Stack it Up

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Había un lobo ahuyando estrellas a una luna y Julieta en posición de crucifixión invertida moviéndose como un péndulo — Agradable no crees — miré a quien me estaba hablando, una mujer de suéter rojo con cabello como tipo afro — Juana Barraza, creo que sí tú eres quien me recibe aquí Lucifer de verdad quiere sorprenderme — sonrió — No seas pendejo niño, estoy aquí para evitar que llegues con Luzbel — la miré sobre mi hombro, mi mano ya tenía a Jonas preparado para atacar — Antes de cortarte la garganta y entregarte a... — — A Dahaka, ya sé pero que haga fila que hay otros que quienes quieren mi sangre por su recibidor — y en un ágil movimiento corte de un tajo su cuello — Hijo de perra — cayó de espalda, limpie la sangre de la punta de Jonas antes de ponerlo en mi espalda. Camine hacia atrás y salte al otro lado, tenía cadenas de cobre celestial, de echo todo era de ese material. Mi muñeca vibró con fuerza — No la hubiera matado tan rápido — desvíe mi mirada hacia donde estaba el cuerpo de Juana, ya sabía que si atacaba saldría volando en llamas azules ¿Y si no atacó? Los griegos hacían ofrendas de todo así que... tomé el clavo de cobre el cual creció a un tamaño de un cuchillo y miré la palma de mis manos, bien ¿como dijo Agramón? — ¡Hefesto que tienes un corazón firme, oh robusto, llama infatigable; el de manos vigorosas, eterno obrero y señor de las artes, trabajos y oficios. Ofrezco — corte mis palmas mientras embarrada de sangre en las cadenas — Este tributo de sangre a fin de que tus pristinos obrajes liberen a esta alma — las cadenas comenzaron a hervir así como a aflojarse liberando a Julieta, la tomé con cuidado mientras se deslizaba sobre la cruz de cobre. Obediencia es la clave con los Olímpicos, las cadenas que la sostenían así como la cruz se hicieron diminutas al tamaño de una práctica cadena que fue a mi cuello, un crucifijo, genial — Julieta — la llamé mientras ella seguía inconveniente, toque su carótida, tenía pulso así que está viva.

Dió una bocanada regresando en si, me miró sorprendida y después me dió un puñetazo en mi cara — Maricon infeliz, ¿Por qué tardaste?¿Pasaste a cogerte con Gabriel o a Marcelo o por qué demonios tardaste una eternidad? — me acomode el tabique — Me alegro que no te hayan hecho daño Julieta, ahora vámonos que ya me quiero ir de aquí — me levanté con pesadez, ya era el último piso así que me preparé, con Jonas en mano estaba listo para subir las escaleras — ¿De donde sacaste esa arma?¿Es enserio que estamos en el infierno?¿Por qué prendiste en llamas a Notre Dame? — me detuve a la mitad de las escaleras — Julieta te prometo que cuando salgamos de aquí te contestaré todo lo que quieras pero ahora guarda silencio — me gire y volví a subir las escaleras, escuché como refunfuño molesta.

— Ah no Peter, ahora escúchame a mí — me tomo por el hombro y me giro — Solo tenías que seguir el maldito itinerario pero no, quisiste jugar al niño rebelde y ve en que nos has metido. Me vale madres si este es el infierno, nada de esto estaría pasando si te hubieras quedado con nosotras, carajo pareces un niño — baje el escalón para quedar a su altura — Nadie te pidió que me siguieras, ¿O si? — abrió los ojos — No tienes control de ti, te comportas como un niñato joder. Tenemos que ir detrás de ti las tres evitando que metas los malditos dedos al enchufe porque no eres responsable de ti — trague seco — Entonces deja que meta los dedos al maldito enchufe — rasgo sus ojos — No seas ridículo Peter, deja de decir estupideces y piensa por una maldita vez — exhale apretando a Jonas — Tu no estarías aquí si no me hubieras seguido, no me hubieran internado si tú no hubieras mentido en la casa de campo. Arruinaste mi vida, no podré adoptar porque ahora estoy fichado — negó sonriendo — Por favor, Peter ambos sabemos que estabas mal; lo que hice fue ayudarte y dime ¿Quien actualmente quiere ser padre? De verdad que no entiendes nada, Landon — me palmeo las mejillas — Tu no eres nada sin nosotras y sin Marcelo y muy en el fondo lo sabes — besó mi mejilla y subió las escaleras, cerré los ojos, la tomé de la muñeca — ¡Ey que te pasa!... — — Lo que yo decida a ti no te debe importar ya, una vez que salgamos de aquí si quieres formar parte de mi proyecto adelante pero si no, no me estorbes — — Oh sí no, ¿Que me harás?¿Matarme con esa espada nueva que cargas y darme la razón de que eres un peligro para ti así como para los demás? — sonrió orgullosa — No, solo me iré — la solté mientras la rebasaba.

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