmigo tras él persiguiéndolo. Para mi mala suerte, era muy veloz y yo llevaba tiempo sin hacer ejercicio.

—Espera, te pagaré si eso es lo que quieres. —se detuvo a penas terminé la frase.

Lo alcancé con la respiración ahogada dispuesto a negociar. Estaba de espaldas, vestido de negro de pies a cabeza, se veía joven. Tal vez incluso un poco más que yo.

—Entonces… será mucho dinero.—enarqué una ceja confundido. Tampoco pensaba pagarle demasiado. —Ya sabes, esto te podría arruinar. Después de todo tienes novia y apuesto a que ella no sabe que querías besarte con tu ex compañero de banda o que lloraste por él. Por otro lado, la gente te vería como un infiel y por si fuera poco, a muchos les molestaría tu homosexualidad —Giró abruptamente causándome escalofríos. ¿Cómo sabía todo eso?—Si quieres pagarme tendrá que ser mucho, porque tengo todas las pruebas que demuestran que te gusta Park Jimin.—me enderecé y lo miré a los ojos.

Estaba sonriendo ladino, creyendo que podría dominarme, que tenía control sobre mi vida. Y de alguna manera, era cierto. Si él vendía esas fotos a algún programa televisivo, me arruinaría a mí y a Jimin. Estaba asustado, de que lo que tanto temía, se hiciera realidad.

—Nada de lo que dijiste es cierto, no puedes estar seguro solo por una fotos. Te pagaré lo que quieras para que borres todo eso y dejes de molestarnos.—sonrió con burla y se relamió los labios.

—Yo no soy el único que te sigue ¿sabes? Se han expandido rumores sobre tu venida a este país, y muchos canales de televisión buscan un buen chisme para anunciar en sus programas.—respondió con una sonrisa altanera. Era evidente que le divertía la situación en la que me encontraba.

—¿Qué rumores se han inventado? —consulté con la curiosidad matándome por dentro.

—Pues… algunos especulan que el único que se lleva bien con Jimin eres tú y que tus demás ex compañeros de banda lo detestan. —negué con la cabeza listo para contradecir lo que decía. —Otros dicen que tienes una relación muy cercana a él, tal vez demasiado, como mejores amigos o, mejor dicho, como amantes.—me quedé inmóvil sin fuerza para inventar excusas o mentiras. —Yo creo que de verdad lo quieres ¿no? Digo… he sido reportero y fotógrafo de BTS por más de cinco años. He trabajado para grandes cadenas televisivas como para niñas ricas, o como tú las llamarías, sasaengs. Te seguí por mucho tiempo buscando algo que me de más dinero y encontré cosas muy interesantes, como estas de aquí. —habló tendiéndome su cámara para que yo vea las imágenes que estaban ahí, eran fotos mías y de Jimin. Cuando nos quedábamos mirándonos, como si en nuestros ojos encontráramos un universo entero. La vez que me emborraché en un bar y Jimin fue a recogerme, ese día él y yo nos fuimos a un callejón, y con la confianza que me había dado el alcohol, me había acercado a él y había estado a un milímetro de acercarme a su boca. Esas y más eran las fotos que se plasmaban en la pequeña pantalla de la cámara.

»—Sé que no muchos tienen esta evidencia, pero basta conmigo para que sea un problema para ti.—esa oración me dejó sin aire, cada imagen estaba totalmente de acuerdo a lo que decía. Cada imagen demostraba lo que yo ni siquiera podía descifrar por mi cuenta: mis sentimientos.

—Haz estado invadiendo mi privacidad desde hace años. También podría denunciarte y…—empezó a reír fuertemente. Mis amenazas eran insignificantes para él.

—Pero para eso, ya habría publicado todo, ya te habría arruinado.—tragué saliva en son de miedo. Estaba asustado de que un simple idiota haga saber la verdad que yo no quería aceptar.—Te conozco… más de lo que crees. —me tocó el hombro y empezó a hacer una leve presión en él. Tenía una mirada vacía, que daba incluso más pavor del que ya sentía, mientras la mía estaba repleta de miedo y ansiedad.— Sé que preferirías no denunciarme con tal de no publicar ni vender esto. —levantó la cámara con las imágenes que deseaba que nunca hubieran existido.

