Capítulo 13.

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Boston, año 1904.



Mis parpados aletearon cuando intenté abrir los ojos. Traté varias veces, hasta que finalmente lo conseguí.

Cuando pude enfocar a mi alrededor, pude darme cuenta de que estoy en mi habitación. La lampara está apagada, solo la luz del pasillo se filtra por la puerta ya que está abierta. Me llevé una mano al pecho. Ahí, justo donde el bastardo de Vince me apuñaló.

Me bajé un poco el camisón blanco para descubrir esa zona.

Hay una herida.

Se está cerrando lentamente. En un Noshten, curarse de manera tan lenta, es algo inusual. Simplemente, sanamos en un parpadeo.

¿Por qué no sana?

¿Volví a ser humana?

Escuché unos pasos acercándose a mi habitación, al alzar la cabeza, pude ver a Ezra entrando con suministros de sangre.

―¿Soy humana de nuevo? ―La pregunta salió involuntariamente de mí.

Ezra detuvo su acción de pasarme la copa llena de sangre. Parpadeó, completamente confundido.

―¿Humana? ―Repitió. Después, negó con la cabeza―. Si fueras humana, ¿crees que sobrevivirías a una herida como esa?

Señaló mi pecho.

Y mi esperanza murió.

―Anda, bebe esto. Recuperarás fuerza ―Esta vez, sí me tendió la bebida.

La tomé entre mis manos y el solo acercarla a mi rostro, bastó para darme cuenta de que Ezra no miente.

Aún soy un noshten, lo sé por las ansias y por el hambre que me genera oler la sangre.

Comencé a beber rápido, sin poder controlarme. No supe ni en qué momento terminé, solo supe que esa copa no sobrevivió más de un minuto.

―¿Por qué la herida no sana?

―Sé que luzco más viejo, Less. Pero soy más joven que tú, así que si tú no sabes la respuesta, ¿qué te hace pensar que yo sí?

―Esto nunca había pasado ―Susurré.

Me acomodé en la cama, haciendo una mueca de dolor en el proceso.

―¿Me dirás cómo terminaste así?

―Un hombre lo hizo ―Gruñí―. Jodido imbécil, como lo encuentre te juro que le arranco la cabeza.

―¿Pero cómo lo consiguió? ―Volvió a preguntar, demasiado confundido para mi gusto―. Eres híbrida, eres bueno, la primer Noshten que existió. ¿Cómo es que pudo dañarte?

―No lo sé, papá. No puedo entenderlo. Todo pasó tan rápido, nos estábamos...besando, sacó una daga y digo algo como «¿alguna vez un ángel ha tratado de matarte?» ―Expliqué rápido―. Que ridiculez.

―¿Ángel?

―Una mentira o alucinación supongo. Debe estar loco, los ángeles no son reales ―Bufé, dejándome caer en la cama―. ¿Tendrá algo que ver con la maldición de Amertedus?

Existió un hechicero muy poderoso llamado Amertedus, que como forma de vengarse de los Noshten que acabaron con su pueblito, creó una maldición que nos vuelve vulnerables por un periodo corto de tiempo. Sus descendientes pueden usar eso contra nosotros, pero pasan muy desapercibidos, tendrías que buscarlos por todo el mundo para dar con alguno.

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