━ LUNA COMPARTIDA
Dominic sufría, casi totalmente por culpa de su licantropia, ¿Quién de su edad podría compartir su terror por la luna?
Al entrar en Hogwarts descubrió que un chico con cicatrices, amante del chocolate, tal vez lo entendería. Y com...
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ㅤLA SONRISA NO SE IBA de su cara mientras su madre, una hermosa mujer lobo —de la cual había heredado la licántropia— le hacía unas trenzas; Dominic le contaba a su padre, un muggle de ojos azules, como había sido su experiencia comprando las cosas que pedían en la carta de Hogwarts.
—Entonces moví la varita y le cayó al señor de la tienda un jarrón en la cabeza, pensamos que se había desmayado pero después se levantó y me dio otra varita como si nada, ¡Y esa si funciono!— relataba la niña haciendo muecas por los tirones de pelo que le provocaba su progenitora.
Kiara, su madre, le dio unos golpecitos en los hombros avisándole que había terminado de peinarla, Dominic fue corriendo al espejo para verse, dio una vuelta sobre si misma con una sonrisa.
John, su padre, río, y junto a su madre se acercaron a ella y se arrodillaron para llegar a su altura.
—Aunque Dumbledore dejo que entres en Hogwarts aún siendo una mujer lobo, recuerda.
Dom la cortó antes que terminara la frase -No debo contarle a nadie; en la luna llena iré al lugar donde Dumbledore me dijo, esconderé mis cicatrices y no me importarán los comentarios de los demás sobre mi parche.
—Sophia, ¿No te estas olvidando de algo?— Pregunto su padre.
Ella frunció la nariz pensando y después de unos segundo abrió mucho el ojo que no estaba cubierto por el parche. Salió corriendo y subió las escaleras de su casa, a los minutos volvió con una jaula en su mano, donde estaba el búho que había comprado, bautizado como Kiliam. Acerco su cara a la jaula y le digo a su búho -Perdón Victor, nunca mas me olvidare de ti ¿Okey?
Sus padres sonrieron por el comentario de su hija y Kiara la agarro de la mano y le dijo -Dominic, despídete de tu padre.
John no podía acompañarlas ya que trabajaba de médico, había pedido unas horas libres para poder despedirse de su hija. El se agachó y abrió los brazos, la pequeña castaña lo abrazo y le dio un beso en la mejilla.
—¡Adiós papá! Nos vemos en las vacaciones.
—Nos vemos hija, pásala bien y no te metas en problemas.
Ella río, y tomo la mano de su madre, partiendo el rumbo hacía la estación.
(...)
Una vez ambas se pararon frente a una gran pared de ladrillos, ubicada entre la estación 10 y 9 Dom abrazo a su madre, despidiéndose.
—Recuerda mandarme cartas, y cualquier cosa me avisas a mi o a Dumbledore.
—Si, si, ¡Nos vemos!
Se dio la vuelta y cerro los ojos con fuerza, confiando en su madre agarro velocidad y corrió tirando del carro donde llevaba sus bolsos y a Victor con ella. Pensó que se toparía con una pared pero siguió de largo, cuando no sintió dolor y empezó a escuchar murmullos de gente, abrió los ojos y por la imagen enfrente suyo, una sonrisa se curvo en sus labios.