—¿Y acaso no las has vendido?—inquirí con la pretensión de no sonar roto. Con su sonrisa arrogante negó con la cabeza, no lo creía, era como tener miles de dólares en las manos. Arrugué las cejas, definitivamente era muy petulante y mentiroso.

—Estoy esperando el mejor momento. —explicó.—y si quieres preguntar, ese momento es ahora que se han reencontrado. No están a la venta. — me quedé perplejo, con los ojos abiertos de par en par. Mi respiración se sentía pesada, habían pasado años desde que no había tenido un ataque de ansiedad. No me podía mover, no podía hablar, ante todo ese caos en mi cuerpo, las lágrimas se dispararon como chorros de agua.—Adiós Min.

—N-no e-espere… no lo haga.—empecé a balbucear.—Jimin…él no está l-listo para esto, e-eso lo arrui…

—Él ya está arruinado.—me cortó. —tiene escándalos de fiestas, su internamiento en hospital, se sabe que tiene problemas de alcohol y hasta probablemente con drogas, ya se sabe que es gay. Solo te quieres proteger a ti, eres un egoísta.—recriminó apuntándome con uno de sus dedos. Nada de eso podía ser verdad, nadie debía saberlo. Las ganas de vomitar se acercaron a mí vorazmente— Adiós, no las publicaré pronto porque estoy esperando algo más interesante, pero ten por seguro que todas esas imágenes serán habladas por todo el mundo.—giró y se fue con el paso tranquilo, con toda mi vida en sus manos.

¿De verdad era un egoísta?

Ya no iba a perseguirlo, nunca me las daría. Tenía una posición firme e inquebrantable, que ni yo podía cambiar.

Regresé a la casa de Jimin, con el deseo de tal vez mejorar las cosas con él ayudándolo a dejar su mal camino, y quizás en el intento arreglarme, juntar nuestras piezas rotas y reconstruirnos.

Nada había cambiado dentro de su hogar, la gente seguía bailando mientras la música resonaba con fuerza en cada parlante. Me escabullí por la sala para llegar a la puerta del jardín, donde había dejado a Jimin.

Hubiera preferido no entrar, ya que Kazuki lo tenía acorralado en la pared mientras que, prácticamente, se lo estaba devorando. Me acerqué a ellos hecho un lío, no sabía si era asqueroso o triste ver a Jimin siendo besado de esa manera y por esa persona.

Jimin fue el primero en darse cuenta de mi existencia, se separó del castaño con los labios rojos y más gruesos que de costumbre. Acto seguido, Kazuki giró para ver que era lo que su acompañante estaba observando.

Cuando se encontró con mi mirada, volteó los ojos y se acomodó en su sitio para reparar en mí.

—Yoongi… —sonrió con sorna. —¿nunca te enseñaron a no entrometerte en la vida de los demás? Estábamos en algo importante.—argumentó cruzándose de brazos.

—No parecía. —contraataqué enarcando una ceja, mirándolo escéptico.

Era muy probable haberlo hecho enfadar, y que, por lo tanto me golpearía. Sin embargo, lo único que obtuve de él fue una carcajada.

—Si estás celoso, solo dilo. —sonrió de lado.—¿Quieres besarlo? Anda, ahí lo tienes. —contestó jalando a Jimin de su muñeca para dejarlo en frente mío. No se resistió ni intentó alejarse, estaba demasiado borracho para tener cualquier tipo de reacción. Sentí su aliento sobre mis labios, y en cuanto ese olor llegó a mis fosas nasales, supe que en mi ausencia Kazuki se había aprovechado de su vulnerabilidad. Con la sangre hirviendo me acerqué al castaño que tanto detestaba.

—¡Maldito imbécil! ¡¿Qué mierda le diste?!—increpé agarrándolo del cuello con el oscuro deseo de acabarlo. No era más alto que él, ni más fuerte. Era evidente que si iniciábamos una pelea, yo sería el más afectado.

—Él mismo se metió esas mierdas, es su culpa, no la mía. —argumentó desapareciendo la sonrisa ladina que segundos antes estaba dibujada en su rostro, cambiándola a una línea recta junto a unos ojos vacíos y oscuros.—Y…suéltame, estás empezando a llamar la atención.—advirtió mirando hacia un costado.

Algunas personas que se encontraban cerca habían empezado a observarnos y susurrarse en los oídos. Aflojé mi agarre rápidamente sin dejar de mirar hacia ese costado. Kazuki aprovechó y se alejó de mí, dirigiéndose hacia Jimin, lo sujetó de la mano para llevárselo dentro de la casa.

No iba a permitir que hiciera lo que quiera con él, no como tantas veces lo había hecho. Me aproximé a ellos y cogí a Jimin por los hombros llevándolo hacia mi pecho.

—Yo me llevaré a Jimin.—anuncié. Él respondió con una sonrisa altanera, un acto que, estaba seguro, era una marca personal o algo así.

—¿Te lo llevarás?—asentí decidido.

—Bien.—se encogió de hombros y soltó la pequeña mano del rubio. Se alejó de nosotros ingresando a la casa.

—D-deja d-de j-jug-ar. —escuché decir a Jimin.

No le respondí y lo ayudé a caminar a la salida, dónde pedí un taxi que nos llevó al hotel en el que estaba hospedado.
No habíamos hablado nada en el camino, o bueno, no había entendido nada de lo que me decía. Todo para mis oídos sonaba como frases zombie, yo solo asentía con una sonrisa sin comprender. Luego de un rato de decir incoherencias, se quedó dormido abrazando sus piernas.

—Sal. — anuncié después de unos quince minutos, al haber llegado a nuestro destino, dándole leves toques en el brazo. Él abrió ligeramente sus pequeños ojos, dándole el aspecto de alguien indefenso. Se arrastró por el asiento del carro y salió con los ojos apenas abiertos. Lo tuve que sostener para que no se cayera, aún seguía muy borracho.

Prácticamente, lo arrastré hasta llegar a la habitación. Pesaba demasiado, ¿siempre había pesado tanto?

A penas llegamos, cuando ni siquiera había encendido la luz, buscó la cama a tientas y cuando la encontró, se envolvió en todas las mantas sin que ni siquiera su cara se le pudiera ver.

El colchón era enorme, podíamos dormir los dos de manera cómoda. Sin embargo, el solo hecho de imaginarnos juntos me hacía sentir un golpeteo frenético en el pecho. Tan solo verlo dormido cerca de mí me traía una brisa de buenos recuerdos, donde éramos jóvenes llenos de energía, compartiendo un sentimiento que era obvio pero inaceptable, que callábamos con insistencia, esperando que algún día se desvaneciera en el aire.

Actualmente, todo era distinto, habíamos optado por alejarnos y dejar todo lo que en un pasado habíamos sido, ahora solo éramos desconocidos.

Con la cabeza llena de pensamientos negativos y melancólicos, fui al baño a cambiarme y lavarme los dientes. Estaba agotado, tantas lágrimas que había derramado ese día crearon un intenso dolor en los ojos y cabeza.

Cuando ya hube acabado, me sentí muy cansado como para seguir pensando en donde dormir, por lo que me eché al lado de Jimin, manteniendo una distancia prudente entre ambos.

Cerré mis ojos con el cuerpo hacia el lado contrario a él, pero apenas me tapé con las frazadas, sentí como giró hacia mi dirección poniendo su gélida mano en mi cintura, sobresaltándome, era un auténtico cubo de hielo.

Intenté levantarla y alejarla de mi cuerpo, pero, cuanto más la quería lejos, él más se acercaba a mí. Al final nos quedamos así, pegados como dos chicles.

Tal vez era cierto lo que ese fotógrafo decía, éramos demasiado obvios. Nuestras acciones contaban más que las palabras. Nunca nos habíamos confesado nada, pero con solo mirar sus orbes cafés, mi mundo se esfumaba dejándolo solo a él.

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Sé que estamos a mitad de año pero mi deseo de año nuevo 🤣 es escribir sin errores y actualizar más seguido. Amén. Jajajajaj😂

Si te gustó regálame un comentario y un estrellita sino me emputo y lo dejo así jajaja okno. Lofiuuuu❤️❤️💕💕💜💜💕❤️

Let Me Be Yours-YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora