IV. MADRE E HIJA

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ㅤDESDE QUE DOM TENIA CINCO AÑOS LE TEMIA CON TODO SU SER A LA LUNA, aquel circulo blanco que estaba pintado en el cielo; y ese miedo tenia un anécdota detrás

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DESDE QUE DOM TENIA CINCO AÑOS LE TEMIA CON TODO SU SER A LA LUNA, aquel circulo blanco que estaba pintado en el cielo; y ese miedo tenia un anécdota detrás.

Cuando Dominic tenia cinco años, ella y su madre se estaban preparando para la cercana luna llena, se escondían en un granero que había cerca de su casa; faltaban tan solo unos minutos para su llegada cuando poco a poco sus huesos empezaron a deformarse y su cara se alargaba, los ya comunes gritos de parte de Dom salían de su garganta, el dolor de su madre trataba de ser ocultado para no asustar aun mas a su pequeña hija, una vez que el lapso de transformarse termino su mente ya no era la de una niña de cinco años; pequeñas gotas de saliva caían de su boca, palpo la tierra bajo sus ya garras y empezó a mover la cabeza rápidamente en busca de algún humano, su estomago pedía a gritos esa deliciosa carne, un aullido hambriento escapo de sus labios, se giro a la mujer loba de su lado y retrocedió confundida por la mirada de ella, aunque Dom no podía controlar su cuerpo ni pensamientos, una pizca de ella quedaba allí, la cual estaba asustada, solo era una niña que tenia que pasar por esto una vez al mes. Todas las lunas llenas las pasaba con su madre, ya que las personas que tienen la licantropía podían controlarse mejor con los animales que con los humanos.

Volviendo a su madre, soltó un aullido tratando de comunicarse con ella pero no reacciono, comenzó a acercarse a Dominic mientras gruñía y sus afilados colmillos se asomaban, aunque siendo licantropa su cuerpo se estiraba y su altura crecía su madre era mucho mas grande y alta que ella, su cuerpo un tanto deformado por la combinación de humano con lobo se hizo pequeño en una esquina, salto asustada y pudo esquivar una mordida que su madre soltó, tratando de defenderse le lanzo un rasguño con sus afiladas y sucias garras a su madre pero ella lo esquivo; la niña empezó a correr asustada a la entrada del granero comenzándola a rasguñarla intentando abrirla pero como, tanto como su madre y padre habían cerrado la puerta con una magia poderosa solo quedaban débil marcas allí, su madre empezó a corretearla tratando de atraparla, de cazarla.

Dominic saltaba varios fardos de heno mientras buscaba desesperada un escondite, todavía no entendía por que su madre quería atacarla, jamás había pasado algo así. Tropezo con uno de los fardos y rodo algunos metros, su madre salto sobre ella y quedo arriba de ella. De la garganta de Dom salían pequeños aullidos lastimeros pero su madre no reacciono ante ello.

Acerco su cara a Dominic y pequeños hilos de baba cayeron sobre la misma, comenzo a desesperarse y  a tratar de lastimarla para alejarla de ella pero el dolor que sintio hizo que esa accion sesara. Todo sucedio en camara lenta.

Las garras de su madre se enterraron en su ojo, se despedazo en entre sus patas y chorros de sangre salieron de el a borbotones, Dominic comenzo a retorcerce del dolor y olvidando por completo su licantropia llevo sus "manos" a su ojo herido, causando que la herida se abra todavía más.

Por debajo de la puerta los bajos rayos del tenue sol empezaron a verse, su madre se alejo de Dominic y se enrollo en una esquina, luego de unos minutos sus huesos deformados comenzaron a moverse, causando un incómodo ruido y formando el verdadero cuerpo de la progenitora.

Ella, al levantar su vista vio como el pequeño cuerpo de su hija de cinco años se retorcía, ya sin ganas, cubriendo con sus pequeñas manos su ojo.

Se acercó aterrada y la alzó, empezó a llamar a gritos a su marido con la voz temblorosa mientras trataba de impedir que la sangre fluya, pero cada vez salía más, y lo poco que se veía de la piel de Dominic, cubierta por la sangre, es que sus labios perdían el color y se ponían casi tan blancos como la nieve.

El padre de la niña llegó y vio la escena aterrado, alzó a su hija y corrieron hacia su vehículo, por suerte para ellos el hospital San Mungo no quedaba lejos de su casa.

Al llegar varios médicos se acercaron preocupados por la escena. Una mujer cubierta de sangre junto a un hombre con una camiseta de pijama también lleno de sangre y una niña en sus brazos, que en uno de sus ojos tenía un río de ese conocido líquido rojo. Para la suerte de la niña los atendieron rápidamente.

Pero de ninguna forma iban a poder salvar el ojo de Dominic, así que ese día, una pequeña niña de cinco años, junto a su madre, compartían un nuevo trauma con un significado que solo ellas y la luna llena vio.

remus lupin, luna compartida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora