VII. AMISTAD

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ㅤEN DOS HORAS SERIA NAVIDAD, y Hogwarts, aunque no estuviera lleno, estaba más vivo que nunca

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ㅤEN DOS HORAS SERIA NAVIDAD, y Hogwarts, aunque no estuviera lleno, estaba más vivo que nunca.

Los elfos habían hecho comida de todo tipo, tanta cantidad que todo el colegio podría repetir diez platos y seguiría sobrando.

Lily Evans había insistido que todas deberían arreglarse en su habitación para aquella noche tan especial; la pelirroja había tomado dos mechones de su cabello, de la parte delantera, y había hecho unas trenzas, para luego atarlas por detrás. Los profesores habían permitido ignorar los uniformes esos días, así que tenía puesto una falda verde, con unos botones en el costado, junto con una camiseta blanca, de cuello alto. Las heladas de esa época no eran muy amables; tuvo que ponerse unas medias largas antes de las botas.

—Estas muy bonita, Lily.—dijo Dominic sentada en la cama, viendo como su amiga modelaba su outfit navideño.

—¡Si! Preciosa.—estuvo de acuerdo Marlene.

Lily se sonrojo por los cumplidos de sus amigas, y con un agradecimiento las animo a arreglarse igual que ella.

Marlene tenía puesta, igual que su amiga, una camiseta de cuello alto, de color rosado, y en la parte de abajo unos pantalones largos blancos, decidió tener una simple trenza a un costado de peinado.

Dominic tenía puesto una camisa blanca, con detalles de encaje en el cuello —le recordaba bastante a los trajes de su abuela pero su madre insistió que le quedaba bien— encima de ella tenía una chaqueta de jean negra, y en las piernas unos pantalones igualmente oscuros. Su madre era quien la peinaba siempre, y en todo ese tiempo que llevaba en Hogwarts solo se cepillaba los nudos que se hacían, así que Lily la ayudo a hacerse un moño, que quedara justo detrás de su cabeza, con unos mechones por delante.

Una vez todas estaban listas, Dom se despidió de las chicas, prometiendo que las encontraria luego en la cena, y partio a encontrarse con sus amigos en la sala común.

Al verlos los saludo con una sonrisa; ellos no se habían arreglado mucho, tan solo habían cambiado el uniforme por ropa más casual.

—¿Le robaste las cortinas a tu abuela?—preguntó James a su amiga dándole un abrazo.

—Muy chistoso, mi mamá lo metió en mi valija, dijo que me quedaba bien.

—Te queda bien, no te preocupes Dominic—la animo Peter.

Dom sonrió por la ternura de su amigo y aparto a James, para abrazar a Peter.

—Muchas gracias, al fin alguien tiene en cuenta mis pobres sentimientos.

Sirius puso los ojos en blanco con una sonrisa, y mientras pasaba un brazo por la espalda de Remus —el cual estaba sonrojado por la presencia de la chica— dijo:

—Pensé que íbamos a pasar navidad en detención.

—¡Yo igual! ¿Cómo es que McGonagall no vio nuestras caras pero si de que casa éramos?

remus lupin, luna compartida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora