Metáforas Sobre Amor

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Yoongi

—¿Y cómo está Jimin?—preguntó Lía desde la otra línea telefónica.

Era obvio que ya estaba mejor, no lo había visto quejarse de dolor en ningún momento. En realidad, no lo había visto casi nada porque el tal Kazuki no me había dejado entrar desde el día anterior. Jimin nunca le mencionaba lo irrespetuoso e idiota que era, tal vez él si quería que estuviera ahí. Sin embargo, por lo que había pasado dudaba que si quiera deseara verme los pies.

»—Yoongi... ¿sigues ahí?—había olvidado completamente que estaba en una llamada con mi novia.

—Sí, lo siento... me distraje un poco, el hotel se ve muy... lujoso.

Que excusa tan tonta. Se quedó en silencio, sin decir nada. No quería que nos sintiéramos incómodos, por lo que empecé a hablar.

»—Sí. Jimin está bien, lo vi ayer y aunque se ve un poco cansado, parece estar bien.—
Jimin no estaba un poco cansado, se le veía agotadísimo. La última mirada que me dio me indicó que estaba mal, pero ambos sabíamos que no era algo físico y no solo era su dolor, sino de ambos. La herida estaba aún abierta, y tal vez más que antes porque ambos éramos como rosas espinosas, tanto él como yo. Nos hacíamos daño el uno al otro.

Sin embargo, sabía que el que había salido más dañado había sido Jimin, o por lo menos era el que no podía fingir sentirse bien. Era sincero. En cambio yo...vivía en un cuento de hadas. Tenía la mejor y más feliz vida, pero tras esa falacia solo era una persona cobarde y mentirosa, no era el mejor y tampoco era feliz.

—Lía te llamo luego, me iré a vestir para ir a visitar a Jimin.

—Hablamos cuando vayas a dormir. Te amo...—se despidió con las dos últimas palabras dichas en un susurro.—Ten un lindo día.

—Está bien, igualmente. Adiós, te quiero.—hablé y corté la llamada sin esperar ninguna respuesta más.

A veces me odiaba por ser un completo cubo de hielo con ella, ella me quería mucho, me amaba, y yo..., es decir, me gustaba mucho pero no había pasado la línea que había entre un "me gustas" y un "te amo". Me sentía cómodo a su lado, me sentía bien. Sin embargo, Jimin no desaparecía de mi mente.

Si él me hubiera dicho que  había hecho un amarre y un trato con el diablo para que me sienta así, le hubiera creído.

Suspiré, esos pensamientos me comían vivo, pero no había sentido para darle vueltas. Cosas como esas son pasajeras en nuestras vidas, solo hay que darles tiempo.

Saqué la ropa de mi maleta y las extendí a lo largo de la cama viendo entre las distintas prendas algo que pueda combinar. Hasta que lo encontré decidiéndome por unos pantalones negros, una camiseta blanca suelta, una chaqueta y unos zapatos de color negro.

Me despojé de la ropa de dormir y empecé a cambiarme con lo que había escogido y ya cuando estuve listo me dirigí al espejo del baño para lavarme la cara y los dientes, y también para peinarme.

¿Pelo arreglado o despeinado? ¿Con una línea al medio, a un costado, al otro? ¿Flequillo adelante o atrás? ¿Y si me hago calvo?

"—Bendita sea la hora en la que me decida. —chillé en mi interior."

Al final, opté por el flequillo cubriendo mi frente y un poco desaliñado. De esa manera me dirigí al restaurante del hotel y pedí mi desayuno, siempre intentado pasar desapercibido. No quería que nadie más me reconociera, era bastante tedioso ser conocido como el ex rapero de lo que alguna vez fue BTS, como si nos hubiéramos desvanecido misteriosamente, como si hubiéramos muerto.

Let Me Be Yours-YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora