━ LUNA COMPARTIDA
Dominic sufría, casi totalmente por culpa de su licantropia, ¿Quién de su edad podría compartir su terror por la luna?
Al entrar en Hogwarts descubrió que un chico con cicatrices, amante del chocolate, tal vez lo entendería. Y com...
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ㅤFALTABA UNA SEMANA PARA NAVIDAD, todo Hogwarts estaba decorado con guirnaldas, luces, muérdagos y un enorme árbol, lleno de bolas rojas, verdes, y más colores.
Los pasillos estaban más vacíos que de costumbre; la mayoría de alumnos — especialmente los de primer año— se habían ido para pasar las fiestas con su familia. Cuando Dominic se entero que sus amigos se quedarían en Hogwarts le insistió en sus padres que la dejaran quedarse, prometiendo que el próximo año la pasaría con ellos.
–No puedo creer que vamos a pasar nuestra primera navidad juntos, pensé que a Dom no la iban a dejar.—dijo James a sus amigos mientras comía una pata de pavo en el vacío comedor.
—Yo tampoco pensaba que la iban a dejar; era obvio que a mi me lo iban a permitir, creo que mis padres hacen todo para no verme por casa.—murmuro Sirius jugando con el tenedor en el plato.
Dominic paso un brazo por los hombros de Sirius, para intentar animarlo, a la vez que le respondía a sus amigos-Ni yo pensaba que me iban a dejar, es lindo pasar las fiestas con ustedes.
-Aww, que tierna eres.-se burlo James apretando las mejillas de su amiga.
Dominic lo aparto de un manotazo, Sirius, riendose, se apoyo en la mesa y poniendo su rostro sobre sus manos preguntó a sus amigos-¿Y que vamos a hacer hoy?
-No se ustedes, pero yo tengo que hacer sus regalos para navidad.
-¿Cómo? Si no podemos ir a Hogsmeade.
-Ya se, pero voy a hacer su regalo yo misma.
-Wow, ¿Me puedes decir cual va a hacer?-le susurro Sirius acercándose a su amiga.
-No, dejaría de ser un regalo. Vas a ver como es el veinticinco.
(...)
Dominic entro en su habitación, Lily y Marlene le habían avisado que estaban en la biblioteca, preguntandole si quería ir con ellas, Dom rechazo la invitación, diciendo que tenia que hacer cosas en la sala común.
Se sentó en su cama y saco unos hilos que tenía guardados en su valija. Desde muy pequeña hacia pulseras con su madre, como una muestra de afecto entre las personas, y ahora planeaba hacerle unas a cada uno de sus amigos.
Saco de varios colores, junto con unos dijes. Muy concentrada, y mordiéndose la lengua, comenzo a hacerlas.
Las horas pasaron y miró con una sonrisa muy orgullosa su trabajo sobre su cama, cuatro pulseras se encontraban allí, la quinta estaba puesta en la muñeca de Dominic.
Salió de su habitación, bajando a la sala común; cuando se encontró con sus amigos abajo escondió sus manos rápidamente en su espalda; pequeños trozos de cinta y pegamento había en ellas. Dominic no era la mejor envolviendo regalos.
Al ver que ninguno de sus amigos le había prestado mucha atención a su actitud sospechosa se acercó a la ronda que habían formado, asomando su cabeza por encima y preguntando en voz alta:
