Capítulo 11

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Vermont, año 2017.



Tomé la mano de Wilden. Esta se encontraba temblorosa, debido a la sangre perdida.

―Te sacaré de aquí. Solo resiste un poco ―Le dije en un susurro―. Estarás bien.

Asintió lentamente, ya que esta vez, le fue difícil formular algo.

―Tess...Tess, quédate conmigo ―El murmuro de Dixon, me hizo enfocarlo.

Aún se encontraba junto a su hermana. Creí que estaban lo suficientemente vacíos como para sentir temor o miedo. Al parecer, si hay algo que a esos brujos Malarkey les importe, son ellos. Tenerse entre ellos.

Parpadeé y sacudí la cabeza, volviendo a enfocar a Dietrich.

Presioné su herida con mis palmas y comencé a susurrar un conjuro para sanarlo. Repetí la acción varias veces, hasta que pude ver cómo poco a poco, Wilden comenzaba a recuperarse. Y cuando su herida cerró por completo, pude respirar con tranquilidad.

―¿Cómo has hecho eso? ―Cuestionó Dixon.

―Aún te faltan cosas por aprender, niño.

―¡Dime! ¡Mi hermana está muriendo! ―Exigió, usando un tono alto y lleno de nerviosismo―. Lo que sea que hiciste para curarlo, hazlo con Tess.

Formé una sonrisa pequeña en mis labios.

―Si Tess muere o no, no es mi problema. ¿Y sabes qué? ―Siseé―. La prefiero muerta.

Tomé a Wilden y sin escuchar por más tiempo a Dixon o detenerme a salvar a su hermana, me llevé al hombre que sostengo rápidamente, usando mis habilidades de Noshten.

No nos tomó ni un minuto llegar a su casa y eso que estaba algo retirada de la celebración.

Casi tiro la puerta con tal de hacernos entrar y poder dejarlo en el sillón. Sigue un tanto débil y necesita recuperar energía. Y no lo conseguirá tirado en el suelo de un parque.

Hice que se acomodara sobre la suavidad de su sillón y después me alejé un poco. Antes de poder decir algo, noté que hizo una mueca, de nuevo llevando su mano a donde anteriormente tenía la herida.

―¿Wilden? ―Formulé, confundida.

Se dobló, soltando un quejido de dolor.

―No...no sé...―Musitó.

Retiró un poco su mano para observarla. De nuevo estaba empapada de sangre fresca.

¿Qué mierda?

Di pasos rápidos a él y lo único que atiné a hacer, fue levantar un poco su camiseta, para descubrir esa área y así saber qué ocurre.

Mis cejas se hundieron de inmediato.

―Tu herida...se abrió de nuevo ―Susurré, completamente confundida.

La herida que cerré antes, de nuevo está abierta. De nuevo se está desangrando.

―No...no lo entiendo ―Musité, presionándola―. La cerré, lo hice bien.

Es imposible que falle en esto.

Por Dios, tengo mil años. Curar personas con mi magia, es un juego de niños. Jamás he fallado en esto.

Cerré los ojos y comencé a susurrar nuevamente. La herida poco a poco fue cerrando. Cuando volví a abrir los ojos solo fue para confirmar que sí.

Está cerrada.

Solté un suspiro de alivio y me moví ligeramente. Llevé mis dedos a su rostro, para retirar un mechón de cabello que se le pegaba a la frente.

―¿Ya no duele?

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