Vermont, año 2017.
Wilden Dietrich.
Subí a mi auto una vez que quité los seguros, coloqué mi celular en la base y marqué su número de teléfono. Presioné el altavoz mientras empezaba a conducir, alejándome de la gasolinera.
Un timbrazo.
Dos timbrazos.
Y...
Buzón de voz.
Hice una mueca.
―Bien, amigo. Solo quiero saber qué pasa contigo, tu hermano preguntó por ti y no te presentaste al trabajo ―Negué con la cabeza al mismo tiempo que hablaba, dejándole un mensaje a Sylvain―. No te preocupes, le mentí diciendo que tuviste que salir de Derby por una emergencia.
Conduje por la carretera solitaria y oscura, solo las luces de mi auto iluminaban el camino y el bosque a los lados.
―Espero que no te hayas metido en otro problema, se me acaban las excusas con Clark y creo que él merece saber lo que te pasa ―Suspiré―. En fin, llámame en cuanto puedas, Mollins.
Encendí la radio una vez que terminé de hablar. Tarareé la canción, intentando evitar pensar que en tan poco tiempo, esta es como la tercera vez que se desaparece de la nada.
Y a mí me toca cubrirlo cuando menos me lo espero. Ni siquiera soy bueno mintiendo, no sé como es que Clark cree todas las estupideces que salen de mi boca.
Pero bueno, supongo que esto es lo que me toca por ser el único que conoce el secreto de Sylvain.
Clark solo sabe la mitad de todo. Y es mejor así.
Mi celular fue arrojado de la nada a la parte trasera de mi auto. Mis cejas se hundieron de inmediato.
¿Cómo es que eso fue posible?
Giré la cabeza un poco. Detrás de mí había una mujer, una que en un parpadeo desapareció por completo.
Volteé apresuradamente para enfocar mi camino, intentando recomponerme del sobresalto. Una vez que volví a enfocar la carretera, logré ver a una persona de pie a una distancia muy corta, giré el volante rápidamente, pero ni siquiera alcancé a esquivarlo, lo golpeé con el lado izquierdo del auto.
Frené de golpe antes de estrellarme contra un árbol y respiré agitadamente, me aferré al volante. Intenté calmarme y entender toda esta situación, pero simplemente no lo conseguía.
Acabo de arrollar a alguien.
Bien...
No, nada está malditamente bien, Dietrich.
Tragué saliva y bajé lentamente.
Rodeé el coche y caminé hasta donde se suponía debía estar la persona a la que golpeé, pero no había nada.
Estoy completamente solo.
―¿Hola? ―Mi voz salió ligeramente temblorosa―. Probablemente lo que preguntaré será estúpido, pero...¿estás bien?
No obtuve respuesta.
―¿Dónde estás? ―Volví a hablar, esta vez caminando en dirección a la orilla que daba a la parte izquierda del bosque, alcé la cabeza y miré por la pequeña colina. Tal vez cayó por ahí.
―En realidad, no estoy bien ―Dijo una voz masculina detrás de mí. Giré para mirarlo, su frente tenía una herida que estaba... cicatrizando―. Para ser sincero, duele mucho que te arrollen.
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Noshten ©
FantasyTenía dieciocho años en el 896 d. C. Hasta que mi madre me asesinó. Cuando desperté, ya no era humana... Era una depredadora. La primera de mi especie. Un Noshten. Mis padres murieron en la hoguera al ser acusados de brujería. Hacerme fuerte e inde...