Por si acaso aviso que el relato anterior no cuenta para la historia principal, si pasó o no ya lo dejo a cuenta de cada uno ;)
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Lágrimas de hielo pendían de las rocas hacia abajo como colmillos de las fauces de una gran bestia. La sal cristalizada refulgía como polvo diamantino.
Las indómitas olas, sus crestas espumosas, los corales y seres acuáticos que se deslizaban entre los hilos de agua salada quedaron también congelados tras sentir la esencia del elemental. Evanth se alejó unos pasos de su interlocutor sin alterar lo más mínimo su semblante.
—No digas esas cosas, Haziel —alegó con un impersonal tono de voz.
—Pero sabes que tengo razón. Alguien como yo no puede liberar su verdadera esencia, quizás porque ni siquiera tengo una.
—¡Claro! Tú siempre tienes que llevar la razón. Eres el mejor de todos, no sé como puedes tener miedo.
Al decir aquello ambos se acordaron de Nathanael. En el momento de recibir la noticia el corazón de Evanth se afligió por dentro pues el chico le gustaba, pero había comprendido que aquellas emociones eran absurdas y sólo servían para debilitar su poder. Ahora ya no sentía nada más que indiferencia, pues ella y Haziel estaban bien.
—Valiente idiota —masculló Haziel entre dientes—. Tendría que haberlo matado en su momento y absorber su esencia.
—Entonces sí que habrías tenido problemas. No necesitas hacer esas cosas, además no quieres.
—No se trata de querer, sino de lo que soy. Van a ejecutar a Gabriel por algo que posiblemente haya hecho yo.
—¡Encontraron a Gabriel devorando el cuerpo de Jofiel!
—Pero les he escuchado hablar que le van a juzgar y van a culparle también de todas las demás desapariciones.
Evanth le miraba tratando de comprender por qué se torturaba tanto. Lo que le gustaba precisamente de él era su seguridad en sí mismo y verlo así la incomodaba. Haziel terminó de batir sus dudas interiores y dejó escapar un suspiro, accediendo a contárselo.
—La noche que os atacaron a Ancel y a ti… —Evanth abrió súbitamente los párpados
— Sí, sé lo de tu pseudo cita con ése.
—No tienes nada que reprocharme. Tú te la pasas hablando de Amara y de lo bonitas que son las humanas.
—Si lo que pretendías era ponerme celoso elegiste al tipo equivocado.
—¡Yo no soy tan tonta como esas niñas mortales! —Una de las estacas de hielo crujió y estalló en pequeños pedazos cortantes—. Yo no tengo esos sentimientos tan… humanos y patéticos. Simplemente siento admiración por ti.
Haziel sabía que eso no era del todo cierto, la muerte de Nathan la había apenado y la había sentido palpitando y caliente bajo él. La conocía demasiado bien como para saber que cuando adoptaba la rígida postura de un témpano de hielo no había nada que hacer por lo que prosiguió hablando:
—Creo que el que os atacó fui yo —confesó adoptando un tono serio.
—He estado pensando sobre eso y he llegado a la conclusión de que Ancel tenía razón, Gabriel estaba con nosotros.
El chico negó con la cabeza.
—No recuerdo absolutamente nada de esa noche, Evanth. A veces me pasa…que pierdo el conocimiento y cuando lo recupero mis ropas están hechas trizas. ¡Quizás Gabriel sea como yo!
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Dolce Inferno
FantasyEl encargado de entrenar este siglo a los ángeles novatos es Gabriel, un joven que ostenta el título de arcángel pero se niega a aceptarlo. En un mundo donde todos se pelean por el akasha, el material más valioso de todos, tendrán que descubrir la i...