Agria Añoranza

252 20 5
                                    

Jimin había llegado a Japón con dos cosas muy presentes, su corazón roto y su vacío emocional. Después de haber huido de Corea, había recibido incontables amenazas de muerte y hasta sus padres que habían permanecido en silencio un largo tiempo, empezaron a estallar su teléfono y cuando tuvo el valor de responder le reclamaron el porqué seguía cometiendo tantos errores haciéndolos quedar mal. Le reclamaron el porqué era gay, insultaron a Yoongi llamándolo un pervertido y otra deshonra, que ambos tenían la culpa de todo y que si no fuera por ellos y sus pecaminosos deseos, que se habían arruinado la vida por creer que se amaban. No aguantó más y lanzó el celular a la pared más cercana con toda su fuerza rompiéndolo. Lloró como un loco y de jaló del cuero cabelludo tan fuerte, que se arrancó mechones enteros de pelo. Se odiaba, se detestaba a sus acciones y su existencia. Que ahora realmente se había quedado solo, que nadie lo quería. Que los momentos felices no eran duraderos si eran para él. Si Yoongi... tal vez nunca le hubiera correspondido, si tal vez nunca se hubieran conocido...

Soltó un grito desgarrador al cielo y sus ojos se nublaron, así como su raciocinio. En su momento de ira, sostuvo un cuchillo de la cocina, y lo apuntó a su estómago. No merecía nada ni nadie. No era merecedor de nada. El cuchillo chocó con su estómago, mas frenó antes de perforárselo.

Aún había alguien que quería ver. Un cierto chico de cabellera negra y tierna sonrisa. Soltó el cuchillo al piso y cayó junto a él con las lágrimas en los ojos.

Lloró una semana entera en esa enorme casa que era un desastre igual que él. Se sentía abandonado y roto, pero aún tenía esperanzas de que todo mejoraría. Que aunque no todo iba a ser como antes, cosas buenas pasarían.

Casi no comía y se quedaba en cama todo el día. Sus brazos se sentían débiles y mostraban un amarillo enfermizo demostrando que estaba demasiado débil.

Estaba solo en ese enorme lugar y aunque siempre le llegaban uno que otro monto de dinero a su cuenta, no se sentía bien. Tenía dinero en exorbitantes cantidades, pero no tenía amor de ningún tipo. No se sentía capaz de recibirlo estando en ese estado tan deplorable.

Pasaron meses para decidirse en salir a dar una vuelta por su barrio, siempre cubierto para que nadie lo reconociese ya que lo único que hacían era insultarlo. Caminó en la fría noche de setiembre y se sentó en un banco de ese enorme parque, los meses pasaban pero se sentía estático en el tiempo, con su corazón acongojado y con los ojos siempre brillando por el llanto.

Ese frio día pensó en la manera en la que su vida había dado giro tras giro dañándolo y no se dio cuenta cuando alguien se detuvo frente a él.

—Jimin, creía que no nos volveríamos a ver. —dijo la voz que hace buen tiempo no oia. —Así que... déjame adivinar, tu noviecito otra vez te abandonó. —habló cruzándose de brazos.

Entonces, Jimin levantó la mirada sin ninguna expresión. Kazuki ahora tenía el cabello negro. Se miraron sin decir ni una palabra, solo Kazuki enseñó la muy típica sonrisa altanera y se sentó junto a él.

—No has cambiado nada. — le susurró en el oído y se pegó más a su cuerpo. —Sigues lindo y callado como siempre.

Jimin al inicio cerró los ojos pensando que tal vez eso era lo que necesitaba, quizá un poco de atención y amor... entonces lo recordó, la manera en la que Kazuki era violento y fingía preocuparse por él, sobre que era la razón de todo lo malo que le había ocurrido. Se paró de un salto, alejándose del menor.

—Déjame en paz, ya no somos nada. —sentenció con la intención de retirarse. Sin embargo, sintió como el contrario lo jaló de la mano haciéndolo sentar en su regazo.

—No digas idioteces, el tal Yoongi te olvidará tan pronto tenga a su perra moviéndole la cola. No eres especial en su vida. —le susurró en el cuello trazando besos húmedos hasta el lóbulo de la oreja. —Pero nosotros, seremos felices. Cambiaré y seré perfecto para ti porque te amo. — se acercó peligrosamente a su boca. Jimin no se movió, estaba petrificado ante las palabras del pelinegro.

Let Me Be Yours-YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora