Dawn of the survivor

11 1 0
                                    

Los días suelen ser largos, como si fueran pintados en un óleo o como diminutas partículas de polvo ante la luz, pero este día dará inicio a la eternidad y su inmensa carrera en contra de la misma muerte.

La lluvia cae con fuerza desde un cielo plomizo que humedece la tierra y las hojas de los árboles a su caída inexorable, un chico de cabello castaño y enmarañado corría de manera presurosa a través de las calles que apenas se iban formado hacía su casa, cuya inmensidad era comparable con la belleza de aquel chico. Sus rasgos finos lo convertían en uno de los más cotizados muchachos de la región, siendo el dinero lo menos espectacular de sus atributos su sentido del humor junto con su astucia e inteligencia competían por ser el rasgo característico del muchacho.

Wolverhampton, Reino unido a 29 de agosto de 1733:

Corrí de la lluvia hacia la Iglesia del pueblo, la nave mayor se alzaba con su fachada puntiaguda hacia el cielo en un intento de penetrar las planchas de acero que nos cubrían, subí las escaleras rápidamente empujando la puerta. Los vitrales iluminaban de manera sombría el interior de la iglesia, me senté en la banca, un Cristo de fierro se alzaba en el altar — Hijo, que gusto el verte — desvié mi mirada a un lado del atrio de donde salía la imagen de una monja cuya túnica celeste oscuro ensombrecía más el lugar — El gusto es mío, hermana. Buenas lluvias las de finales de Agosto, ¿no le parece? — asintió mientras caminaba hacia mí — Debería irse prontamente a casa, no le dé disgustos a su madre — sonreí de lado mientras se acercaba — Está lloviendo — Sienna quedó frente a mí, sus ojos compasivos me observaban con detenimiento — Hay hijo de Dios, dichosa tu madre por tener un hijo como tú — acarició mi mejilla y en ese instante un rayo de colores iluminó la iglesia — El sol ha salido — sonreí mientras tomaba con cuidado sus manos para besarle el dorso — Lindo día — asintió mientras me entregaba una imagen.

Salí de la iglesia y el cielo comenzaba a abrirse de poco en poco, Wolverhampton es un lugar muy hermoso en verano en donde flores de todo tipo y color dan un brote de vida al pueblo volviendo todo lo que está a su alrededor sofisticado y bello, si me permito mi atrevimiento a decir que más magnífico que los mismos jardines de Versalles en París; los cuales tuve el placer de visitar hace tres veranos cuando el clima es más agradable, en aquella visita tuve la oportunidad de escuchar las piezas de Vivaldi dentro del Gran Salón, recuerdo que nos informaron que aún le harían unas cuantas mejoras a las fachadas y en la ornamenta interior aunque en mi opinión ya están recayendo en lo burdo y lo vulgar. Aquella visita la hice con mis padres, un hombre de influencias y gran inteligencia para los negocios y la política; a donde quiera que él vaya logra mover servidumbre, dinero y crear grandes propiedades y claro mi madre, mujer con una inteligencia equivalente e incluso un poco superior al de mi padre. Su intelecto así como su humanidad le ha dado un lugar merecido en las altas cúpulas de la sociedad.

— ¡Arnold espera! — me volví hacia atrás, era Edur quien venía corriendo — Por Dios Edur ve el desastre que eres — negó mientras llegaba a mi lado — Han encontrado un cuerpo en el bosque, estaba amordazado y atado en un tronco cerca del lago — inhale, trato de analizar que tiene de importante un cuerpo, más allá del asesinato, la saña y la premeditación que impera en la escena — No tiene sangre — fue drenado — Qué enfermo pudo haberlo hecho — me miró, una idea cruzó sus ojos. Ay por Dios — Vampiros, brujos o tal vez... — Edur está enajenado con las historias fantásticas que cuentan los aldeanos y los rumores que corren por los pasillos. Molestos para mi gusto, sin duda alguna — O tal vez una persona que ha perdido la cabeza e incluso alucina o se fue de esta realidad — Sonreí de lado mientras Edur me miraba tratando de convencerme pero sinceramente no creo este tipo de historias, más bien soy incrédulo hasta no tener pruebas fidedignas de estas criaturas.

Desde que tengo memoria he escuchado historias de seres sobrenaturales como las vampiros; seres incomprendidos dentro del mundo Fenn, un mundo que se encuentra oculto ante la vista de todos, bueno eso es lo que dicen los filósofos de Federico II aparte de que lo suelen llamar "una de las brechas dimensionales que compartimos". Lo único con lo que podría hacer una analogía sería con Bifröst, en las tierras nórdicas y salvajes del norte, en fin regresando al canon, son entidades endemoniadas con alas de murciélago, devoradores de energía vital para nosotros, asesinos, velados por la oscuridad la cual es carcomida por el amanecer. Según ellos Edur y el resto de mis compañeros] se pulverizan como el carbón residual de una larga jornada de trabajo, y guardan un gran temor a las especias purificadoras junto con las estacas penetrando su corazón. En estos dos últimos casos lo que provocaría su contacto sería una muerte rápida y segura para estos seres o entidades; también mencionaron las pistas para saber identificar un vampiro las cuales —para mí son escasas— son: piel pálida como la nieve, no salen de día, grandes colmillos, su inmortalidad, gran temor al fuego y al ajo y, transformación de hombre a murciélago, apetito por la sed y por último orbes rojas tal cual rubí al sol.

All We KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora