Capítulo 37

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– Nadie podría llegar a hacerte el amor mejor
que yo – dijo Lalisa mientras sonreia sin mostrar sus dientes y me observaba con picardiani – siquiera tu propio novio, estoy segura

– ¿Te consideras la mejor en la cama entonces
como para que nadie más pueda superarte? – enarqué una ceja.

– Pues soy buena, pero no es precisamente por eso que lo digo.

– ¿Entonces por qué?

Al oírla decir eso entré en confusión por unos
segundos, hasta que mi mente viajó hacia la
noche anterior "pues te haré el amor así que
olvidalo" aquello hizo que las palabras que
Lisa acababa de decir cobraran solo un poco de sentido.

– Porque para hacerle el amor a alguien es
necesario ya sabes... sentir algo.

Pude jurar que esto sí lo escuché a la perfección. Senti un cosquilleo en mi estómago, y mi corazón palpitar rítmicamente en ese momento.

– Y pues dudo que Kai sienta... ese algo – continuó Lalisa

Senti mis pies golpear la realidad luego de
ello, debía calmar un poco las mariposas que revoloteaban en mi estómago. Deseaba entonces preguntarle en ese momento si acaso ella sentia ese "algo" a diferencia de Kai.

– ¿Qué es ese algo que Kai no siente?

– No lo sé, no sé explicarlo – dijo dándose la vuelta y encendiendo la cocina.

– Pero ¿Tú sí lo sientes? – pregunté por impulso.

Maldije una y un millón de veces, esa pregunta deberia haberse quedado metida en mi mente. Lisa giró unos grados su cabeza hacia la derecha sin decir nada y pude arrepentirme de mi pregunta en ese momento.

– Un poco

Sonrei de manera inconsciente y luego comencé a preguntarme cuál sería la manera correcta de tomarme esa respuesta, aunque a juzgar por su seco tono de voz solo conseguía llenar mi cabeza de dudas.

•••

– Están listos – dijo colocando un plato con
paqueques frente a mí

– ¡Vaya! – exclamé.

– Espera – tomó la miel vertiendola sobre estos en forma de una tierna cara feliz – si giras tu rostro y entrecierras los ojos es un rostro sonriente – sonrió

– Que linda – dije correspondiendo a su sonrisa

– gracias

Dí un bocado a sus panqueques y estaban
deliciosos, tenía que admitirlo.

– ¿Qué tal? – preguntó sentándose frente a mi.

– Están muy ricos.

– Gracias – sonrió – aunque cocinar no es uno de mis mayores talentos.

– Pues la verdad cocinas muy bien, incluso
mejor de lo que yo cocino.

– No lo creo, esto solo hago para impresionarte.

– Pues lo has conseguido – sonrei.

Luego de acabar el desayuno, fuimos hacia el
living para ver una película, se habían hecho las 12 pm y durante ese rato no hubieron preguntas incómodas de su parte ni nada de ese estilo.

– ¿Te gustó la película?

– Sinceramente sólo la vi porque el
protagonista era lindo, de verdad si viera a ese hombre en la vida real me pegaría un cartel en la frente que diga "Hazme tuya, por favor" –  rei mientras me levantaba del sofá y ella me perseguia con su mirada.

– Vaya vaya que sorpresa – dijo riendo mientras se levantaba – ¿A donde vas? – preguntó caminando detrás de mí.

– Subiré a alistarme, no puedo estar aquí todo el dia.

Lisa encorvó sus labios, quedándose unos segundos sin hacer nada y luego caminó detrás de mí hasta llegar a su habitación, ahí dentro no hacía más que observarme sin decir nada.

– ¿Que ocurre? – pregunté buscando mi pantalón ya dentro de la habitación.

– ¿No crees que es muy pronto para que te
vayas? – preguntó caminando hacia mí

– Pues – me volteé para quedar de frente hacia ella – es temprano, pero quedé en verme con Nayeon en mi departamento y...

Lalisa tomó delicadamente mi mano, mientras me observaba atenta a lo que le decía, y daba pasos hacia mí, eso me hizo perder por completo el hilo de lo que estaba hablando.

Había algo en ella que conseguia atraparme, algo con lo que ni siquiera Kai podía contar, es que sus ojos me observaban de manera tan profunda, que si me dedicaba más a detallarlos podia incluso saber que pasaba por su mente, con tan solo mirar aquellos ojos tan expresivos.

Su mano se sostenía a la mía tratando de impedir que me alejara de ella, sabía que si abria la boca para seguir hablando tartamudearia como una tonta; y si, soy
débil...Al menos débil ante ella.

Me quedé en total silencio, permitiéndole
acercarse más hacia míy sin más que decir, así de la nada, la tenía a tan solo centímetros.

– Aún así debo irme – dije.

– Solo busco un pretexto para tenerte aqui
unos minutos más – llevó sus manos hacia mi
cintura.

– Buen pretexto – sonreí pasando mis manos por su cuello.

Correspondió a mi sonrisa y dirigió sus labios hacia los míos. Mientras mis ojos se cerraban por sí solos al besarla y su mano acariciaba mi mejilla, sentia el mundo detenerse, podia incluso escuchar los latidos acelerados de mi corazón y me preguntaba qué clase de amigas éramos ahora... o si seguíamos siendo solo amigas.

My Sex Instructor (Jenlisa G!P) [Corrigiendo Errores]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora